Antes de tomar el tren en Constitución me dí una vuelta por el cine Ideal de la calle Suipacha. un negrito me acabó en la boca y creí que me había robado el celular y la billetera. le saqué su teléfono del bolsillo, me dí cuenta de que no era el mío, era de color blanco, el mío negro. Finalmente lo tenía en otro bolsillo, junto con la billetera, el lugar me ponía nervioso, pero el reciente sabor del semen servía de piedra imán que me atase a las paredes de aquel antro. Hace muchos años en el Multicine me «chorearon» la billetera, era un pibe y desconocía los trucos que implementasen sinvergüenzas de ocasión, me bajaron el pantalón hasta el suelo y mientras me la chupaban tranquilamente sustrajeron la cartera del bolsillo. El tipo era hermoso, eso me jugó en contra…, menos mal que había dejado dinero en otro bolsillo, de lo contrario no hubiese tenido con qué volver. Había apostado a un Quini y también se lo llevaron, pero no salió…

El bolita del chorrito de guasca se asustó, le pedí disculpas, pero se quedó enojado y creo que se fue a quejar a la administración, aunque le han de haber dado poca bola, estos sitios son el reino del lobo y cada uno debe arreglarse como puede. Para calmar mi ansiedad me dí una vuelta por el «reservado», ví un tipo grande, era canadiense, con terrible poronga, quien mamaba de la verga de un gordito bonito y amanerado, jovencito, también muy dotado, también se la mamé…, y me pidió que lo hiciera despacio, que le dolía…, luego el canadiense se prendió de mi trozo y ya no quiso soltarlo, la suya era inmensa, se la chupé un poquito pero el loco me quería hacer acabar en tanto que yo anhelaba seguir viendo «cositas». En una de esas ví entrar a un gordo grandote de blondos bigotes, le seguí y enseguida peló terrible miembro. Ahora sí, se la chupé y se la chupé con gran deleite. Llegó el momento de acabar, nada mejor que la presencia de un puto pero bien puto que no dejaba de mirarnos y que terminó arrodillado con ambas «chorongas» en sus fauces, el gordo se corrió para que no lo ensuciase. Me fui al departamento y coloqué muchas cosas en bolsas de tela, luego caminé por avenida de Mayo hasta 9 de Julio, donde tomé el subte a Constitución, casi pierdo el tren pues el subte se demoraba y no quería gastar en un taxi. Debía viajar a Bahía Blanca, la puta madre…

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