Poesías fueron sus labios,
Sus ojos, sus manos…
Tal vez, la he amado;
Quizás, me haya amado.
Es que, poesías fueron
Aquellas sin rimas ni engaños.
Poesías fueron, sin dudas, aquellas…
Las que oía de sus labios;
Las que contemplaba en sus ojitos iluminados;
Las que, en noches blancas y tenues,
Me recitaban sus labios, sus ojitos, sus manos;
Aunque, ya todo sea parte del pasado,
Aún así, temo hacer y hacerme daño.
Porque poesías fueron un dulce engaño…
Sólo yo fui el enamorado.
Sólo algo breve, inexplicable,
Extremadamente mágico.
Indescriptible, algo alocado.
Un momento en dos vidas
Que no podré olvidar
Aún cuando pasen mil años.
Porque poesías fueron
Cuando estaba a mi lado;
Y sobre todo, cuando me decía,
Dulce y suavemente al oído…
«TE AMO»
Más aún al cobijarnos
Bajo un mismo manto;
Y por más que, todo sea pasado…
No podré negar jamás…
Poesías fueron…
Sus labios, sus ojitos, sus suaves manos.
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