Me encuentro sumerguida en el vértigo de cada mañana, atolondrada y tratando de no ahogarme, es muy tirano el tiempo y también muy cruel. El tic tac implacable del reloj me aturde y me persigue por toda la casa, por más que corra y me apure, siempre me alcanza, me voltea y arremete contra mi. Aunque el sol tibio me acaricia la cara y me invita a la cama un rato más, la presión en mi cabeza es tan fuerte que me obliga a levantarme, y lo hago, me pongo de pie y camino…casi arrastrando los pies, pero no logro despertar. Todo es automático, lo hago por inercia, ducharme, vestirme, desayunar…de repente, como si fuese un fantasma que se desliza sin tocar el suelo, me encuentro en la calle, entremedio de la gente y sus rostros indiferentes pasan, van y vienen en una loca carrera. Todo es rápido, todo es urgente, todo es ya!! Quisiera poder detener el tiempo, inspirar profundo, observar, disfrutar, deleitarme haciendo nada, pensar, pensar, caminar despacito y sin rumbo fijo, poder parar un poco, toda esta locura diaria y eterna. No sé aďonde pretendemos llegar, la vida de todos los dias se volvió rutinaria, es un eterno dominó que al caer la primer ficha se despliega sin parar jamás.
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