Mi prueba de fuego de seductor fue el haber enamorado hasta la locura a una mujer madura, de alta tradición religiosa. De las de misas de domingos y rosarios de jueves a sábado en San Cristobal. Felizmente casada y madre de dos hijos que han sido su adoración. Y de haberlo logrado, literal, en mi primer encuentro con ella.
Mi estrategia consistió en llegar a ella obsequiándole dos suculentos jitomates cosechados por mí, en una desvencijada maceta del corredor de mi casa.
–son de rojo carmesí encendido, dije mientras los cortaba con mis manos, encajando mis uñas en el pequeño tallo que los sostenía.
–como encendidas están ahora tus mejillas. Agregué, colocando los rubicundos y tersos jitomates en el cuenco de sus manos.
Sonreía nerviosa.
Miró directa a mis ojos, y sin mediar gesto alguno exclamó extasiada.
-¡bésame!
Y por supuesto, hice justo lo que ella pedía.
La besé hasta que los jitomates cayeron de sus manos, estrellándose irremediablemente contra el piso.
“El romance del varón de los jitomates maduros, y la dama casada y con dos hijos, y el marido celoso”.
Nombré así a mi historia.
Ya para entonces había puesto tierra de por medio. El marido invadido de celos, buscaba ya mi cabeza.
El enigma de la historia no está en el varón seductor, ni en la mujer casada (felizmente casada), ni en los dos hijos que tiene (y a los que adora), ni en el marido celoso, sediento de vengar la afrenta. Ni en la religiosidad de la mujer madura, ni en las misas, ni en los rosarios, ni en San Cristobal.
No está tampoco en la maceta desvencijada, ni en el corredor de la casa.
El enigma está en los jitomates.
–Y por qué en los jitomates. Seguro se preguntaran.
Porque son conocidos científicamente como Solanum lycopersicum, una especie diploide con veinticuatro cromosomas en sus células somáticas. Y una secuencia genómica del ADN distribuido mundialmente para su estudio de la siguiente manera. Los cromosomas 1 al 10 Estados Unidos, 3 al 11 China, el 2 a Corea, el 4 a Reino Unido, el 5 a la India, el 7 a Francia, el 8 a Japón, el 9 a España, y el 12 a Italia. La secuenciación del genoma mitocondrial por Argentina, y el genoma del cloroplasto será secuenciado por la Unión Europea.
¡Allí está el enigma! En la secuencia del ADN del jitomate.
© 2016 By Oscar Mtz. Molina
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