Soledad y los Terrores nocturnos
Llegada la noche siempre sucedía, un cosquilleo que recorría desde mi espalda baja hasta mis hombros, que provocaba un frio repentino en todo mi cuerpo, me enfermaba los sentidos, porque no había nadie a quien acudir, el simple hecho de saberme sola en aquel cuarto me causaba mareos, constantes vómitos que terminaban en crisis de ansiedad, temblores nocturnos, así eran llamados por mi médico, para mi eran terrores, pues la noche, los días mismos eran eso para mí.
Las emociones provocadas en mí siempre eran de desdicha, aquella soledad, y el anhelo de poseer la alegría que el resto de la sociedad parecía mantener día con día, mientras miraba a través de aquella opaca ventana.
Mi obstinación fue la culpable de darme cuenta tan tarde, que el pavor experimentado, era fruto de un arraigado sentimiento de apego a las personas que algún día se fueron de mi camino.
Cuando por fin decidí ir a terapia, entendí entre tantas sesiones que creer que se está solo es posible metafóricamente hablando cuando no se entiende, que nunca se está realmente solo.
Las personas que no soportan la soledad, no se soportan a sí mismas, pues siempre están en compañía, si, están acompañados de su propia compañía. Nadie puede escapar de sí mismo, no tengas miedo de experimentar lo que es la verdadera soledad, no temas descubrirte a ti mismo cada día.
IDEA ORIGINAL DE VANIA ROBLES
Trabajo 5: Tres grados (hacer un recorrido desde las sensaciones, pasando a las emociones y finalmente culminar con los sentimientos expresados)
Elaborar un relato corto con ellas.
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