Después de un día de trabajo en la oficina, llegar a tu casa y continuar con el otro empleo, el de mamá, (ese que no es remunerado pero que deja muchas mas satisfacciones, aunque también mas dudas de si lo estas haciendo bien) nos hace desear que el día tenga mas horas para todo lo que falta por hacer pero al mismo tiempo anhelamos que el tiempo corra y que el momento sea propicio.

La ansiedad en la boca del estómago parece crecer al escuchar el borbotear de la cafetera y el aroma lo envuelve todo invitándonos a relajarnos. Todo está bien. Lo lograste. Las tareas están hechas, el uniforme para el día siguiente planchado, los zapatos lustrados, las loncheras listas…y el momento de relax llega al servir el liquido humeante.

En mi familia el café es un artículo de primera necesidad. Ha sido el acompañante perfecto de múltiples conversaciones de los mas variados temas. El sentarse «en mesa redonda» a conversar con una taza de café por delante era el cierre perfecto para un día ajetreado. Se hablaba de todo y una serie de preguntas iniciaban el intercambio de experiencias. El «Cómo te fué», «Supiste lo que pasó» o «Encontraste lo que te pedí», propiciaban los momentos que en algunas ocasiones no terminaban muy bien, pues podían iniciar discusiones o hasta pleitos entre tres, cuatro o cinco personas, con los mas variados caracteres, pero era también la oportunidad de compartir sueños, deseos, planes y recuerdos.

Hoy, extraño esas reuniones. Ya no hay preguntas, ya no hay intercambio de experiencias, ya no hay «mesas redondas». Sólo una taza de café solitaria descansa en la mesa frente a mí.

La vida, la muerte, la formación de otras familias, el correr tras los sueños individuales y hasta los dispositivos electrónicos y el internet, nos han arrebatado tazas que ya no humean mas.

La necesidad de compartir pensamientos, planes, deseos y experiencias y la búsqueda de oídos, (que en este caso serían mas bien ojos) me empujan a escribir y a buscar paladares y olfatos para esas tazas imaginarias que acompañen a la mía.

Gustas una taza de café?

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