Esas palabras de aquel sábado fueron una daga directo al corazón sin piedad ni misericordia; todo mi cuerpo temblaba y no encontraba la manera correcta de reaccionar no debía llorar, no quería que me viera tan débil como siempre me vio, tenía que demostrarle mi valentía, valentía que terminó en el momento que partió de mi lado; lo único que descartaré de aquel instante fue su sinceridad al fin de después de tanto acepto que la amaba, aunque me parta el alma debo aceptar que esa historia terminó que por más que traté de encender aquello que en algún momento nos hizo sentir es hora de dejarlo apagar y es que si aún se mantiene encendida esa llama es porque yo la sostengo.
TE LIBERO A TI Y ME LIBERO A MI
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