El comienzo
El creador de todo formó un mundo con diferentes especies y lo llamó Elbita, donde reinaba la paz. Cada especie vivía en tribus independientes, unas colaboraban con las otras y el bien prevalecía. No existía maldad, no había guerras, todo marchaba como su creador lo pensó. Cada especie tenía un don especial y único, por esto vivían de forma integral, unas con otras se ayudaban entre sí.
La naturaleza era hermosa, los animales y aves no le temían a los hombres y los hombres compartían con ellas. Habían bestias salvajes de diferentes formas, como los Preor, que eran parecidos a perros, pero tenían el poder de ser muy rápidos y la habilidad de saltar a distancias increíbles, sus dientes eran fuertes y brotaban energía como de truenos de su boca; entre otras criaturas semejantes. En el agua, en las montañas, en la nieve, en los volcanes, por doquier aparecían criaturas con diferentes formas y poderes.
Existía una especie llamada los Gondrar, éstos volaban, hablaban y escuchaban a kilómetros, poseían visión nocturna, tenían un gran poder en su boca; desde sus gargantas se producía una gran bola de energía muy poderosa que estallaba luego de ser lanzada y tener contacto con algo, destruyendo todo a su paso. Aparte de este gran poder de los gondrar, éstos tenían una capa como de titanio impenetrable que cubría todo su cuerpo, mucha energía como de trueno salía de ellos. Su fuente de alimentación eran los fuertes truenos, pero esta criatura eran tan poderosa que provocaba los truenos para sustentar su propia fuente de poder. Tenían pies y manos y parecían hombres pero no lo eran, no tenían mucho contacto con los hombres por causa de su poder. Esta especie era escasa en cantidad y se reproducía uno cada 100 años. Sus alas se incrustaban en sus espaldas y tenían rostro amenazante, oídos grandes, ojos pequeños, no tenían pelo ni cejas como los hombres.
Todo era normal, la lluvia caía, el sol salía, la noche era hermosa.
Un día Yahael, dios poderoso que le da estabilidad a los mundos y quien creó todo lo existente, envió a uno de sus hijos, Zaladiel, a supervisar el planeta Elbita. Cada cierto tiempo era enviado a esta misma misión y daba informes a Yahael. Pero un día, se llenó de celo y envidia por ver la perfección de lo creado y cómo cada tribu reinaba en Elbita. Entonces, trató de persuadir al líder de los golitas, con palabras de grandeza y superioridad, dijo al rey de los golitas, el cual se llama Goltan,
-«Goltan, ¿por qué vives como si fueras un sirviente pudiendo ser rey de todas las demás tribus? Ustedes son los más fuertes y poderosos.»-
Esto lo dijo porque los golitas eran gigantes y fuertes, podían levantar hasta una tonelada con su gran fuerza, su piel resistía el fuego y el frío, y viven en cuevas como animales.
-«Sin embargo, los hombres son débiles y carecen de fuerzas, no así ustedes. Ellos tienen los mejores edificios, son ricos, comen y desperdician, viven como reyes y ustedes como mendigos.»-
Se hizo un gran silencio en Goltan. Luego de esto, Zaladiel se fue de su presencia y se despidió diciéndole.
-«Espero respuesta en mi próxima visita.»-
Al pasar el tiempo, Goltan se reúne con los jefes de cada casa y les cuenta lo sucedido, ante esto muchos están de acuerdo pero otros no. Unos decían -«Debemos ser superiores a los hombres-«, y otros decían,
-«Estamos bien de esta forma, debemos respetar el orden establecido por Yahael.»-
En esta reunión no hubo ningún acuerdo, pero ya el mal arreciaba en las mentes de ellos.
Los golitas fueron como de costumbre a la tierra de los humanos a hacer su trueque mensual, y al ver como vivían los hombres, la semilla del mal fue creciendo en ellos. Los golitas tenían en su tierra un material parecido al titanio que se llamaba el ulbi, el cual era utilizado para construir muchas cosas en ese entonces, ya que resultaba ser un material muy resistente. Los humanos eran dotados de ciencia y ese era su don, por esto su ciudad era diferente a la de las demás tribus.
Un detalle no antes mencionado, es que aún no había armas en ninguna tribu, sólo existían herramientas para las diferentes actividades.
Cuando los golitas regresaron a su tierra inmediatamente convocaron a otra reunión, pero ahora si hubo un acuerdo entre ellos.
Los humanos tenían un vidente a quien se le mostraba el futuro. Éste, llamado Kilatás, tuvo una visión en que una voz le dicía -«El mal se acerca.»- El vidente despertó asustado y nervioso, sus rodillas temblaban porque sintió algo que nunca había sentido, y a esto le llamó miedo.
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