Mi soledad es una soledad tan profunda, tan mucha soledad,
que con ella se pueden construir dos mundos con sus mares
y montañas.
Mi soledad es una soledad repleta de muchas soledades pequeñas,
tan pequeñas que les tejí pequeños vestiditos para que no vayan desnudas
por ahí.
Mi soledad es una soledad interna, perpetua y extendida que cobija a las estrellas,
a la luna, a los golfos y a los manantiales los arropa para que no tengan frío, para
que duerman calientitos.
Mi soledad es una novela con mil paginas, con cientos de paginas en blanco,
sin escribir, sin notar.
Mi soledad es una soledad de solipsismos, de olvidos, de runas y mantras,
de vitrales e iglesias, de paraísos e infiernos.
Mi soledad es una soledad de esas que se te pegan con adhesivo al alma,
de esas soledades que no hay espátula que la quiten o la despeguen.
Mi soledad es una soledad pegada al cuero, pegada al pellejo de piel
que se curte con los años, que se ve en la mirada perdida y extraviada
por los años, por la vida y las canas del cansancio.
Mi soledad es un soneto sin notas ni partituras, ni diademas ni coronas,
ni tronos ni vestidos lujosos.
Mi soledad es una soledad desnuda, colgante, abigarrada, mortal, misógina,
ideática y a veces surreal.
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