El vendedor de Almuerzos

EL VENDEDOR DE ALMUERZOS.

(Vil Franja.)

En mis recorridos como camionero por incontables lugares, uno se encuentra con personajes típicos de cada zona, y cada uno tiene una historia particular que contar, desde el personaje mas humilde hasta el mas rico, y dentro de estas historias la que más llamó mi atención, es la que le comento a mi nuevo compañero y amigo Isidro, luego de una excelente comida en el restaurant de Lupita y una corrida de cervezas.

-Se ha hecho corta la tarde, Jorgito, pero, sigamos disfrutando de este gran almuerzo que nos da tiempo de conocernos y hablar un poco de mis historias y las tuyas, al final el jefe no debe llegar aun al taller para presentarte.

-Tiene razón, no hay apuro sigamos conversando de lo humano y lo divino.

-Cuéntame otra historia, mira que quedé fascinado con la historia del inigualable Don segundo.

-Bueno alrededor de este exquisito almuerzo te contare otra, que tiene que ver con un joven vendedor de almuerzo que recorría las calles vendiendo todo tipo de arroz, fideos o puré de papas, para alimentar a los vendedores que se estacionaban en las calles, el hacia su trabajo con alegría y lo disfrutaba, y muchos de esos vendedores lo miraban con desprecio sin saber que debajo de esa cara de idiota, como decían ellos, se encontraba un gran escritor.

-La gente en su ignorancia se deja llevar por lo que creen ver y no valoran por su capacidad al resto -Puso cara de tristeza y luego la cambio y dijo-Así es que escuchare atento tu historia mientras almorzamos y disfrutamos estas cervezas.

– Bueno amigo, te voy a contar algo que te gustara mucho.

En uno de mis viajes a Alimapu, debía realizar una entrega de mercadería en varios supermercados y tiendas de abarrotes, y no podía dejar solo mi camión, pues, andaban dos bandidos que se especializaban en meterse a robar a los carros de los camiones en movimiento o cuando su conductor se tomaba un tiempo para almorzar en el mercado. Lo que lograban robar, se las entregaban a Claudio, que era un señor bajo, moreno, crespo, que tenía como fachada un puesto de venta de conejos, que descueraba en la misma calle y con los cueros sobrantes tapaba los robos de esos dos bandidos. Aquel día era muy tarde y durante mi largo viaje no había comido nada y no tenia a quien dejar cuidando mi camión y de pronto de la nada escuché a una persona gritando ¡almuerzos, almuerzos!, en forma continua, que mejor idea que te lleven tu comida a tu lugar de trabajo en vez de salir en busca de ella. Así es que con un fuerte grito le llamé y pregunté:

-Buenas tardes Amigo, ¿qué tiene de almuerzo?

-Tengo arroz o fideos o puré o papas cocidas con mayonesa.

-Pero, supongo ¿Qué eso no viene solo?

-Depende de lo que mas le guste le digo que acompañamiento viene.

– ¿Con arroz que traes?

-Se agacho busco en sus dos bolsos con colación -Arroz con papas fritas con pollo asado y ensalada surtida. Lo mismo, pero con pulpa o carne de vacuno al jugo o costillar de cerdo rebozado-Todo me lo iba nombrando bastante rápido mientras miraba sus bandejas de almuerzo marcadas con el contenido para no confundirse. -Levantó su cabeza y me consultó- ¿Qué va a querer?

-Me lo dijiste muy rápido, solo entendí lo de papas fritas con arroz ¿Puedes repetir más lento?

-Bueno, se lo digo nuevamente mas lento. Arroz con todo lo antes mencionado con Costillar de cerdo rebozado o pulpa de cerdo o carne al jugo o la pierna entera de pollo asada. ¿Me entendió?

-Mira, quiero uno de cada uno, para probar tus almuerzos, pues, debo quedarme cinco días haciendo entrega de mercadería para los supermercados de la ciudad.

-Bueno señor, muchas gracias, pensé que ya no vendía. A las tres de la tarde es difícil venderlos, ya que, hay mucha competencia, pues, ha llegado mucho extranjero y como no encuentran trabajo se han dedicado a vender en la calle muchas cosas, entre ellas almuerzos.

– ¿Cuantos vendes diarios? -pregunté en tanto me entregaba su comida, por la cabina del camión.

-Ahora vendo treinta y cinco y antes de que llegara tanta competencia vendía cincuenta. Este trabajo lo tomo con pasión, porque, me da tiempo de hacer lo que más me gusta que es escribir, aunque con tanta competencia se me hace más difícil comprar los materiales para mostrar mis trabajos.

-Que complicado. ¿Pero, tus clientes valoran eso?

-No lo hacen. Muchos te miran como alguien inferior, porque ganan más dinero o quieren mucha comida por poco precio, prácticamente quieren caviar en sus almuerzos, como hay mucha competencia, se hacen los difíciles para comprar, por eso algunos de ellos llegan a fijar el precio del almuerzo, sin saber cuánto trabajo, hay en cada uno de ellos.

-Te creo, en muchos lugares está pasando lo mismo-Lo miré desde la cabina del camión-Además la gente no valora a las personas por su inteligencia, sino, por el dinero que ganan. -Le pregunté con curiosidad- ¿Y le has comentado que te gusta escribir?

-Si, cometí el error de hacerlo.

– ¿Por qué el error? Si es lo que te gusta.

-Pensando en eso mismo se los conté y sirvió solo para burlas y vez que trato de entablar una conversación normal o les pregunto por algún hecho de historia, me miran como bicho raro y me dejan hablando solo.

-No se me habría ocurrido que pasara eso. ¿Y qué has hecho?

-Hablar como ellos y no contarles nada personal, ellos no valoran el arte, están metidos en sus negocios y si algo como la pintura, la escritura, no les da ganancias, simplemente no les interesa.

-Tienen razón, ahora a la mayoría solo le interesa su metro cuadrado. -Apagué el radio de camión, para escucharlo mejor – ¿Y de qué escribes?

-Busco historias de la ciudad, las investigo en la biblioteca y las escribo, para que la gente que no sepa de su ciudad, aprenda algo nuevo. Tengo muchos cuadernos chicos en blancos, y sacó las hojas del medio y comienzo a escribir a mano en forma horizontal mis cuentos, hay veces que he llegado a cuarenta páginas de cuaderno, escritas por ambos lados.

– Y no se te ha ocurrido pasar esos manuscritos en máquina de escribir.

– Si, estoy juntando dinero para eso, pues, cobran mucho por cada hoja, y equivale a un mes de mis ventas y mi trabajo, y no me puedo detener, si pago por pasar mis escritos a máquina, me quedo sin dinero para comprar la mercadería que necesito a diario, para poder hacerlo debo ahorrar un poco de dinero, cada día de trabajo.

-Lo importante es que estas haciendo lo que te gusta.

-Eso es verdad señor, todos los días que puedo voy a alguna librería y busco un escritorio y sino no puedo visitar una, visualizo en mi mente que estoy sentado en ese escritorio firmado muchos libros de mi autoría, a mis lectores. Y eso lo hago a diario, sin pausar.

– ¿Y qué piensas hacer a futuro si no lo logras?

-El futuro es hoy señor, no tengo tiempo de pensar que no va a suceder, por mucho que mi entorno no me entienda, yo se que lo voy a lograr, es más, cuando puedo voy a lugares donde concurren varios extranjeros y converso con ellos, para saber sus historias y les pido que me hablen de sus ciudades.

– ¿No tienes miedo que alguien tome tus manuscritos y se haga pasar por su autor?

-No señor, si lo pensara así, es mejor que no escriba más. -Hizo una pausa, levanto su voz, para que lo escuchara-Lo que pasa es que vez que escribo me siento como un ave en libertad.

– ¿Y qué ganas con escribir? Si no ganas dinero.

-Lo mismo le preguntaría a usted, para que juega futbol sino va a ser un profesional. Cuando uno hace lo que le gusta no se preocupa por el tiempo o el dinero. Es tanto el agrado que se siente que las preocupaciones, el cansancio o la frustración, simplemente desaparecen.

-Es verdad, hijo. Cuando puedo bajarme de este camión lo primero que voy a hacer, es jugar al futbol. ¿Cómo supiste que me gustaba?

-Fácil, por todas las banderas de los equipos que tiene pegadas en su camión.

– ¡Deberás tienes razón, no hay que ser brujo! -Lo miré fijamente, pues, me estaba simpatizando y le pregunté- ¿y en tu familia alguien te apoya? – Me propuse abrir un almuerzo para probarlo.

-No, vez que les muestro mis escritos me dicen que después los van leer y lo dejan a un lado.

-Pero, ¿alguien te apoya?

-Si le cuento algo, ¿promete no burlarse como el resto?

-Te lo prometo.

– ¿Usted cree en que la gente del más allá te acompañe? -Bajó un poco su tono de voz-Porque cuando les pregunto a mis conocidos me tildan de loco y que hablo tonteras.

-Si supieras hijo, cuantas almas vagabundas he visto en mis recorridos y que en muchas ocasiones se me aparece mi amada abuela. Sobre todo, cuando manejo largas horas sin detenerme en la noche, ella se aparece y de inmediato busco una berma para echarme a dormir. Me he salvado de muchos accidentes con su aparición.

-A mí me pasa lo mismo señor.-Sobó las palmas de sus manos producto del frio-Vez que estoy desilusionado, triste, me pongo a dormir y en cosas de segundos siento que me abraza mi mamá, como cuando estaba chico, lo hace tan fuerte que siento su calor, y sus caricias en mi pelo, y siento que me dice con gestos que siga adelante que voy a conseguirlo, que no eche pie a atrás.-En un instante sollozó, producto de los recuerdos, pero se repuso y dijo- Otras veces me he soñado mojado entero después de una larga lluvia y que ella me espera con una toalla seca, como en mi época escolar, me seca mi cabeza y mi cuerpo, y me vuelve a decir que después de una buena mojada, viene la paz, la alegría, que la clave es el amor, mientras mas frecuencia de amor le envié al universo eso me va a regresar. Que todo lo que uno hace, de la misma forma se regresa.

-Tienes razón, me pasó una vez en una bencinera que un joven me dio diez mil de más, en el vuelto y dude si entregárselo o no, el asunto es que no lo hice y me fui, semanas después, a miles de kilómetros de allí, se me perdieron treinta mil, de allí prometí devolver lo que no fuera mío.

-A mí me paso lo contrario, un día que fui a comprar a un supermercado, escuché que me llamaban por parlantes y pensé que era una broma, fue tanto la insistencia que recurrí al lugar del llamado y había un señor que me preguntó mi nombre y le dije yo soy, sacó de su bolsillo, mi billetera y me la entrego. Se me había caído en la sección de las carnes. Le pedí que me esperara para darle un presente. Él no acepto y me pidió que contara el dinero, no accedí, pues, era una falta de respeto. El, se retiró rápidamente y me dijo que era obligación entregar lo que no fuera nuestro a su dueño, pues, la vida es un circulo, que regresa a su punto de partida.

-Tiene razón ese señor, joven. Todo lo que pensamos o hacemos sea bueno o malo, se convierte en creación, y si creemos que algo bueno o malo va a suceder, inconscientemente lo creamos en nuestra mente, porque, creer en algo es crear.

-Así es señor-Miró su reloj y dijo-Me tengo que ir me queda mucho por hacer.

-Te molestaría si te acompañara a un lugar donde pasen tus manuscritos a máquina de escribir, yo lo pago o lo cambiamos por comida, para la tarde y noche, para mí y los ayudantes, que por supuesto, tengo que buscar durante estos días.

-Se le iluminaron sus ojos-Seria ideal, así podría ir a entregar mis escritos a los extranjeros que visiten la ciudad.

-Lo vamos a hacer así, con el dinero de los almuerzos de estos días, pago por tres escritos a máquina y yo te regalo las fotocopias para diez libros más, ¿Qué te parece’?

– ¿Por qué lo hace si apenas me conoce?

-Tú también apenas me conoces, y me contaste tus cosas personales, que me hicieron recordar mi juventud, además tu me vas a traer almuerzos, sin saber si yo te voy a cumplir, porque, vamos a ir al lugar y voy hacer la petición, que se debe pagar luego de terminada, podría irme y no pagarte nada.

-Pero, no creo que lo haga, pues, usted cree mucho en que uno atrae las cosas buenas o malas, según sus acciones.

Así se sucedieron los días y llegaron mis cinco almuerzos diarios día y noche y yo le cumplí al vendedor de almuerzos, dejándole el dinero para que pagara los escritos. Luego debí seguir viajando y regresé a los 8 meses después, pero, ese regreso seria con novedades.

06-06-2018

Me estacione en el sector de los almendros donde sabía que debía pasar, y pregunté por él a varias personas y me confirmaron que él, sagradamente seguía su ruta a diario, así es que le deje dicho que pasara con sus almuerzos. A medio día llegó puntualmente al lugar, pero, esta vez decidí bajarme del camión para hablarle. Al llegar se veía con su cara rebosante lleno de felicidad.

-Hola don Jorge, me dijeron que me estaba buscando. ¿Cómo ha estado usted?

-Bien muchacho, han pasado casi ocho meses y te ubiqué porque me gustaron tus almuerzos. Y además quería saber como te ha ido con los libros que dejamos pagados el viaje anterior.

-Me ha ido muy bien, imagínese que me puse a entregar a cada extranjero que veía y que me entendiera. Y les preguntaba, si sabían leer en español, si era afirmativa su respuesta, les regalaba mi libro con cualquier pretexto.

– ¿Y no te salía mejor prestárselo a gente de la ciudad?

-Lo hice y en muchas ocasiones los escritos a maquinas, los usaban para envolver su mercadería.

– ¿Y dónde viste eso, muchacho?

-Lo vi hacer a una chica llamaba Leslie que dijo que le fascinaba leer, al parecer era sólo para envanecerse con el resto de los comerciantes que vendían a su lado. Y ves que me acercaba a ella, le comentaba en voz baja a sus compañeros ¡Ahí viene el cara de imbécil!

-Qué triste es que no te sepan valorar.

-Pero, eso me tiene sin cuidado, lo que me tiene más feliz es que en los diarios de la región están ofreciendo cerca de un millón, a quien ubiqué al autor de un libro que le entregaron a un dueño de una editorial de Europa, dice que necesita ubicarlo para seguir publicando ese fantástico libro, pues, pudo editar solo dos mil copias allá, pues, según las leyes de ellos, se necesita la autorización del autor para editar más libros.

– ¿Qué interesante? Y se ha sabido algo de ese misterioso escritor.

-No se ha sabido nada de él y no creo que se sepa, ¡aún! -Me comentó al oído.

– ¿Por qué?

-Porque ese libro es el que todos en esta ciudad han despreciado, siendo que habla de las historias de sus ciudadanos y a la vez rescata hechos del pasado de ella.

-Se me pararon los pelos del cuerpo- ¿En serio es tu libro? No lo puedo creer, sin querer te ayude.

-Si. Lo que paso fue cuando usted se fue, me dejo el dinero para pagar y yo le pregunte a la niña cuanto le faltaba. Y me dijo que no lo había ni empezado, le pedí que hiciera una copia sencilla, de las tres copias que dejo pagadas.

– ¿Y qué hiciste con esa copia sencilla escrita a máquina?

-Al ver los escritos más claros y entendibles, me pude dar cuenta de mis errores de redacción, pues, a veces ni yo me entiendo mi letra, lo leí mas de veinte veces y lo comenzó a corregir lo mas que pude y luego le solicité a la muchacha que escribiera nuevamente solo las hojas corregidas y escribiera una sola copia definitiva, no las tres que usted dejo pagadas, y que con todo el dinero que me quedó, saque más fotocopias. Aparte de las de diez ejemplares fotocopiados cancelados por usted, luego de terminado todo ese proceso, comenzó a distribuirlo a todo aquel que demostrara interés o viniera de paso.

– ¿Y recuerdas al señor que te está buscando?

-No lo recuerdo para nada, ni siquiera se como es. Solo sé que edito el libro y fue furor y se vendió en menos de dos semanas la primera edición. Y que es una persona honrada, pues, él podría haberlo hecho pasar como de su autoría y no lo hizo.

-Es increíble en el otro lado del mundo eres un genio de la escritura y acá en tu ciudad no te tomen en cuenta, supiera esta gente frente a quien se encuentran.

-Es mejor dejarlos así, aunque todos comentan de ese escritor fantasma y que quieren la recompensa por ubicarlo. Por mi parte le voy a escribir al señor pidiéndole la reserva de identidad. Y a su debido tiempo saldré a la luz, por ahora prefiero seguir vendiendo almuerzos, pues, de lo que ellos conversan sacó mis cuentos, si supieran de esa fama no actuarían normal y no podría recopilar esas historias que tanto gustan al otro lado del mundo.

-Tienes razón, no lo había visto así, me había enceguecido solo por el dinero que ibas a ganar.

-Si, Don Jorge, es mejor dejarlo así, por un buen tiempo.

-Sabes yo conocí a un amigo camionero que ayudo a un pintor pobre, y el le tendió la mano cuando vivió en Ecuador, por el pintor nadie daba un peso, hasta que se hizo famoso y ahora es uno de los pintores más famosos del Ecuador. Me sucede a mi contigo, me alegra por ti, que no dejaste de perseverar y siempre estuviste con tu objetivo claro desde el principio.

-Es más, pensando en que me iba apoyar, busque consejos con un escritor llamado Oscar Farías, más conocido como la ardilla y me dijo que estaba loco, si me quería dar a conocer así, que era una idea muy quijotesca.

-Es que nadie, valora a la gente hasta que están en la cúspide o toman cierta fama. Hay recién hacen buenos comentarios y dicen:” Yo siempre supe que iba a triunfar”.

-Lamentablemente es así. Le agradezco su ayuda y motivación desinteresada. Ese era el momento preciso para la entregar el libro. Sin su aparición, no lo hubiese podía hacer por falta de dinero.

-Bueno, vamos a los que nos convoca. Dame los almuerzos que me trajiste y a la tarde te invito a comer un buen sándwich con una taza de chocolate con leche.

-Muchas gracias, señor. Cuando yo esté bien económicamente lo invitare a un buen restaurant. Mientras no me contacte con el señor de la editorial y lo ubique, seguiré trabajando como siempre y si puedo mantenerme en el anonimato, mucho mejor.

-Así es muchacho, cuídate y nos vemos a la tarde.

Así pasamos una tarde conversando y recorriendo los lugares de la ciudad que tenían historias, desconocidas o borradas por el tiempo para el común de sus ciudadanos o turistas. Era increíble como conocía historias de su ciudad, historias que jamás había escuchado, habiendo visitando tanto tiempo el lugar. Al otro día le iba preguntando a la gente si sabía que había pasado en tal lugar, nadie tenia la menor idea, desde gerentes de tiendas hasta peonetas de mercado. Y eso que recorrí la ciudad con entregas de mercadería de lado a lado, de esquina a esquina, y como siempre sagradamente llegaban los almuerzos, con una sonrisa, una mirada a los ojos y unas muy buenas tardes, costumbre que se ha ido perdiendo con el tiempo.

A medida que recorría, varias ciudades, me había interesado, como nunca, visitar las librerías para preguntar por el libro de mi amigo, allí estaba con pocos ejemplares o simplemente estaba agotado, sentía un orgullo máximo saber que yo había aportado un pequeño grano de arena en ello y que las apariencias engañan, por el simple hecho de como viste la gente o lo que hace, debe ser porque todos andan acelerados y no tienen el tiempo de conversar y compartir como lo hacían nuestros padres, nuestros abuelos, quienes conocían a todo el barrio por su nombre, gustos o sueños, o cuando iban a las plazas se daban el tiempo de sentarse a conversar con los otros viejitos que iban a ese lugar a escuchar y a ser escuchados.

El Tiempo me hizo volver allí y ubicar nuevamente a mi amigo, quien seguía en lo mismo.

-Apenas apareció, me baje del camión y lo abrace-Hola, ¿cómo estás, has tenido novedades?

-Si y muchas, para la otra semana tengo que viajar a Europa por dos semanas a presentar mi libro.

-Eso quiere decir ¿Qué vas a dejar de vender almuerzos?

– ¡No¡, le he avisado a todos que va a venir en mi reemplazo otra señora, que contrate con los derechos de autor, ella va a seguir entregando los almuerzos.

– ¿Y para qué? Si ya estas asegurado económicamente.

-Es lo que me dio para comenzar y ellos, quieran o no quieran reconocer, si yo no aparezco no almuerzan, porque, en un restaurant deben pagar tres veces, lo que me pagan a mí. Y por muy bien que este ahora, no los voy a dejar sin almuerzo, además la señora necesita trabajo, talvez cuando ella domine todo el negocio y conozca a cada uno de ellos, le dejare el negocio a ella y lo dejare de hacer, por ahora lo invito a almorzar como le prometí, además que no sabía que venía y vendí todos mis almuerzos.

-Esta bien, te acepto la invitación-Me despedí de mano-Por culpa tuya ahora soy un adicto a las librerías y los libros de historias, es increíble como la gente abre los ojos, cuando les cuentas historias de su país o ciudad y ellos que llevan toda una vida allí, ni quiera saben. Al tener conocimiento uno se siente orgulloso de ello, muchas gracias por mostrarme un mundo que consideraba aburrido, sin gracia y de gente hablando en un lenguaje raro con grandes lentes encerrados en una biblioteca. Me di cuenta que es mas de entretenido de lo que muchos piensan.

-Así es, el tiempo en las personas, los hace cambiar y tomarle valor al conocimiento, cuando uno es joven solo busca divertirse y pasarla bien, luego va explorando distintas situaciones y se queda con la que más le apasiona.

-Es verdad, uno nunca deja de aprender, ni siquiera cuando vas entrando derecho al cajón.

-Usted, siempre haga las cosas con pasión, con amor, aquellas que lo motivan a sentirse bien y que le ayudan a salir adelante de sus problemas. No se concentre tanto en las cosas malas, porque, no podrá darse cuenta de las cosas buenas que le suceden. Y las cosas que usted considera que son malas se le repetirán una y otra vez, sin ninguna explicación. Tal vez no tengamos para pagar una deuda o para darle de todo a nuestros hijos. Pero, podemos caminar, ver, oír, tener salud, brazos, piernas, otros con millones de dólares ¡Que no darían por poder hacerlo!

-Tienes mucha razón, muchacho-Me despedí de mano-Bueno nos vemos a la tarde.

Y así pasamos una nueva tarde entretenida y divertida, y sagradamente llegaban mis almuerzos, solo que mi amigo, iba acompañado de una señora, que iba presentándole a todos sus clientes para que se fueran acostumbrando.Viajo a Europa, su estadía no fue de dos semanas, sino, de meses. En donde conoció gente, y se dedicó a hablar y saber de ellos, pues, conversando y escuchando sus historias, las podría para volver a escribir.

Durante toda el relato, Isidro estuvo mudo, hasta fascinado, así que tuve que interrumpirlo.

– ¿Qué te pareció esta historia de vida, Isidro?

-He quedado helado con tus historias. En especial esta me hincha el corazón, me emociona. Y a la vez me entristece el saber que muy pocos en las cosas sencillas encuentran la verdadera felicidad. -Me miró y muy emocionado dijo- ¡De verdad me dejo sin palabras!

-Para mi amigo, lo que aprendí de él, fue que debemos hacer lo que nos gusté sin pensar en el que dirán, porque, cada uno es dueño de su felicidad, de sus alegrías, por mucho que queramos ayudar, si alguien no desea ser feliz, no podemos hacer mucho por esa persona.

– Y pensar que esa persona que muchos miraban en menos te dio una buena lección de vida.

-Amigo, la vida es tan sencilla, que nadie pensaría que esa persona humilde y simple, en Europa es un brillante escritor y en el lugar que lo vio nacer ¡sigue siendo un simple vendedor de almuerzos!

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