EL BLOG DEL TIEMPO – 21 DE NOVIEMBRE “El día en que nació la irreverencia” 
Por LuFer
I. El suceso
El 21 de noviembre de 1694, en una Europa que caminaba sobre sombras, nació un niño que no heredaría coronas ni templos, sino algo más peligroso:
la palabra.
Lo llamaron François-Marie Arouet, pero la historia lo conocería como Voltaire, el hombre que desafió reyes con tinta y desarmó fanatismos con ironía.
Afuera, la noche era larga.
Adentro, un recién nacido preparaba una vida entera para contradecirla.
Aquel día, sin saberlo, el tiempo asistió al nacimiento de una de sus pocas criaturas capaces de enfrentarlo sin miedo.
II. La reflexión del hombre
Voltaire entendió temprano que vivir es una forma de desobediencia.
No se conformó con la verdad oficial, no aceptó que el poder dictara qué debía pensar un hombre, ni que la religión callara la voz de los que dudan.
Por cada cárcel, escribió un libro.
Por cada exilio, encendió una lámpara.
Por cada censura, abrió una ventana.
El tiempo —ese juez silencioso— observaba cómo un solo individuo podía incendiar más conciencias que un ejército entero.
Voltaire no fue un filósofo encerrado en un despacho.
Fue un testigo de la injusticia, un cronista de los abusos, un enemigo de todo aquello que se creía eterno.
Y tal vez por eso sigue vivo:
porque la irreverencia, cuando es justa, no caduca.
III. El Tiempo habla
“Yo lo vi,” murmura el Tiempo.
“Vi a un niño convertirse en fuego.
Vi cómo golpeaba mis paredes con preguntas que nadie se atrevía a pronunciar.”
“Los reyes lo temieron.
Los jueces quisieron enterrarlo en silencio.
La religión trató de apagarlo con sombra.”
“Pero aprendí algo mientras lo vigilaba:
que un solo pensamiento libre puede durar más que cien imperios.”
“El tiempo lo probó.
No lo venció.”
IV. Cierre
Voltaire murió hace siglos, pero cada 21 de noviembre revive un poco.
Se levanta entre los escombros de los viejos abusos, se sienta frente a nosotros y pregunta:
¿qué estás haciendo con tu libertad?
Y el tiempo, testigo eterno, recuerda:
No todos los hombres trascienden, pero algunos dejan palabras que el tiempo no puede borrar.
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Por LuFer
Del proyecto literario “El Blog del Tiempo” – Reflexiones sobre los días que nos miran desde el pasado.
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