Una ladera, un punto de inflexión, un barco y un llano.

Una ladera, un punto de inflexión, un barco y un llano.

Me siento perdida.

Siento que no sé lo que siento.

Pienso que no sé lo que pienso.

Tantas cosas y ninguna al mismo tiempo.

¿Me gusto o no me gusto?

¿Lo hago o no lo hago?

¿Lo cuento o no lo cuento?

¿Me callo o no me callo?

Estoy perdida. Me siento en ese punto de la vida en el que si me dan una pista lo agradecería, pero si no no sería tan divertido ¿no?

Jugamos a las eternas adivinanzas en un juego de azar que terminará cuando dejemos de respirar.

Apostar.

Eso es la vida, una apuesta «no segura» ¿Sois de los que penáis que hay mil realidades, millones de escenarios dependiendo de lo que habéis elegido en un momento dado, de lo que habéis apostado…?

Quisiera saber si alguien más ha estado en mi lugar, sintiendo que tus cualidades y aptitudes se están desaprovechando, que estás a merced de decisiones de terceros en una empresa y en una vida que se te está yendo de las manos, que se te escapa de los dedos como un puñado de arena.

Me siento en un punto de inflexión y a la vez en un llano sin horizonte.

¿Qué hago? ¿alguien lo sabe?

No todo puede ser perfecto todo el rato y eso que tenías, eso que era tan seguro ya no lo es, ya no lo tienes tan claro, estabas en la «cima» y ahora estás abajo, mirando hacia arriba, intentando alcanzar con la mirada esa persona que estaba en la cresta de la ola que tenía confianza y sabía lo que quería, no como ahora…

¿Cómo se puede cambiar tanto en tan poco tiempo?

A veces sientes que todo sigue girando, avanzando y tu volviendo al ¿punto inicial? si así se puede llamar.

Perdida y con ganas de encontrarme.

En la vida no hay un «caballo ganador» no hay apuestas seguras… No sabemos quien llega antes a la meta porque tu meta no es la mía y nuestras vidas solo comparten el aire que respiramos y la tierra que pisamos.

Creo que alguna vez es normal sentirse perdido, pero la fórmula para encontrarse no te la da nadie y eso cansa… agota y desmotiva.

Siento que sigo un rumbo que no es rumbo porque solo estoy en el barco, no tengo el mando, ahora mismo no soy el capitán, soy… uno más que decidió subirse y dejarse llevar por el viento y el mar.

Qué dramática me pongo de vez en cuando…

Me siento perdida y sólo puedo expresarlo y preguntar si a ti te ha pasado.

Igual solo hay que relajarse un poquito y disfrutar de este día a día aparentemente sin sentido.

Bueno, para ir acabando…

En un barco sin capitán a merced del aire, del sol y del mar.

En un llano desierto sin horizonte.

En un punto de inflexión.

En una ladera mirando hacia arriba a la persona que era.

Una vida que lejos de parecerse al agua, se parece a la arena; opaca y ligera que se desliza por los dedos cuando intentas cogerla.

Me siento perdida y quiero encontrarme, pero por lo menos me puedo atribuir el mérito de reconocerlo y de admitir que lo estoy, que estoy perdida en el inmenso limbo de posibilidades y que lo voy a cambiar, aunque quizá debería empezar por intentar dejarme llevar y dejar de pensar tanto en lo que era, en lo que ya no soy y en lo que quizá seré, eso por lo que apostaré sin saber si ganaré.

AMB.

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