Anoche me despertó un sonido, era como si alguien caminara descalzo por el pasillo, despacio, arrastrando los pies.

Al principio pensaba que solo era mi mamá, pero cuando me asomé vi que su puerta estaba entreabierta y la vi durmiendo profundamente, así que regresé a mi habitación; el sonido seguía pero se escuchaba más lejos, así que cuidadosamente bajé las escaleras y me acerqué a los ruidos.

Me percaté que el espejo del pasillo comenzó a empañarse solo.

No hacía calor, pero el vapor se formaba igual dibujando un símbolo que no reconocí.

Pensé que era un reflejo raro, hasta que escuché un susurro salir del vidrio: “¿Puedo entrar?”.

Retrocedí, pero el espejo ya no mostraba mi reflejo.

Mostraba una habitación diferente: un altar, velas negras y una figura con cabeza de cabra observándome desde el otro lado.

Sus ojos parecían entenderme, y cuando parpadeé, ya no estaba frente al espejo… sino dentro.

Del otro lado, mi reflejo me miraba desde mi casa, y detrás de él, la figura de Baphomet lo tocaba en el hombro.

La vela del altar se encendió sola…

Y comprendí que ahora yo era el reflejo.

Etiquetas: baphomet

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