“Esa fue la primera vez que el demonio había sentido esa emoción brotando de su pecho, era amor… o tal vez solo estaba confundiendo aquel sentimiento con la desesperación…”
En las montañas de un lugar desconocido existía un solitario demonio quién cuidaba de cierto jardín… “el jardín de los deseos” este demonio no era poseedor de un nombre y tampoco de emociones humanas, aquel demonio era el responsable de hacer realidad los deseos de aquellas personas que visitaban su jardín, sin importar que tipo de deseo fuese; ¿Por qué él había sido elegido para cumplir ese deber? Estos son cuestionamientos que ni el mismo se hacía debido a su carencia de humanidad.
La persona cuyo corazón estaba muy aferrado a un deseo era transportada al jardín de los deseos mediante los sueños y allí, aquel demonio lo hacía realidad, sin embargo, debido a la malicia que los humanos poseían en su interior aquellos deseos se distorsionaban con el tiempo… Los avariciosos deseaban riquezas y a cambio de obtenerlas perdían lo que realmente tenia valor, el aprecio de las demás personas a su alrededor, aun teniendo todo el dinero que deseasen no podían comprar el verdadero amor, y con esto en mente, los avariciosos caminaron el resto de su vida por una senda de soledad, con billetes en sus bolsillos pero con un hueco en su corazón.
El demonio no era consciente de ello ya que había sido destinado a vivir en aquel jardín, atado para siempre a cumplir los deseos desenfrenados de los humanos, o al menos eso era lo que él pensaba hasta aquel día en el que su jardín empezó a morir…
El demonio estaba tan centrado en su deber de cumplir deseos que no se había dado cuenta de que su jardín estaba perdiendo flores, el demonio había vivido allí durante 500 años y siempre estuvo rodeado de millones de flores, sin embargo, aquel día a su jardín solo le quedaban cuatro. Esa misma tarde llegó un invitado, una mujer de unos 30 años aproximadamente, como siempre, antes de que pudiese decir algo, el demonio ya le había dicho que le cumpliría su mayor deseo.¡¿Mi mayor deseo dices?! –Gritó aquella mujer, y sin cuestionarse nada, le dijo: -¡Belleza dame belleza! El demonio se la brindó, entonces, así como todos sus invitados, aquella mujer se dispersó como las hojas en primavera… y ¡una flor desapareció!
Fue así como el demonio supo que cada flor representaba un deseo, por lo tanto su deber estaba llegando a su fin.
En la mañana, aquella mujer despertó, se acercó al espejo y de repente era bella, como la luna en una solitaria noche, entonces comenzó a saltar con fuerte regocijo en su habitación, pero así como a todas las personas cuyos deseos se hacían realidad, debía pagar un precio por su vanidad, esta vez, para aquella mujer su belleza era un patético engaño, puesto que, ella misma era la única que podía verse bella, sí, los demás la veían más que antes, pero no por su belleza, sino por su horrible rostro el cual reflejaba lo podrido que estaba su interior.
Al demonio le quedaban tres deseos por cumplir, en la noche, llego su antepenúltimo invitado, un viejo, su deseo era ser joven de nuevo,con el fin de obtener mujeres y revivir aquellos días de gloría de su juventud, y “así fue”… una flor fue arrancada y el viejo rejuveneció, pero sus días de gloria fueron tan efímeros como “el para siempre” de dos jóvenes enamorados, debido a que tan solo pidió que su cuerpo fuera rejuvenecido se olvidó por completo de su alma, por lo tanto esta misma, murió, y su cuerpo siguió avanzando, como un cascarón sin vida.
Ya solo quedaban dos flores, dos deseos. Al jardín llegó un chico, de catorce años aparentemente, después de escuchar lo que el demonio tenia para ofrecerle, gritó su deseo en medio del llanto– ¡Señor demonio, permítame ver a mi madre de nuevo!, el “señor demonio” cumplió su palabra y aquel chico pudo ver a su madre de nuevo, pero no de la manera en la que lo esperaba… ya que al despertar, el chico vio a su madre… desmembrada (como murió) sobre su cama.
Luego de ello, al paso de diez días llegó el último invitado, una pequeña niña, y como es costumbre, el demonio repitió por última vez su discurso de siempre –Bienvenida al jardín de los deseos, yo soy el demonio que está a cargo de este lugar y por lo tanto también de cumplir su mayor deseo sin importar cuál sea, dígame señorita, ¿Cuál es su deseo?
La pequeña niña se mantuvo en silencio por un largo rato mientras observaba fascinada la belleza de la última flor, y entonces fue allí cuando rompió el silencio y habló… -Dígame, señor demonio, he de suponer que usted ha pasado toda su vida satisfaciendo aquellos que se hacen llamar humanos, pero usted señor, ¿Qué es lo que realmente desea? Entonces fue allí cuando el demonio, se cuestionó por primera vez a si mismo ¿Qué deseo? ¿Q-qué deseo? ¡¿Qué deseo?!
Era la primera vez que un humano se interesaba por él, lo cual le permitió pensar por sí mismo como nunca antes lo había hecho, sin embargo, si el gritaba su deseo, la última flor desaparecería y la niña no podría volver a despertar, por lo tanto decidió callarlo, y le preguntó nuevamente a la pequeña, -Dígame señorita, ¿Cuál es su deseo? La chica no dijo nada, pero esto no acabo allí, ella… ¡se lanzó a los brazos del demonio! y con su dulce voz le preguntó: -Dígame señor demonio ¿Qué siente? Si el demonio respondía su pregunta sería la primera vez que le diría a un humano algo diferente a su discurso de bienvenida, por lo tanto, le costaba hablar:
“N-no p-puedo sentir emoción humana” -respondió.
¡Es usted muy afortunado! –Gritó la niña, -los humanos poseemos cientos de emociones, debido a esto, siempre estamos en conflicto con nosotros mismos, nadie nos dice cuál es nuestro rol en este mundo, en cambio usted señor demonio ¡tiene una razón para vivir!
¿U-una razón para vivir? ¿T-tú… tú no la tienes?
Me temo que no señor… pero ahora ¡he conocido a alguien fantástico! ¿Le gustaría a usted señor ser mi razón para vivir?
El demonio no pudo ser capaz de responder a su pregunta, y así llegó la noche, la pequeña niña se durmió acurrucada junto a él.
Al transcurrir de los días, él le contó cada uno de los deseos que le fueron encargados, mientras que ella le explicaba la emoción oculta detrás de aquellos deseos “Orgullo, envidia, desesperación, ira, tristeza, etc…” así fue como la niña se enamoró de aquel demonio carente de emociones, se sentía más viva que nunca, pero a su vez, aquel amor le estaba consumiendo el alma, ella sabía que él era incapaz de sentir algo por ella, así que se cuestionaba su deseo, “¿Y si le pido que se enamore de mí? Pero si lo hago… entonces no sería amor verdadero” por lo que rompió en lágrimas y sollozos. El demonio la escuchó.
¿Por qué lloras? –le dijo
¡S-señor es esto a lo que los humanos llamamos tristeza!
El demonio se detuvo, y tanto ella por su dolor como él al ver sus lágrimas, gritaron su verdadero deseo…
¡Mátame por favor! -pidió ella.
¡Deseo sentir y entender las emociones humanas! –pidió el
Y la última flor fue arrancada. Pese a que solo quedaba un deseo, ambos fueron cumplidos ya que fueron dichos al mismo tiempo.
¿Matarte? –pregunto el demonio
¿Entender las emociones humanas? ¡Señor! Debió habérmelo dicho antes… le pedí que me matará ya que un sentimiento desgarrador por usted estaba creciendo en mi interior, pero ahora usted… espere señor ¡¿está llorando?!
Entonces el demonio, sintió tristeza, y lloró.
Nos queda poco tiempo… podrías por favor, ¿darme un nombre? – Le pidió el demonio. Y sonrió.
¿U-un nombre? Entonces te llamaré… Ángel
¿Ángel? Pero yo…
¡Eres un demonio lo sé! Pero tu sonrisa… es como la de un ángel.
Esa fue la primera vez que el demonio había sentido esa emoción brotando de su pecho, era amor… o tal vez solo estaba confundiendo aquel sentimiento con la desesperación…
S-sabes ángel no es tan malo morir amándote…
El viento se sentía como una cuchilla… y “ángel” le hizo a ella la última pregunta
Dime,¿Cuál era el deseo por el cual llegaste aquí?
¿M-mi deseo dices? ¡Oh claro! Mi vida era miserable, estaba sola, dentro de mi nació el deseo de encontrar alguien que fuese mi luz… así fue como llegue aquí y… te conocí.
Entonces el demonio sintió amor… y la mató.
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