IV
En las orillas de las playas se licúan diamantes perfectos
fluyen por nuestros sueños como dulces aguardientes
adormecen nuestros párpados cuando perdemos la razón.
Los locos duermen desnudos en las playas
danzan sus cabellos enredados
por magnéticos eclipses anulares
luego se visten solitarios / transparentes
cabalgan ágiles sobre las espumas de las olas.
suben a escenarios de barcos sin destino /
se despiden en los muelles
agitan enormes pañuelos
y abrazan vivamente a desconocidos.
En noches inocentes, nos cuentan tres mentiras /
sus recuerdos persistentes
en horas de oración /
hurgan finamente sus heridas
en caminos vacíos y crepúsculos
persiguen a escondidas nuestros humos de tabaco
en diáfanas tardes de islas distantes
sujetos a ventanas /
cortan aprisa sus venas /
entonces
la sangre oxida la lejanía
y la brisa
¡ah la brisa acerada!
se imanta de mar
nos quedamos afligidos /
prisioneros
sombríos felinos /
sumergidos en jaulas de cristal.

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