
Lugar Sierra de los difuntos, en la sierra de los Padres, aquella noche respiraban un silencio espeso, de esos que hacen sonar hasta los grillos con eco.
Los tres músicos del trío —Tomás en guitarra , Darío el batero y Julián el bajista — habían decidido acampar y quedarse a dormir bajo las estrellas, después de un ensayo que se extendió entre mate, vino y risas .
Tomas , siempre con ganas de asustar, interrumpió una melodía:
—Che, Dardo… mirá atrás… ¿eso no es un puma?
Darío se dio vuelta de golpe, con el corazón a ritmo de swing… Nada. Solo sombras y pasto.
—¡Sos un tarado! —le respondió entre risas.
A los cinco minutos, volvió la voz burlona de Tomas:
—¿Oia….y eso que se mueve? ¿No será una víserpirte?
—¿Una qué? —preguntó Julián.
—Una víserpirte… viste esas que se te enroscan en el tobillo y te dejan sin alma.
—Eso lo inventaste recién —rió Tomás, afinando una nota en su viola que parecía una carcajada.
Pero entonces el aire cambió. Una nube se corrió y la luna iluminó un punto en la loma: algo brillaba. Un destello blanco, irregular, frío.
Los tres quedaron mudos.
—No jodan che , eso sí que no es un reflejo —susurró Julián, abrazando su mochila como si fuera un escudo.
Caminaron despacio, sin hablar. El brillo parecía moverse, pero era el viento que hacía vibrar los pastos. Cuando estuvieron a pocos metros, Darío apuntó con la linterna del celular.
Y ahí estaba.
Una calavera de vaca, limpia, fosforescente, como si guardara en los huesos toda la luz de la luna.
El silencio duró lo que tarda un corazón en volver a su compás. Después, Tomás murmuró:
—Che…es un aviso, esto tiene swing.
Esa misma semana, compusieron un tema nuevo. Empezaba con un ritmo lento, casi espectral, y después estallaba en percusion de parches y platillos.
Le pusieron de nombre La Calavera de la Vaca.
Comienza el tema, bajan las luces el publico espectante, una luz fosforecente ilumina desde arriba al trío, Dardo hace un leve solo del platillo logrando una atmósfera de misterio como si el sonido viniera desde lejos e irrumpe con el redoblante, Julián comienza a tocar el bajo con notas de película de terror y Tomas irrumpe con un sonido agudo que hace saltar de la silla a los espectadores.
Era la presentación de …La calavera de una vaca
Desde entonces, cada vez que tocan esa pieza, hay quien jura ver en el fondo del escenario un leve resplandor blanco moviéndose al compás del jazz.
Fin
Ruben ielmini
…al Sir jazz trío fusión
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