DE LOS ABSURDO LO ABSURDO

DE LOS ABSURDO LO ABSURDO

DANTE CARAVAGGIO

27/08/2018

Cita con el doctor

Doctor, me duele el seno izquierdo, siento que me rebota y que baja hasta las rodillas con un zigzagueo que no logro descifrar. Los ojos me están fallando, no sé si sea por el Estrabismo o por la Hipermetropía que me está afectando desde los cuatro años de edad. Del oído ni hablar, estoy segura que es la Otitis la que me está torturando, a no ser que sea nuevamente el Colesteatoma el que esté alterando las membranas del tejido epitelial. ¡Doctor!, estoy desesperada, la boca me afecta de igual forma, sino es la Gingivitis inflamándome las encías es la Leucoplasia manchándome la lengua. ¡Doctor!.., ¡ayúdame!, dime por el amor de dios qué puedo hacer, qué tengo en todo mi hermoso cuerpo.

-No se preocupe mi señora que no es nada grave, es sólo un caso anormal de Hipocondría trastornada, tan sólo eso, uno de tantos que le suceden a viejas locas como usted-.

¿Cómo será Él?

¿Cómo será Él? ¿Estará sentado en su silla de rey absolutista espiándonos traslas puerta esperando a que caigamos en pecado?, ¿saldrá a bailar de vez en cuando?, ¿le gustará la Coca cola o preferirá el brandy cuando el sol sale desnudo a las cuatro y quince de la tarde? ¿Qué clase de libros leerá?: ¿Filosofía?, ¿física cuántica?, ¿la historia del budismo?, o tal vez sólo le guste las historietas de condorito y los chistes políticos de Mafalda.

La verdad lo ignoro, si tú sabes cómo es… por favor dímelo, quiero conocer a Dios en todas sus facetas.

Depresión

Siento depresión cuando abro la ventana y observo a un calamar volando en su escoba. No entiendo el consecutivo de los muertos cuando hablan de los vivos en sus tumbas expatriadas. Siempre he odiado las teclas cuando son de una máquina con canas en sus puntos, me recuerda que no soy bueno para secretario y muchos menos para gerente de alta alcurnia. Todo me deprime, empezando por los ríos caudalosos que se rinden frente al mar, las olas aburridas que se entregan en la orilla. Todo, hasta un simple castillo de naipes…me deprime.

Falsos testimonios

Deseo estar borracho de cerveza, balancearme como un títere y bajar las escaleras sin temor a detenerlas. Comerme un perro sin cabeza y vomitar la gaseosa que devora mis astucias. No quiero que nadie me comprenda, que me salude en la calle con el guiño de sus ojos y mucho menos que se ría de mí por simple lástima cristiana. No obedezco las rutinas y me paso por la faja la constitución y sus párrafos corruptos. He aprendido que la vida es de los que viveny no de los farsantes que andan diciendo cómo vivir a los demás. ¡Al carajo ellos y todos sus falsos testimonios!

Confesionario

Padre, me confieso porque he pecado: he matado a cuatro hombres por tocarme el culo y salir corriendo con mi reloj despertador, he violado a cinco niñas que recién salían del jardín, a un guacamayo y a una gallina que no se cansaba de cacarear. He robado la limosna de las iglesias y me he acostado en la mitad de una pista de ciclo montañismo sólo para fastidiar. He pintado sonrisas postizas en los cuadros del museo, he hecho bromas pesadas a las monjas que salen con sus ojos hinchados de tanto llorar, y he masticado chicle antes de comulgar.

-Hijo, te perdono, como penitencia debes rezar dos padre nuestros y venir desnudo todas las noches antes de dormir-.

El idioma del amor

Ellos hacían el amor de vez en cuando. Posiciones básicas casi siempre; la de la abeja en la mesa del comedor, la postura de andrómaco cuando ella quería gritar y saltar como una langosta obsesionada, la de la balanza cuando él se enloquecía con sus senos en la palma de sus manos y la del tigre cuando el sol caía y la noche vacilaba con los rayos de una estrella. Casi nunca hablaban entre ellos dos, sólo el idioma del amor los custodiaba y una luna preocupada por los pliegues deprimidos de la almohada.

El juego de la vida

Bien, me siento bien, ¡extraordinariamente bien! A pesar de la gangrena que me consume a pedacitos, del cáncer de páncreas que no se cansa de tararear siempre la canción de los enfermos, de la tuberculosis con sus tose que tose que no me deja observar la novela de las once. Pero por lo demás… me siento bien. Al sida por ejemplo lo he marginado al rincón de los perdidos, he decidido aplicarle la ley del silencio y no hablarle hasta que cambie de actitud con mis pulmones desinflados. Pero…, gracias por preguntar, porque a pesar de todas mis dolencias, que para mí son simples y llanas vivencias, todo está bien; la vida es un juego sencillo que he aprendido a jugar sin el color de la barajas.

¡De veras!, no te preocupes por mí; estoy bien.

El mendigo

Me pidió una oreja y como premio resolví entregarle mis veinte pestañas postizas y una saliva que bajaba por curiosidad. Me pidió un papel,se lo firmé en la parte superior con cuatro siglas obtusas que gritaban su última vocal. Me pidió quinientos pesos para un café, yo sin más modestia le preparé un caldo de hormigas y arepa amarilla con figuritas graciosas de mantequilla. Me pidió un abrazo, humildemente; me pidió un abrazo, yo con lágrimas de sangre, profundamente…, lo comprendí.

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