Podría alzar mi voz
con la fuerza de un volcán en erupción.
Podría llamar a tu puerta
con la fuerza de mil huracanes.
Podría llorar
con la fuerza de todos los mares.
Podría brillar
con la fuerza de cien tormentas solares.
Y tu alma,
fiel habitante de la oscuridad,
se negaría a mirarme.
Soy para ti
una transeúnte
en una noche infinita,
sin voz,
sin luz,
sin vida.
Mi ser se desvanece
en el eco
de una voraz
agonía.
OPINIONES Y COMENTARIOS