Caminaba solitaria por la vida,

me sentía cansada y retraída,
nada me emocionaba, ni atraía,
el amor siempre fatuo me parecía.

Pero un día sin previo aviso,
como un bello regalo inesperado;
el destino que así lo quiso,
me dejó el corazón flechado.

Allí estaba, tan cerca y lejano,
como algo irreal, imaginario,
a quien le confieres tu mano
y no te importa su prontuario.

Sus palabras dulces cánticos,
tocaron mi ser más profundo;
con acordes tiernos y románticos,
motivaron un sentimiento fecundo.

En las noches largas y lluviosas
me acaricia su voz en la distancia;
con esas, sus frases melodiosas,
invade todo cual fragancia.

No importa quererlo en la ausencia,
y por eso a él, decirle puedo:
«No necesito verte para sentir tu presencia,
a ti me entrego con gran denuedo».

Prefiero estar viviendo una ilusión,
asaltando cada día mis anhelos
que sujetarme sin fe, ni razón;
al desamor con todos sus recelos.

Cada vez que abro mi portátil,
sé que vuela hasta aquí,
su roce casi invisible y sutil
es más que un lenguaje para mí.

Ayer, mientras lo miraba en la pantalla
le bese la boca y brindándome su miel
me decía tenue y leve: «Calla,

te amo sin tocar tu piel».

Autora: Lyda García Espinosa
Seudónimo: Lyda de Jericó.
País: Colombia
Fecha: 26/04/2018

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