ENTRE EL SUSURRO DEL VIENTO Y LA DUREZA DE LA PIEDRA

Por: 

Alejandro Sebastian Valera Echeverre

 Abner Alexis Diaz Mundaca

Aaron Jeanpiero Pariona Huamán

El poema “El viento y la piedra”, del autor cajamarquino Carlos Ernesto Cabrera Miranda, contiene un conjunto de poemas que atrapan desde las primeras oraciones. Ganador del premio Praxis de poesía en 2017 por su sencillez y transparencia, lo cual acerca al lector a lo profundo de la naturaleza humana, a lo largo del poema el autor nos da a conocer las palabras más importantes: el viento y la piedra, elementos en los cuales se centra nuestra atención, mencionándolos en cada poema y otorgándoles un significado de acuerdo con el contexto. Es un trabajo impecable, el cual es necesario leer una o dos veces para entender lo que nos quiere decir y, en otras ocasiones, para hacer reflexionar sobre lo que se presenta en nuestro entorno o lo que ya no está.

Permanencia

En la poesía de Carlos Ernesto Cabrera Miranda, en uno de sus versos nos relata la relación que tiene el ser humano y la naturaleza con la piedra.

La montaña está allí para que el sol salga, para que tramonte el día sus presagios arrastrados desde compactadas noches. Está allí la montaña para decirnos

que la piedra tiene destino

hasta en su inmovilidad y su pausa inmortal.

La piedra está allí para que el hombre no esté solo, ni el viento, ni demás naturaleza.

Está allí para confrontarla con toda la existencia,

y atestiguar que nada es como ella. (Cabrera, 2018, p. 25)

Aquí el autor nos da a entender que la montaña tiene un gran significado para él, dando a entender que sin ella no podría haber amaneceres. También nos menciona que la piedra tiene destino, pudiendo llegar a ser una montaña; además, narra que los seres vivos e incluso la demás naturaleza no estarán solos, ya que la piedra los acompaña. El significado de la piedra en este fragmento revela que la misma perdura en el paso del tiempo. Por lo tanto, considero que este fragmento es impactante, no solo por el significado de la piedra, sino por hacer mención de forma implícita a las personas del campo, mencionando que en los lugares fuera de la ciudad hay montañas que abrazan el amanecer. El hecho de que las personas vivan en la ciudad es un claro ejemplo de que no gozan de amaneceres tan hermosos como las personas del campo. Por último, nos invita a reflexionar sobre la gran importancia que tienen las montañas en lugares muy alejados de la ciudad, nos hace referencia a las personas del campo y nos lleva a cuestionarnos sobre cómo la piedra puede traer compañía al ser humano, la naturaleza y el viento.

Vienes y te vas

Por otra parte, aquí nos da a entender que recordamos más a las personas cuando están lejos y no cuando están cerca.

Vienes como sonámbulo, ojos cerrados, te marchas como un búho de misterio. Llegas como un libro transparente,

te vas, enrollando el pergamino febril de los dolientes.

Te vas sin ti,

huyes quedándote, recogiéndote en ti mismo,

como olas de un mar aéreo. (Cabrera, 2018, p. 54)

El autor me hace recordar a esas personas que han llegado a mi vida de forma silenciosa, casi sin que me diera cuenta, pero que han dejado una marca profunda. Siento que expresa muy bien a alguien que al principio parece claro y sincero, pero luego se aleja con un aire de misterio, dejándome con sentimientos confusos. Por eso creo que este fragmento es impactante, ya que nos invita a pensar en cómo las personas, aunque se vayan, pueden dejarnos una huella duradera. A veces, aunque alguien se aleje de nuestras vidas de una forma misteriosa, su presencia sigue de alguna manera, recordándonos lo que compartimos. En definitiva, nos invita a reflexionar sobre la sensibilidad hacia esas personas que llegan de forma silenciosa, pero dejan una huella profunda. Además, me lleva a explorar cuando alguien puede parecer claro y cercano al principio, pero poco a poco se va alejando, envolviéndose en su propio silencio y dejando en mí una mezcla de presencia y ausencia difícil de olvidar.

Olvido

Por último, una belleza en los sentimientos humanos, difíciles de olvidar.

“La piedra resiste cualquier mortal agonía,

superando originarios sentimientos. Por eso, a veces digo,

No quiero el viento de tus recuerdos

Porque no tengo piedra en que olvidarte.” (Cabrera, 2018, p. 22)

Este fragmento nos transmite la piedra como símbolo de resistencia y solidez, y, por otro lado, el viento simboliza la naturaleza impredecible y persistente de los recuerdos. Por último, un toque de resignación, reconociendo que no posee la fortaleza necesaria para enfrentar los recuerdos. Además, nos transmite la resistencia interna y fragilidad que todos enfrentamos con nuestras emociones y recuerdos. Por eso considero que la forma en que Carlos Miranda, en este fragmento, expresa sus ideas tiene una belleza melancólica y reflexiva; se siente como una expresión profunda de un sentimiento bastante común entre los humanos. Asimismo, nos invita a reflexionar sobre cómo enfrentamos el recuerdo y el olvido, y me lleva a cuestionar cómo la falta de fuerza nos puede dejar expuestos a conflictos internos.

En definitiva, Carlos Cabrera nos da a entender que la piedra, la montaña y el viento simbolizan dimensiones esenciales del ser, representando la permanencia, la huella emocional y la dificultad del olvido. Cada uno de ellos está asociado a características o comportamientos de una persona, lo cual hace que seamos diferentes a los demás, ya que no todos somos iguales.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:

Revista La Catáfora. (2016, 15 agosto). CARLOS ERNESTO CABRERA MIRANDA 2016 [Vídeo]. YouTube.


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