LA RESIDENCIA DEL AMOR
SONETOS Y POEMAS DE AMOR
SONETOS
ES EL AMOR
Es el amor una sombra espesa,
que torna el corazón en llamarada.
Que es alegría, a veces, y es tristeza,
y una suerte de grave encrucijada.
Es el amor un ala que regresa,
cual surco de estela inusitada,
poniendo en la piel la ligereza
de un racimo de uva desgranada.
Es el amor, la más dulce jornada,
y también, el acíbar más amargo
que gustará tu alma conturbada.
Es el amor, la fuente despiadada
de todo tu penar, y, sin embargo,
a él te entregarás, como carnada.
DIMENSION DEL AMOR
Para sentirte así, como te siento,
Y para amarte así, como te amo.
¡Ha sido tan pequeño mi reclamo!
¡Ha sido tan enorme mi tormento!
Ha sido tan veloz el crecimiento
De este grito de amor, con que te llamo,
Que en gemidos y risas me derramo,
En una inundación de sentimientos.
Cada parte de mí, te pertenece
Las yemas de los dedos, estos huesos,
Y mis labios, que estallan en tus besos.
En tu piel y en tu carne resplandece
La magia de ese mundo que atravieso
Donde naufraga todo mi Universo.
DEL CORAZON A LA MIRADA
Una estatua de pétalos tallada,
En mi lecho de nieve, ha florecido,
Con el último broche, desprendido
En reflejos de luz regocijada.
Viajero, en nuestra piel desenfadada
Por mis blancas colinas ha subido,
En vertiente de amor embravecido,
Que va del corazón a la mirada.
Y crece, como flecha o como espada,
En tu torso, dorado de veranos
Y en mi vientre de espuma inmaculada.
Espiga tropical enarbolada,
Cabalgaste el torrente veterano
De mi sangre caliente y desbocada.
¿PUEDO TENTARTE…?
…A descubrir un tiempo hecho de instantes.
….A sucumbir al goce de los sueños,
… A vestirte de Zeus y ser mi dueño,
… A recorrer mi cuerpo delirante.
…A penetrar en mi piel, con el empeño
de algún Dios, poderoso y arrogante.
… A poseerme, desde el después al antes,
voluptuoso, magnífico y risueño.
¿Puedo tentarte? a ser mi Rey Dorado,
y a deleitarme con tu hechizo alado.
…A intimar con el sol y darme holgura.
Introducida en tu más tibia hondura…
¡Quiero tentarte! con mi yo inviolado
a ser mi paladín aventurado.
AMOR LEJANO
Hoy estoy llena de un amor lejano
-Vocación de poesía y de badajo-
Un amor al que yo, nunca aventajo.
Flor de otoño durmiéndose en mi mano.
No sé porque mentía el hortelano.
Porque forjaron ese puente bajo,
Con mística de cruces y de ajo,
Reluciendo en el sol de este verano.
Suspendido en las cuencas de un rosario,
Este amor ¡Vagabundo sin horario!
… Y sus pies de alquitrán almidonado.
Desde esta sabia arquitectura que he amado,
Se ensancha, se ennoblece y se madura,
Cual hosco paladín de la estructura.
TANTO ESPERAR…
Tanto esperar tu sombra anochecida,
Junto a las rosas del primer instante,
Cuando torpe, quizás, o enternecida,
No dudé mi cuerpo en entregarte.
Tanto esperar, amor, tu sombra erguida,
Vengo a morir y muero de esperarte.
Que viene a ser la espera mi agonía
Y la muerte, este modo de adorarte.
Tengo surcos de penas en mi cara.
¡Extranjero de mí! ¡Luz extraña!
Espejo en cuya luna me mirara.
Una selva de sombras, una montaña,
De sangre, piel y huesos, nos separa
Y diluye mi espera en la mañana.
YO MUERO DE AMOR…
Yo muero de amor, sencillamente.
De tanto andar a ciegas y al oscuro.
Por esta soledad que me procuro,
…Y de tanto penar, constantemente.
Que es el camino una llaga ardiente
Para mi corazón ansioso y puro.
Y es el alma en pena, un frío muro,
Donde el dolor se trepa febrilmente.
Yo muero de amor, desamparada.
Y esta suerte que a muerte me condena,
Al fin de mi agonía, será nada.
Y este helado vacío que me apena,
Donde sucumbe mi alma desolada,
Desatará, en silencio, su cadena.
¿VALE MI PENA, AMOR…?
¿Vale mi pena, amor, todo este llanto?
¿Toda esta nostalgia peregrina,
Como tormenta gris, que se avecina,
Pura tristeza y puro desencanto?
Es este corazón el que se obstina,
En dejarse invadir por el quebranto.
Y es que al quererte, te ha querido tanto,
Que es solo llanto lo que en el germina.
¿Vale, tu encanto, amor, esta faena,
De estar triste y alegre sin remedio?
¿Tal conturbada y vulnerable escena,
Que confunde mi paz con un incendio?
¿Vale tu amor, querido, tanta pena?
¿O es tan solo el goce del misterio?
DESPEDIDA
Hoy quiero escribir los mejores versos:
El cielo está gris, la llovizna leve.
Presiento este silencio sin regresos,
Que nos agosta el alma y nos promueve,
Hacia un adiós cansado, pero breve.
Mi corazón se habita de recesos,
De imágenes de ayeres, y lo envuelve,
Solo el sabor amargo de tus besos.
Esta noche maduro mi lenguaje,
Para estrenar al sombrío personaje,
Que arrojó mi amor en el olvido.
No te asombres, entonces, si adivinas,
Mi perfil que se aleja en la neblina:
Tú fuiste desamor, y yo me he ido.
EL HOMBRE ES, AMOR
El hombre es, amor, el hombre pasa.
Llega una tarde, acaso, o una mañana.
Entra, como una luz, por la ventana.
Es un viajero, huésped de la casa.
La cadena no sirve. Es siempre vana.
Todo intento de ser se despedaza;
nada cambia el color que lo engalana.
Siempre, cuando es amor, el hombre pasa.
Y se lleva su sonrisa iluminada,
y te deja las alas asombradas.
El hombre pasa, pasa sin ultrajes.
Dejándote el recuerdo y un paisaje.
Dejándote en las manos un mensaje,
y en el corazón, amor, una punzada.
ABANDONADA
Si encontré el paraíso, agigantada,
Por tus labios de menta y de rocío,
Hoy desfila mi piel, abandonada,
Por tu piel, a mediados del estío.
¡Eres como un reír en desvarío!
¡Como una profunda carcajada!
Eres como el silencio y como el frío.
Eres lo que no fue-cuento de hadas-
Ni siquiera lo ausente o lo lejano.
Apenas el murmullo y el latido.
El sueño de una noche de verano.
Y el mismo engaño, siempre repetido.
Por eso esta tristeza con desgano,
Mi amor se irá, los dos hemos perdido.
ENTRE EL QUEBRANTO Y EL DESVELO
Llora mi alma, el corazón deshecho.
Lloran mis labios que tu beso inspira.
Llora todo este cuerpo que suspira.
Con puñales clavados en el pecho.
Mi vida es un espíritu maltrecho
Que con su propia liviandad conspira
Porque solo es dolor lo que respira
Preso en un laberinto muy estrecho
Triste, apesadumbrado y compungido
Llora mi corazón en desconsuelo
Acosado por sombras y recelos
Así va, entre el quebranto y el desvelo
Detrás de las tinieblas del olvido
Roto, mustio, contrito y abatido
SENTIR QUE SIENTO Y VIVO
Yo encontré mediodías alternado
entre noches, sangrando al rojo vivo;
y amaneceres turbios, sin motivo,
enajenando el corazón en dado.
Y, de pronto, sentir que siento y vivo
esta onda vital de enamorados;
abierta y vulnerable a su llamado,
me entrego a este placer imperativo.
En él, es todo lícito y factible:
acariciarse, mirarse y respirar;
codiciarse, derretirse y desmayar.
Buscar, tanteando, el cuerpo apetecible.
Masticarse, adormecerse y demudar.
Acoplarse, penetrarse y delirar.
AMOR URGENTE
Amor, amor, amor urgente,
en la húmeda piel estremecida,
buscando la caricia prometida,
en el roce, íntimo y ardiente.
Las manos que se estrechan febrilmente,
como el vuelo de un ala incontenida.
Y las miradas tiernas y encendidas,
recreando los perfiles de la mente.
¡Quiero tu boca, amor! Quiero el conjuro
tempestuoso, del beso desmedido,
en mis labios, quebrados en gemidos.
Profundamente, amor, en el maduro
ramaje de tu cuerpo, florecida.
En tu abrazo me quedo revivida !!!
SILENCIO Y MOVIMIENTO
Voy junto a ti, silencio y movimiento,
en esta hora en que la piel perdura,
renovando la dulce arquitectura,
en el gesto, que estalla en el aliento.
Y, se interna, paciente, en el intento,
aventado a un destello de ternura.
Silencio que se nutre con la hondura,
de elevarse en el cuerpo, como el viento.
Eterno movimiento prodigioso
que late, en el torrente generoso,
por la cálida sangre estremecida.
He de ir, como un ala distraída,
con mis labios, ardiendo, voluptuosos,
a recorrer tu cuerpo dadivoso.
TIEMPO Y EDAD
¡Oh corazón! Cuanto lamento
El tiempo y la edad que te sustenta.
Es el espacio un ínfimo segmento.
Territorio de amor. Libre de afrentas.
¡Oh corazón! que en la falaz y cruenta
Despensa de la vida, amor intento.
Eres razón que a la razón alientas
Hilvanando ficción y descontento.
Sé que el sitio final no se enamora
Del incontable invento de las horas.
Mas crece en mí, cuando adivino,
La urgencia del amor en mi camino.
Amor que quema el cuerpo y lo devora.
Espacio sideral. Siempre a deshoras.
POEMAS DE AMOR
LA RESIDENCIA DEL AMOR
Conozco la residencia del amor.
Cuando el corazón camina
por territorios lacerantes.
Conozco su terco deambular
por laberintos
de calles infranqueables
-continente de sombras y rumores-
donde estalla
el indeclinable perfil del miedo.
Conozco la residencia del amor.
El temblor del cuerpo sin motivo
y, de pronto, motivado.
El despertar al día y a la muerte
a un solo tiempo señalado.
Ese irse y quedarse sin designio.
Ese fundirse en el silencio
para retener la memoria de los ruidos,
y ver rostros sin rostro en todas partes.
Conozco la residencia del amor.
Cuando la nostalgia juega a la rayuela
con la tarde,
y ya no hay porque,
aprender a deshilvanar…
y deshilvanarse.
QUEDEMONOS
Amor
Penetrado de ensueños
-Aroma de eucaliptos-
¡Entra conmigo en esta luz!
Sustenta mis manos y mi cuerpo
-fragilidad que se desintegra-
Y quedémonos,
En este confín del mundo,
De cara al mediodía,
Infinitamente.
Quedémonos,
Viendo el rostro de los ángeles,
Junto al claro rumor del viento.
AMOR, AMOR, ME DESINTEGRO…
¡Amor! ¡Amor! Me desintegro.
Espuma de sensaciones,
me lleva en alzas el viento.
Y estoy allí, donde estás tú,
amor, en el recuerdo
de tanto tiempo nuestro
pero ajeno. De tanta melodía,
como espiga de acero,
donde los murmullos
se quedaron quietos.
Pájaro sin alas.
Contacto y objeto.
Ribera del viento.
Límite y silencio.
Rosa y cardo abierto.
Jardín y desierto.
Realidad y sueño.
¡Amor! Un recuerdo.
¡Amor! ¡Amor! Me desintegro.
¡Que toda mi sangre
mi piel y mis huesos,
rueden por el suelo!
¡Que no los detengan!
¡Que ya no hay consuelo!
La rosa y el pájaro
también están muertos.
¡Que no los detengan!
Que llegó el invierno,
Y ya no vendrás, amor,
más que en el recuerdo.
QUERIDO CORAZÓN
Querido corazón que me acompañas
en esta lucha por la sobrevida.
Y que sustentas todas mis hazañas,
como sustenta el huracán al viento.
Querido amor, que llevas en tu acento
y en tu torso, las llagas de mi infierno
En ti estoy sumergida y estrellada.
En ti estoy provista y equipada,
Para enfrentar inviernos y alboradas,
tú eres mi refugio del averno.
¡Ho, amor! Que arbitras en el miedo
voraz, que, cada tanto, intenta,
doblegar el perfil de mi estatura.
Que me irrita volcando los recuerdos,
que me preside la voz y la figura.
¡Ho, corazón! Llanura ante mis pasos.
Senda vital, complejidad del caos,
que reduce a nada mis fracasos,
Eres la lluvia húmeda en mis labios
MIS SILENCIOS
Para que tú los reconozcas, mis silencios,
se agigantan, a veces, como brazos.
Como alas antiguas, mis silencios,
se adelgazan, un poco, en mi regazo.
Y son pocos los gritos que me quedan,
partiéndose en el labio,
con sonido de vaga trascendencia,
que ahoga mi cansancio.
Para que tú los sepas, mis silencios
se adormecen, a veces,
en mis brazos.
SOLEDAD NUEVA
Miro a través del mundo y de la tarde.
La terca mansedumbre de la espera
trepa hasta mis labios, se deshace.
Entonces, la tarde se disuelve en humo,
sin la fiebre del sol sobre la tierra;
y la Ciudad resume su gesto taciturno
de fantasmas, de imágenes y penas;
“-y la llovizna inseparable y quieta-”
Rueda de esta soledad desconocida
que es la falta de ti: ¡Soledad nueva!
PODRIA SEGUIRTE
Podría seguirte al confín de las nubes.
Ser un mar embravecido,
en la espera venenosa de tus brazos.
Podría asumirte entre mis versos,
recobrando el sitio y la distancia,
y destejer mis insomnios
para enredarme en tus lágrimas.
Pero estoy esperando el desconcierto de tus años.
El comienzo de tu paso
por las aceras del tiempo.
La llovizna de tu otoño,
empapando las paredes de esta tarde,
que es más, un despliegue de alabanzas.
Podría seguir tu camino en las sombras,
y encontrarte, de nuevo,
en la lejanía inexorable de tu pena,
vieja como el tiempo del dolor.
Pero estoy aguardando
el arribo del misterio.
Que llegues al fin de tu peregrinaje
sobre ignotas regiones extranjeras,
y te acomodes en el rincón de la locura,
para recibir el instante.
Podría emitir un sonido alumbrado
y decir la palabra que mi sangre dictó.
Pero estoy esperando
que estalle entre mis manos,
la tibia astronomía de tu coraz
HEMOS
Hemos buscado juntos la redención de los sueños
Recorriendo los tallos.
Superando los límites de la tierra.
Hemos tomado el rojo de las calles con las manos
Y hemos vuelto a caer,
Desde un julio transparente,
Donde todas las ausencias ya se han olvidado.
HUBO UNA VEZ…
Hubo una vez, un lugar, un tiempo,
en que recorrimos juntos
las zonas más erguidas del amor.
Los corazones,
dedos de manos que divagan,
en silencio,por la piel desnuda.
Piel que se arrastra por las sensaciones.
Forma de serpiente.
Ansias de enterrarse en el cuerpo húmedo.
Vertiente de luz regocijada,
que crece y se expande, dentro de las almas.
Como una enredadera, como un vuelo de pájaros,
que en sosiego de trinos,
su refulgente llama,
se nos va de los labios
como la luz al alba.
… ¡Y fuimos lo infinito!
¡Lo que nunca se acaba!
Lo que nutre de espumas el silencio marino,
y se esparce,
en el aire,
como una flor en llamas
…¡Y dijimos siempre!
… ¡Y dijimos nunca!
Con un abecedario de letras inconcretas,
de trazos que, en las frases,
escribieron poesías.
Aún, los dos, sabiendo,
que el siempre es fantasía
y el nunca es algo vago,
como el contorno incierto del humo
que, en el aire,
emana y se diluye.
Ahora, todo es nada.
Como en otoño mueren los nidos en las ramas
murieron nuestros nombres,
nuestro tiempo de ser.
Yo, llevaré tu imagen por todos mis caminos.
Tú, llevarás la mía, clavada como un sino.
LA FORTALEZA
Los muros que día a día
Construyo como artesana,
Defienden mifortaleza
De los ávidos fantasmas.
En el punto cardinal
Donde recala mi anhelo,
Hacen del nido, guaridas,
El amor y el intelecto.
Y cuando la tarde corre
Su rumor por la ventana,
Una porción de universo,
Nuestra casa iluminada.
Tu espíritu vuela
En el labio del canto,
En tu boca escarlata
Como el vuelo de un pájaro.
Y en el gesto sin dueño
Que resuena en tus pasos.
En la claridad de mi mente
El sentimiento está presente.
Y es fácil de comprender.
Junto al garabato de mis sueños,
Junto al suspiro del ayer,
Junto a las notas melodiosas,
Y al luminoso amanecer,
Están las huellas de tu ser
Esa presencia victoriosa
Que presiento y que me ve,
Erguido en todas mis cosas
Con su luz y su quehacer.
SI ME HUBIERAS AMADO
Si solamente me apretaras el corazón.
Si solamente me desgarraras el corazón con tu olvido.
Si pusieras un silencio interminable,
en mis ojos de miedo frío.
Si solamente me vaciaras las manos de ti.
Me quedaría el rastro de tu paso.
Pero has fusilado mi amor en tus mejillas.
Presa de otra, fuiste, con el dolor ajeno detenido
en tu torso dorado por el fuego.
Si solamente me hirieras el corazón.
Si solamente me partieras en dos, el corazón, con tu olvido.
Si me hubieras amado…
Entonces…
no me importaría haberte perdido.
ESTA NOCHE QUE HABITAS CON TU AROMA…
Esta noche que habitas con tu aroma
Mi silencio se llena de palabras.
El desfile infinito de las horas
Va emergiendo una voz en mi garganta
Esta noche te llaman mis recuerdos
Mi corazón te busca y te reclama.
Quisiera decirte tantas cosas…
Esta noche que habitas en mi alma.
Tantas cosas que ríen y que lloran…
Tantas cosas que gimen y que cantan…
¡Oh! sombras creciendo en la memoria.
¡Ciclones de tormentas con borrascas!
La magia misteriosa de los duendes,
Fué anclándote al puerto de mis lágrimas
Pero oscuros torbellinos de la suerte
Soltaron de mis muelles tus amarras.
¡Ah! no alcanza mi voz para nombrarte.
Aunque habites en mis sueños, todavía.
Es inútil que te busque. que desangre,
En murmullos, mi aliento en las esquinas.
Inútil mis sollozos en la noche…
Inútil mi dolor y mis heridas…
No puedo regresarte, ya no puedo…
Se ha quebrado, tu sangre, en mil astillas.
El calor de mi cuerpo se hacía briza
Y calmaba mi fiebre en tu tibieza.
Se mezclaban mi pena y tu sonrisa,
En un himno de amor y de belleza.
Pero el trágico derrumbe del instante
Te alejó del cauce de mis venas,
Y derramó otra sangre por tu sangre
Y me puso en el verso esta tristeza.
¡Quisiera de decirte tantas cosas…!
Esta noche que habitas mi nostalgia.
Esta noche de sombras rumorosas,
Tu recuerdo me inunda con su magia.
NADA ES PRECISO YA
Qué importa que estés o que te vayas.
Nada es preciso ya. Ni siquiera
Los ruidos usuales de la tarde.
Un otoño prematuro en el jardín,
Ha fusilado los apáticos rosales,
Y mis lágrimas languidecen como fantasmas.
Nada es preciso ya. Ni siquiera
Que las hojas muertas de los árboles
Enmudezcan de tristeza en mi ventana.
Ni tampoco tú nombre interminable.
Nada es preciso ya. Deja
Que el limitado corazón del mundo
Nos vea palidecer y asombrarnos,
De la poca importancia
De habernos amado.
Nada es preciso ya. Ni siquiera
El olvido es necesario.
Ahora los trinos
Han emigrado de mi garganta,
Y nada es preciso ya.
Ni siquiera el juego que jugamos
Cuando empezaste a encontrarme
Y yo a perderte,
Por culpa del puñal de la imprudencia.
Seria consentir que el amor
Ruede por el suelo,
Atesorando cada irreverencia.
Deshilando el cuerpo
En la sentencia.
Inquietando
La fría penumbra de mi alcoba,
Para después regresar,
A la poca importancia,
De haberme suicidado de amor
En la ventana.
TRANSITO
Si pudiera transitar por el tiempo,
desandar los momentos y las circunstancias
y encontrarte, de nuevo,
en la calle de los altercaos y los desencuentros.
Si pudiera retornar al momento de la ofensa.
Entonces,
podría destejer los agravios
como simples madejas,
y convertir en un juego de hilachas
tu ausencia y mi pena.
SI SOLAMENTE FUERA….
Si solamente fuera
la desnudez del brillo y de las sábanas,
danzando entre los cuerpos
con ansias relegadas.
Iluminando el cielo.
Multiplicando lámparas.
Amparando el grito y las caricias
y ahogando las palabras,
en un murmullo tenue
como batir de alas.
Si solamente fuera,
la dulce miel del beso
retrayendo el vuelo de los cuerpos.
Arrastrando las ansias por el suelo.
Recorriendo, con manos temblorosas,
la piel ardiente
y los ardientes sueños.
… Entonces,
sería fácil
y simple y hasta alegre,
aceptar las distancias.
Decir “adiós” sin pena
o no decirlo, siquiera,
y seguir,
siendo luz de luciérnaga,
siendo mujer que anhela.
Y guardar en el álbum
de las cosas queridas, pero viejas,
esta perfecta unión,
este amor sin fronteras,
este azul, inalcanzable
como una quimera.
Sería fácil,
separar lo real de lo ilusorio.
Volver a poner
los pies sobre la tierra…
y llevarte en la memoria,
como un “recuerdo inolvidable”.
Pero,
no todas las cosas
se detienen
al borde del corazón.
Con tu ternura
has convertido mis cenizas
en una llama de eterno resplandor.
Por eso
se estancarán las aguas en el río
y lloraré de pena,
cuando no estés conmigo.
NADIE NOS VIO
Después, fue el corazón,
pálido, quebrado, frío y repentino.
El corazón rindiéndose al dolor,
para asumir el asombro
y desterrarlo.
Entonces ¡Ah! No pude decir nada.
¡Habían muerto tantas cosas ya!
Tantas formas de latir y fusionarse.
Nadie nos vio quedarnos en un soplo,
cuerpo con cuerpo, sujetados,
amarrados a las leves luces de los astros,
una noche cualquiera de cielo alto y sereno.
Nadie nos vio ser un solo tiempo,
con instantes creciendo, delgados y en silencio.
Ni vio en tus manos la paloma muerta.
Ni en mi nostalgia, tu corazón,
ausente y desprovisto.
Nadie nos vio,
para poder medirnos los recuerdos.
Y nadie vio los pasos,
los inconfundibles pasos
que emanan
de tu ruido y mi ruido asimilados.
Y PUDE DARTE TANTO…
Y pude brindarte
mi poema sin palabras.
Un canto del alma enamorada.
… Y pudimos transitar sobre los sueños;
cabalgar sobre el misterio de las aguas,
ser el espejo primordial del tiempo,
donde las roncas olas se quebraran.
… Y pudimos detenernos detrás de las montañas.
Y hundirnos para siempre con la selva.
Y ser dos aves blancas.
Y ser un solo vuelo,
prolongados de azul, en las miradas.
Y tornarnos arroyo,
a través de la límpida llanura de las almas.
…Y pude darte tanto.
Pude poseerte hasta el límite de los cuerpos,
hasta el precipicio de las circunstancias.
… Y pudimos entregarnos mutuamente
en cada playa,
y hacer de nuestros sexos
una masa,
de arena, y sal,
y gelatina…
Y pararnos de frente ante los años.
Y anudar la cadena de los días.
Y ser nieve,
inmortales, poderosos.
Y ser dos trozos de aliento
pendiendo de la briza.
Y, sin embargo,
sola, impotente, desnutrida,
parada ante el espejo de la vida,
me resigno a perderte para siempre.
ESCRIBO ESTOS VERSOS
Escribo estos versos
al borde de esta noche inconmovible,
donde la soledad es apenas
un breve silencio,
y la distancia,
una forma de olvido sin regresos.
Nuestro tiempo de amar,
se fue de nosotros por nosotros mismos.
Y yo escribo estos versos
como un halago de melancolía.
La llovizna de este otoño se derrama
sobre el quebranto de aceras y avenidas,
parco de quimeras compartidas,
terco de inconcretas redenciones.
El corazón deja caer
el crucigrama de su enigma.
En el jardín
la tristeza y el muro han crecido
Se han muerto de pena las anémonas
y agonizan, ya, las siemprevivas.
Y yo escribo estos versos
para que tú los digas…
Sin preguntas tibias
ni respuestas vacías.
Asumiendo el suicidio de las horas
y el paso de los días.
La vuelta al mundo
en un instante que gira.
O, acaso, tan solo, el tránsito
de un modo de vida.
EL ly ll
I
Fui bebiéndolo de a poco
en cada trago de calor que me ofrecía.
Bebí las distancias del deseo
en sus brazos
y la nostalgia de un puerto antiguo
en el color opaco
de su despedida.
Me agiganté de expresiones
para vivir la magia del aliento
y del sonido.
Dejé que mis carnes flotaran a su contacto,
y que todo mi cuerpo se desintegrara
en la entrega.
De pronto
la distancia se hizo noche,
y mi vuelo
se partió en la despedida.
II
Pasé largas horas
mirando como el invierno
se iba de tu figura.
Mirando cómo te apoderabas de la arena caliente,
de las calles sudorosas,
de las imágenes,
calcadas con rayos de sol.
Y yo me quedaba en julio
congelada.
Yo me tornaba nieve,
para eternizar nuestro universo blanco.
-donde el ángel calvo contenía las ausencias-
con mis instantes descalzos
sobre las horas muertas.
PARA QUEBRAR MI FE
Arde tu ausencia, en mí, como una hoguera.
La tarde late al pulso de las horas,
mientras nace la flor
y los pájaros trinan
con el tibio sonido de tu voz.
Hay algo extraño en cada sensación.
Es como un vuelo.
Ancha, la soledad se interna
en mi corazón. resuelto y llano.
Luego se desliza, conturbando,
la inquieta superficie de mis manos.
Quiero alejarla de mi paso. Debo
torcer este destino,
donde todo es una rueda que gira
por el mismo territorio conocido.
-y vuelve a ser la espera, mi camino-
Artesana de penas y alegrías,
vengo a renacer en mi delirio.
¡Te quiero tanto, amor, con tanto brío!
Que ha de ser el desierto, más que agreste,
y más que helado el frío,
y más que negra, la noche del olvido,
para quebrar mi fe y corromperla.
UN ENCUENTRO
Un encuentro
breve,
precipitado,
raudo,
ligero, en arranque.
Un encuentro
presto,
arrebatado, apremiante.
Un encuentro
fugitivo,
vedado, evadido,
escaso, corto,
limitado.
Un encuentro
por azar y azaroso
al mismo tiempo…
deja,
triste vacío,
conturbada melancolía.
Deja
el corazón
desprovisto,
falto, desamparado,
lánguido,
abatido;
como un nido
abandonado;
como un refugio
invadido;
como un espasmo
interrumpido
por el miedo
o el goce.
Un encuentro
apurado
tiene el efecto
exacto
de un atribulado
desencuentro.
DESDE LAS MIRADAS
Todo lo nuestro comenzó con un grito.
Desde las miradas.
Desde la curva profunda y hueca de los ojos
fuimos un grito anticipado,
Una extraña conmoción de sensación y ruido
nos une las espaldas:
Cuando nos reconocemos en los silencios.
Cuando nos derramamos en las palabras.
Cuando nos ofrecemos
el continente de sangre, piel y huesos,
y dejamos caer las alas como campanadas.
Sin desertar al tiempo.
Sin derivar el alma.
Pensando, elaborando lámparas,
con un sueño discreto, como discretas algas.
Permanecer es todo.
Permanecer, ser alba.
Sentir que hasta el contacto nos identificara.
Gemir como animales que por la noche estallan.
Y subir, de golpe, a la montaña,
como un murmullo leve
que crece en la garganta.
Todo lo nuestro comenzó con un grito.
Poseímos, en un grito, las palabras.
En anhelo vehemente, en deseo,
en ternura apenas disipada.
En vagas resonancias.
Nuestros perfiles fueron austeros y atrevidos,
dolientes como llamas.
Y ¡Helo aquí, el cuerpo mío!
Actuar como un espejo de lo que siente el alma.
Danzar en tu ternura.
Trepar por tus montañas.
Ahondar el abandono total de las murallas.
¡Fiebre de ti! ¡Esmeraldas!
Todo lo nuestro comenzó con un grito
-desde las uvas muertas donde sequé mis lágrimas-
hasta el surco sereno y altivo de tus pasos.
Y en la íntima entrega, total, de las miradas,
hubo un grito, también: ¡Amigo! ¡Amigo!
Quebrando la terca vibración de las palabras,
que el corazón esgrime,
que el corazón no calla.
cuando en un solo grito
suele entregarse el alma.
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