Mi madre tuvo un gato de color café, un negocio de lanas y un marido idiota.El gato de perdió una noche de romance, el negocio quebró y el marido se largó con una rumana que conoció recargando el móvil de prepago.
Mi madre, que nunca fue amiga de dramas, adoptó un perro famélico al que llamó Zurdo ,empezó a vender seguros de decesos y se compró un consolador con purpurina que tenía más luces que marido huido.
Y así siguió, sobreviviente, práctica, imbatible, arrimada a aquel perro que la miraba como si lo entendiera todo o como sino hubiera nada que entender.
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