Ayer me desperté de mi sueño de vida de color azul, cuando me di cuenta que la gente no era como yo creía, que los hombres no son príncipes azules sino humanos imperfectos, que mis padres no tenían siempre la razón y mucho se equivocaron en mi educación, que mis hijos no serían perfectos y sus errores no serían los míos, que mi esposo no poseía mi felicidad porque ésta estaba oculta en mi interior, que las cosas materiales eran alegrías pasajeras, que mi compañera de vida llamada depresión no me dejaba ser feliz, cuando me di cuenta que no podía controlar a los demás y mucho menos a la vida porque yo misma era controlada por ella, cuando me percaté de que ya no era una niña porque los golpes de la vida me obligaron a ser una mujer aun siendo pequeña, cuando me di cuenta que los errores de mis padres escribieron los míos y que mis errores los estaba escribiendo en la vida de mis hijos, cuando descubrí que podía ser el peor juez de mis defectos, cuando mis arrugas prematuras me gritaron que ya no soy más una jovencita, cuando me percaté que mis hijos y mi esposo no eran míos sino que son parte de mi vida y que si ellos lo deseaban podían dejar de formar parte de ella, cuando entendí que la mayoría de las madres de familia no podemos cumplir los estándares de las actrices de televisión, cuando descubrí que la comida me hacía tragarme mis emociones y que los dulces curaban solo momentáneamente mi tristeza, cuando me di cuenta que el hecho de no ser virgen no me hacía mas barata, cuando supe que la compañía de mis hijos era más valiosa que el sueldo de toda una vida, cuando aprendí que la naturaleza es perfecta y yo bastante imperfecta y que eso no es tan malo, cuando aprendí a no esperar nada de nadie pero sí de mi misma, cuando supe que todos cometemos errores y debemos amarlos porque cada uno de esos errores es un aprendizaje en este camino por el que todos transitamos y que algún día todos llegaremos al mismo lugar, cuando me di cuenta que las personas no son buenas ni malas simplemente son personas, cuando descubrí que no todo es lo que parece, cuando vi mi vida pasando frente a mi y yo estaba estática, cuando supe que tengo derecho a enojarme, a entristecerme, a verme fea ante la sociedad, a decir “no quiero, no puedo o no se me da la gana”, a quedarme en pijama todo el día si así lo quiero, a sufrir mi decepción por esta vida y sus malas pasadas, a darle un beso a mi hijo aunque ya sea un adulto, a disfrutar de la vida como a mi me gusta, a ser menos perfeccionista, a perdonarme cuando me equivoco, a soltarle la mano a mi esposo para que camine con libertad junto a mí si es que eso es lo que él desea, a sufrir mi dolor todo el tiempo que yo quiera, cuando dije: ya basta, basta… Y me harté, di manotazos di patadas, me arrastre por el piso, muchas lagrimas brotaron de mis ojos y después de una tormenta en mi interior en la que mi cielo se tornó de gris y la nube que se formó en mi corazón se desplomó en llanto a través de mis ojos, entonces y solo entonces se descubrió mi cielo azul , el verdadero, no el idealizado y me di cuenta de que la vida es mejor cuando se mira desde una realidad y entonces la vida me dijo que no estaba en mi contra sino que solo me estaba enseñando a vivir… Hoy amo mi cielo, mi cielo verdadero porque en él mora mi alma…
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