El absurdo ha quedado a la misma distancia del sol,
girando con lo vivo, fuera de la razón.
Mareas de incógnito bañan la esfera,
e inundan los tímpanos y retinas dóciles,
que los dejan escapar sin oponerse, mundo abajo.
Demasiada agua salada para que no calmen la sed,
aunque sea, de una sola garganta.
Demasiada luz para tan pocos párpados,
que no alumbran lo que yo quiero ver.
Si vuelvo, me iré temprano,
regresaré a aquellos tiempos en que fui emocionado,
y así y todo,
no será suficiente.
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