A quien la lea…
No podría tener usted que me lee una presentación más hostil que la siguiente; esta carta no es para usted, de hecho, si no la lee ella, no será para nadie que pudiera encontrársela. Por eso es una carta resignada, porque ante la imposibilidad de dársela a quien podría llegar a encontrarle valor, debo hacerla para todos, casi como si fuera el dolor y la pérdida de la mujer querida algo de lo que uno pudiera jactarse. No me tome por masoquista; considéreme cobarde, débil, insensato, ingenuo pero no crea que disfruto de esta situación.
Ya que ha seguido hasta aquí leyendo juzgue si hago bien con escribirle a ella estas palabras. Permítame olvidar que usted y otros pudieran ser parte de esto que en un momento pensé que solo era de dos, excúseme de no darle más explicaciones ni referencias. No puedo, no puedo darme el lujo de escribir para los demás cuando solo me importa escribirle a ella, ¿qué tal si llega a leer éstas palabras y no las siente suyas, si no logro decir lo que no pude cuando la tuve frente a mi?…
Quiero decirte que aunque pienso que debería estar odiándote o intentando olvidarte aun te quiero, ¿no te parece una tontería? después de todo lo que ha pasado y también de lo que nunca pasó te quiero, te sigo queriendo. Ambos sabemos o aceptamos que ya no hay modo ni tiempo para un nosotros y sin embargo este sentimiento aun se resiste a morir. No puedo decir cuánto más more en mi este amor, porque está alimentado por la nostalgia y tarde o temprano pasará, tiene que pasar.
Alguna vez preguntaste si lo que buscaba era solo un contacto sexual, ¿lo recuerdas? de una excitación no surge amor, de dónde salió lo que siento entonces si ni una sola vez pude tocar mis labios con los tuyos, si tal vez nunca, ni en ningún sentido, fuiste mía.
Te escribo porque cuando estuviste frente a mi -si pudiste ver mis ojos- habrás visto que estaba derrumbado y con la garganta anudada. Y no creas que el dolor era físico, o si lo fue, entonces por primera vez sentí como el alma se hacía tangible, palpable, sensible.
En ese momento tal vez debí tomar tus manos, abrazarte, acariciar tu rostro, perder mis dedos entre tus cabellos; ¿por qué no lo hice? porque estaba dolido como todavía lo estoy, de sentir que tal vez nunca me quisiste y solo te sentías bien de oír mis halagos. Porque pienso, ¿por qué tenías que contarle todo, sin omitir detalles?¿por qué no tomaste precauciones?.
No puedo reprochar el que lo eligieras, yo apenas y había aparecido en tu vida, aunque déjame decirte que intenté hacer de cada instante una oportunidad de halagarte, de quererte, de valorarte, cuánto de eso logré, eso solamente lo sabes tú, yo aunque lo pude en alguna oportunidad haber oído no puedo saber si fue así o no.
Me estoy intentando despedir de una mujer que quise tanto en tan poco tiempo, que fue mía en el deseo y las palabras, que nunca pude compartir más de una hora seguida, que siempre tuve que compartir con el ruido, la calle, la gente, la señora que en la casi total oscuridad sentía que necesitaba barrer la calle, ¿la recuerdas?
Me imagino nos veíamos felices, quizás si hubiera podido vernos a ambos y no solo tus ojos y tu sonrisa que siempre se escondía de mi, tal vez tendría más seguridad si realmente me quisiste, si también fuiste feliz como yo contigo. «Todo lo llenas tú, todo lo llenas…».
Quizás cómo han sido estos días para ti, tal vez y sea mejor el nunca haberme querido y olvidarme repentinamente, darme tu «estima», ¿sabes cuánto duele acomodar un afecto donde debería ir una pasión, un amor, un deseo?.
Ojalá te ame en todo tiempo y toda circunstancia, que nunca te haga con su actitud querer recuperarme, porque tal vez no esté, porque tal vez como alguien dijo «este hechizo llega una vez en la vida». Que te quiera, te seduzca, te abrace como si te le fueras, te bese como si con un solo beso fueras completamente de él, te escuche como si fueras siempre lo primero en su atención, te cuide, incluso si tu mayor riesgo llegase a ser él mismo.
Quisiera todo esto tanto como poder haber huido contigo, ser yo y no él. Quedaron los viajes sin hacer, los besos que no llegaron, las caricias breves y esquivas, los libros que nos ocultaban de los demás, ¿si nos veríamos más distantes por tener un par de libros entre los dos? já…no estuvimos nunca frente a niños…
Finalmente en una carta de despedida con tanta desolación y frustración no puede faltar el reproche, no me lo guardo, claro que no!; te metiste en esa ventana que siempre tuve de salir de una realidad que a diario me comprometo a mantener pero siempre en la espera de que algún día ya no sea más, en ese cielo nocturno estrellado está tu recuerdo, ¿si sabes cómo entraste ahí, podrías decirme cómo salir?
Ojalá puedas leer esta carta, no se si para cuando la leas siga doliendo tu recuerdo y vivo el sentimiento. Hasta este momento te sigo queriendo, te sigo pensando, te sigo sufriendo.
Espero en algún momento no seas ni un recuerdo, porque no creo que pueda volver a verte sin volver a cautivarme, y de ahí a quererte.
Te quiero,
aunque no quiero
OPINIONES Y COMENTARIOS