Giro los ojos por la habitación intentando entender que me está sucediendo, no capto ese dato que pueda darle sentido a todo lo que estoy viviendo, lo único que funciona de guía es el sonido intermitente de tu voz. ¡Nicolás! logro escuchar difusamente entre el murmullo interminable de la vida. De repente siento un fuerte sacudón, muevo débilmente los ojos y te veo de pie frente a mi, abrís y cerrás la boca en un intento de comunicarme algo, parece que es importante así que realizo el mejor esfuerzo para escucharte, logro captar un poco entre todo este bullicio que me acompaña, me decís que este lugar es mio y que puedo quedarme hasta que… ¿Hasta qué? Ya no importa, mi mente se apaga.

Estoy flotando casi en una completa oscuridad, un pequeño rectángulo emite una grisácea y tenue luz, me aproximo hacia el mismo dando brazadas en el vacío, el rectángulo emite un juego de imágenes y luces hipnóticas, veo a una madre paseando a su hijo, veo una muerte cruel, veo a alguien comiendo un helado, veo a un niño con pánico, veo a unos jóvenes mintiendo y veo a un adulto sin sueños. Comienzo a sentir una presión en el estómago, algo me jala fuerte de las piernas, empiezo a sentir que el aire me falta y me desespero.

Abro los ojos y estoy en la habitación, alguien toca suavemente la puerta de manera mecánica en intervalos de tres segundos, no puedo hablar por mas que lo desee, he perdido la voz por completo. Me acerco titubeante al picaporte y extiendo mi mano para abrir, inesperadamente descubro que la puerta esta cerrada con llave, la persona que esta del otro lado detecta mi movimiento y comienza a gritar, sus puños atacan despiadamente la puerta y perturban mi calma, mi temor comienza a crecer con el correr de los segundos y empiezo a idear planes de escape. ¿Donde estoy? Aquí no hay mas salidas que esa maldita puerta, me dedico a correr los muebles de la habitación para bloquear el paso de ese desconocido, no quiero imaginar lo que hará conmigo si logra entrar, me siento en una esquina y comienzo a sollozar, mi mente parece una caldera a punto de estallar, recupero todo el poder de mi voz solo por unos segundos y grito con todas mis fuerzas.

Todo se ha oscurecido nuevamente, ya no hay ningún tipo de luz, solo estoy flotando en lo que parece un infinito vacío. De repente algo roza mi pierna, siento una textura aterciopelada que sube y baja por mi pantorrilla izquierda, mi frente comienza a arder y esparce calor por toda mi cabeza, siento algo rasposo sobre mi mejilla y retrocedo asqueado, no puedo ver en donde estoy flotando, pero percibo un aroma, es el olor de cierta infusión de hierbas que alguna vez probé, extiendo mis brazos en la penumbra y toco algo que me recuerda a una piel tersa y sedosa.

Despierto nuevamente, estas de cuclillas frente a mi y la puerta está destrozada, acercas un brebaje amargo a mi boca y lo trago con dificultad, te acercas a mi oído y me dices: Es curioso que nunca podamos escuchar los sonidos mas importantes, podías irte de aquí cuando quisieras pues tenias la llave en tu bolsillo, sin embargo, lo olvidaste y me obligaste a hacer este desastre, esa puerta jamas será reparada y esos muebles nunca volverán a su lugar, por favor vete, no me hagas perder mas tiempo.

Salí de ese lugar y juré jamas volver.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS