150 lágrimas. UNO

Entré a Twitter a ver que encontraba en las destacadas y la que estaba hasta arriba era #QEPD, inmediatamente pensé «será otra muerte de un famoso» y no estaba mal. La madre de Thalía y Laura Zapata había muerto, muchas personas lamentaban ese hecho y con toda razón, aunque algunos, muchos, se subirán al tren esperando lo que todo seguidor espera en la vida: que su ídolo le abrace con un like.

Más abajo de esas noticias estaba la de una cantante mexicana de la que nunca había escuchado su nombre pero había sido asesinada por su pareja mil años mayor que ella en un restaurante a balazos, ¿Tarantino, Rodriguez? No, esa escena no la escribió ni la dirigió nadie más que su esposo. Creo que su nombre nunca lo había visto ni escuchado pero ya que murió de esa manera la gente la colocó en lo más alto de las listas de popularidad, osea se hizo trend topic. Seguí escroleando y me encontré con varios «hilos», explicando quién era esta mujer, algunos recordaban a la mamita de «la Thali» y otros más hablaban sobre Xavier Robles, que había muerto el mismo día, perdón pero ahí me enteré que fué el escritor de Rojo Amanecer, con todo esto en mi mente ya podría entablar varias críticas, pláticas y anécdotas para evadir mis responsabilidades del día o simplemente para seguir leyendo a ver quién tiraba más mierda de uno o de otro. Evidentemente la ganadora siempre sería la mamá de las Zapata, el fandom es inmenso.

Pero donde yo me perdí fue cuando mis ojos leían simultáneamente dos historias que pasarían menos advertidas, por un lado un estudiante de medicina se había, según las notas, «lanzado al vacío» aventándose desde un edificio en la Universidad Autónoma de México, «la máxima casa de estudios» y por otro lado una chica que deprimida detuvo el reloj de su tiempo presente y murió. Al enterarse de esto, su padre la siguió, bueno no sabemos si del otro lado en el ether se  encontrarán pero la manera dramática de decirlo es esa, que la siguió y también decidió quitarse la vida.

Hagamos una pausa aquí y regresemos con el estudiante de medicina. A ver señores de las noticias uno  no se lanza así nomás al vacío, es más, no es un vacío porque como decía el comercial de Krankis: «del suelo no pasas». Suena relajante imaginar que su alma al desprenderse del cuerpo que se detuvo en el piso siguió cayendo en este vacío utópico y en su camino a la Nada Eterna se dio cuenta de que, si hablaba sus problemas con su mamá, o si dejaba de lado que su ex salía ahora con el maestro de anatomía, podría mantener la calma y seguir su camino de manera enfocada buscando refugio en sus estudios y en quince años sería el más grande galeno del bien y entonces cuando su alma encontrara esa paz regresaría del ya famoso vacío poético y reencarnaría en otro ser para lograr sus objetivos. ¡Ups! el problema de la reencarnación es que lo que se te ocurrió en ese vacío se quedó ahí y hay que volver a empezar y posiblemente la historia se repita pero ahora siendo bombero, policía, o la profesión que sea. El problema es que siempre es demasiado tarde. El único vacío que realmente existe, es el que se queda de este lado, en la realidad.

-suena Rakim de Dead Can Dance-

Y eso me lleva ahora a la otra historia. Cómo pueden estar dos burbujas danzando el mismo aliento y nunca tocarse hasta que llegan a la superficie y ahí, como los dinosaurios solo pueden desaparecer, en el aire (grande Charly). Pero no desaparecen, en el líquido tienen una forma, algo las contiene y al llegar a esto otro medio su contenido se mezcla con todo ese otro universo. Asi quiero imaginarlos: un padre que está constantemente atado al trabajo porque la cadena es muy clara: sin trabajo no hay dinero, sin dinero no hay escuela ni comida, sin comida ni escuela no hay energía ni experiencia y sin experiencia no hay trabajo; una hija que sabe la situación, que mide sus movimientos que hace lo posible por no ser una carga, que no sabe que no es una carga sino un motor, vamos, es la chispa del padre para seguir adelante pero no se hablan.

Están tan en lo suyo que se les olvida preguntar «¿cómo estás?, «¿en qué te ayudo?» o simplemente poner una palma en el hombro del otro, salir a gritar al parque, mirar a lo más profundo del pasto y respirar, sí, justo eso que hacemos los seres aerobios, eso que en las prácticas más ancestrales es básico saber para seguir al siguiente paso. Inhalar aire para sacar el que ya no vamos a usar, sacar la basura del cuerpo, volve a nacer y gritar por primera vez para jalar eso que no vemos pero que nos mantiene aquí.

¿Sí serían así? o sería completamente lo contrario: hija exigente, padre borracho, como deben ser las personas autodestructivas según  las buenas normas del ser bonito y exitoso de nuestros tiempos. Ella en Tik-Tok todo el tiempo, gastandose la plata familiar. «Creo que hasta vendía contenido en internet» saldrá a decir alguno y en el trabajo ¿como era papá? ¿Sería de los que busca conquistas y una de ellas «lo engatusó»? claro, porque según la magia «una mujer en el trabajo lo está sonsacando» o es que su personaje era de los que hacía negocios por debajo del agua o…

De pronto perdido en mis pensamientos comienzo a escuchar a una persona rezar en voz baja, pero sus rezos van subiendo el volumen, ¿qué dice? De pronto escucho más claro:

-¡Joven! ¡oiga joven! joven. ¿Qué hace acá arriba?

Recuerdo esa voz, es el señor Ángel de recepción.

-Hace harto frío y, pues, se puede caer joven…

Ahora recuerdo donde empezó todo: Twitter, un mal día, mucho trabajo, salí a tomar aire y ahora, ahora estoy parado como gárgola mirando al horizonte, escucho a los pájaros meterse en los árboles, eso indica que son las 6 de la tarde en punto. Le contesto al señor Ángel que solo salí unos minutos a tomar aire y a hacer una llamada. Bajo con mucho cuidado de donde me encuentro y sin poder mirarle a los ojos camino clavando la mirada en el vacío. Logro soltar un desganado «gracias» a lo que Angel contesta:

-No hay de que joven, yo solo salí a darme un gallo, ya sabe, para no andar todo estresado. ¡Cuidese!

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-suena Say something, de James-

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Nota: No por apagar las redes, las historias van a desaparecer, #QEPD

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