Esta es mi Felice contribución a este año cervantino, 2016, que lleva celebrando desde sus comienzos el cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, célebre escritor de todos los tiempos. Un humilde visaje para que no caiga en las leyes del olvido. Su conocido personaje, D. Quijote, me lo encontré por las calles de Almagro bastante tieso y enfadado y me soltó esta perorata que a continuación expongo, bien confieso, que terminó entonando cierta canción eurovisiva que alegró mis pasos. Luego, camino de vuelta, no acabarían aquí estas aventuras viajeras por tierras manchegas. Heme aquí que me topé de nuevo al ilustre (este hidalgo está por todas partes en estas tierras). Esta vez sentado muy pensativo cerca de Puerto Lápice, vigilante de sus desaforados molinos, que él tan vehemente ajusticiaba. Allí me contó el secreto de sus cantigas, y es que provenían del dulce aroma del mosto de estas tierras manchegas.
Mirad cervantinos ¡A dónde hemos llegado! ¡Qué imagen tengo de hidalgo desterrado de aquellos tiempos tan nobles! Pero ¿Qué mal obra hice, para que esté yo aquí quedado tan tieso en un trabajo de zinguería?Y con este cavilar pienso ¿Acaso no he vivido yo con honradez y bravura? Luz de la razón heme aquí, en lo alto de un desagüe de lata, que por muy artístico que parezca no soy más que aprendiz de pérgola. Siempre objetivo de burlas y engaños y ahora se siguen mofando de mí aquí en lo alto. Ni para trovador he quedado. Pero, cuidado que
¡Donde las dan las toman!
Esto es un agravio ¿Qué aventuras puedo ya soñar aquí encaramado? Y es que no doy crédito encima de lo que están viendo mis pies. Bajo las pezuñas de mi rocín ya no hay caminos que andar sino trazados de asfalto para rodar ¿Dónde andáis arrieros y villanos? ¿Acaso vueltas dais en vez de cabalgar? Mejor miro alto, sin rumbo, que para lo que hay ya que ver
¡Ojos que no ven corazón que no quiebran!
Me queda la fe de que ese metal caiga algún día y yo salga por patas para batirme en duelo con los que han hecho esta fechoría, a este ilustre caballero cabal, o sea yo, un poeta con armadura ciega y lanza callada
¡El que a pie se haya, mire que no se caiga!
Y mi fiel escudero ¿también andas por ahí, desaguando? No lo veo, aunque con su panza poco iba a aguantar en estos aleros. ¡Ay! Mi socarrón compañero que viviste la virtud pues envidia nunca conociste. Tal vez tu benevolencia te llevara a la ínsula que siempre añoraste, y tal vez allí los aleros sean menesterosos en canaletas (él nunca fue melindroso, nunca se le ocurriría horadar así el metal)
¡Nada es lo que aparenta ser!
A lo mejor todo esto es un mal sueño, sí, seguro, eso es. Mirándolo bien, esto es un desengaño, es ambiente teatral y de apariencias falsas, no puede ser otra cosa por el lugar donde me encuentro. Me resigno entonces a quedarme. Súbito apreso la melancolía y aquí en este mi nuevo castillo no será ilícita la tristeza. Laaá, lalalaaaá, lalalá lala laaaá…….ya saben el dicho
¡Quién canta males espanta!
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