XLIV
Fuiste en la arena sombra cigüeña
desnuda / sinuosa / tendida / asimétrica / tardía
cuando lascivas tardes radiaron abril
reconocí tus colores con el aguacero
jugabas al escondite teñida de vino tinto
cerrabas veloz tus ojos magnéticos
detenías los cristales del cielo
apresaban tus dedos esféricas nubes.
Llevé mi boca en llamas
yo fingía que me alejaba /
para no asustarte /
frenaba tus hombros / recorriéndolos
como vientos rojos alfareros
los que soplan en las dunas del desierto
desnudando vulnerables eléctricos reptiles.
Yo cantaba a tu oído melodías libertinas
me arropaba de ti / sin hileras ni calcetines
y viajamos por corrientes ecuatoriales infinitas
arropándote de mí / una y otra vez.
Hoy en el piso / tras la puerta y su bisagra
al pie de la ventana y su pestillo
aparece un tabaco ardiendo
una emoción cinematográfica
un dolor en el pecho / un holograma triste
entonces / dejaré un beso escondido
para que lo busques en urgencia sumergida
un beso también en tu amazonía primaria
en tu laguna marsupial / en tu abismo profundo
en tu vertiente abdominal
vendimia lingual, dactiloscópica
te despertarán la noche /
y mi impronta en la almohada
de no ser suficiente
carbonizado el cielo
dejaré una tempestad en tu océano
una estrella incendiada.
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