En la cultura élfica, existe una creencia que se ha respetado por milenios. En Zafir, el ciclo lunar dura exactamente 30 días y se cree que los niños elfos que nacen en luna llena, están destinados a grandes cosas. Urludyn, la diosa élfica por excelencia, es representada con la luna y es por eso, que quienes nacen en luna llena, son considerados especiales o agentes de cambio.

En Zafir, la expectativa de vida de los elfos se promedia en 653 años. El ejemplar más longevo registrado, llegó a los 713 y digo esto para poder entender lo siguiente. Si bien viven mucho tiempo, la libido de estas criaturas es muy baja. Las relaciones sexuales son meramente un compromiso para ellos. Tan solo lo hacen para mantener su especie viva. Dicho esto, la reproducción es un problema para los Elfos y es por eso, que no muchos nacen y no muchos nacen en luna llena. En esta historia, vamos a tener la fortuna de adentrarnos en la vida de dos “Moon Childs”, nacidas el día 120 o en la quinta luna llena.

El día 120 a las 00:00, Myrin sintió que su bolsa se rompió. Era una elfa con pelo colorado rizado, piel pálida, muy fina y con ojos color rojizos también. Myrin estaba sentada sobre un silloncito en su balcón admirando la luna llena leyendo documentos reales. Ella trabajaba como Asesora de la corona real y era muy respetada en la ciudad de Galandel.

  • ¡Feynas! ¡Creo que va a nacer! … Feynas! – Myrin gritaba mientras veía como su vestido verde oscuro se humedecía al romper bolsa. A su vez intentaba pararse pero sus piernas se vencían y ahí fue que apareció su pareja, Feynas

Un elfo de pelo blanco lacio, con ojos ceniza y unas ropas color celeste de seda apareció para sostenerla antes de que se venciera por completo. Su piel también era pálida y era bastante delgado y alto. La miro a los ojos y ambos miraron la luna.

  • La luna está llena… Has sido bendecida mi amor – Decía Feynas mientras la ayudaba a caminar fuera del balcón.

Esa noche, Myrin dio a luz a dos niñas. Ninguno de los dos se lo esperaba, pero dos niñas en luna llena… era una bendición enorme. Cuando Myrin ya había terminado de parir, una enfermera le dio a su segunda hija en brazos. Feynas cargaba a la otra.

  • Hola cosita mía – Le decía Feynas a su nueva hija en tono juguetón. También dejaba caer algunas lágrimas mientras le besaba la frente a su pareja y luego a su hija – Te amo My.

  • Yo tambien Fey.

Así, las bebés crecieron y pasaron a ser niñas. Las nombraron Lia y Velma. Ellas eran mellizas y se notaba que Lia habia salido más parecida a su padre mientras que Velma a su madre. Lia tenía ojos ceniza y pelo lacio del mismo color. A su vez, su piel era pálida y se sentía que su energía era más calma. En el caso de Velma, era una copia de su madre, con ese color de pelo rojizo al igual que sus ojos y su personalidad era bastante más activa. Buscaba constantemente aventuras, muy similar a su madre cuando era joven.

Como mencionamos antes, Myrin trabajaba para la corona y eso le demandaba mucha horas de trabajo, es por eso que Feynas se encargaba de la crianza de las niñas más que nada. Las niñas ya tenían 20 años y había una actividad que disfrutaban por sobre las otras, ir de campamento.

  • ¿A dónde iremos hoy papa? – Preguntaba Velma

A los 20 años, los elfos lucen al equivalente de un humano de 13 años aproximadamente. Ya habían crecido estas jóvenes y se notaba físicamente. Ambas habían crecido mucho en altura y estaban midiendo cerca de 1.65 metros de alto, mientras que sus caras se definen más. Lia tenía una cara de princesa mientras que Velma era más exótica. Tenía un poco de nariz griega como su madre y boca más grande.

  • Si te lo diría, dejaría de ser una sorpresa – Le decía Feynas sonriendo – Hoy no solo vamos a acampar, vamos a entrenar.

Ambas jóvenes se miraron sin entender mucho, pero se notaba que velma estaba mucho más emocionada que Lia.

En ese momento, estas tres figuras caminaban por un bosque hermosamente iluminado por la luz de la luna natural. El bosque estaba lleno de animales salvajes como lechuzas, ciervos, conejos, osos, sapos y muchos más. Mientras caminaban, Lia intentaba acercarse a algunos animales para relacionarse.

  • Ven pequeño, no te haré daño – Dijo Lia mientras ponía su mano boca abajo para llamar un conejo

En ese momento, el conejo comenzó a acercarse lentamente hasta que Lia lo pudo tocar. La sonrisa de la joven lo decía todo que miraba a su padre y este le devolvió la sonrisa. Instantáneamente, Feynas pudo ver que más conejos, un ciervo y una familia de lechuzas, se acercaron a Lia de a poco. Él al principio se quedó tieso. Sin embargo, Lia, se paró y todos los animales se acercaron a ella y los pudo tocar a todos.

  • Papá, yo también quiero hacer eso! – Decía Velma algo molesta y en tono caprichoso.

  • Hahaha, no te preocupes Vel, para eso estamos aquí. Para ver cual es tu poder. Parece que ya encontramos el de tu hermana… –

Feynas le apoyaba una mano en la cabeza a Velma y le sonreía. Velma lo miraba y volvía a reírse.

Esa noche, a eso de las 10 pm, nuestros protagonistas llegaron a un lago rodeado de árboles. Había unos cuantos bichos bioluminiscentes por encima. Los Elfos en Zafir no necesitan dormir, pero si necesitan hacer una meditación profunda para descansar sus mentes, es por eso que Feynas decidió que comieran algo y luego se pongan a entrenar con la luna sobre ellos.

  • Bien niñas, hora de entrenar.

Velma saltaba de su asiento mientras que Lia se paraba con cara de inocente sin entender mucho. Su padre las llevaba caminando hacia un claro en las orillas del lago.

  • ¿Recuerdan las historias que les conté cuando eran más pequeñas?

  • Emm, que Urludyn nos había elegido entre muchos niños ? – Decía Lia mientras miraba la luna.

  • Muy bien Li, así es. Esos cuentos no eran fantasía, son verdades. Lo que te sucedió anteriormente Li, es un obsequio de Urludyn. Estamos aquí para que aprendas a usarlo.

  • Y que le han obsequiado a Velma? – Preguntaba Lia curiosamnete

En ese momento Velma la miraba haciéndole caras de enojo, pero Lia permanencia estática.

  • Haha, todavía no lo sabemos, pero para eso estamos aquí. Siéntanse cómodas, porque estaremos aquí unos cuantos días niñas.

  • Y mamá no va a venir? – Decia Lia

  • Mamá está trabajando ahora, pero seguro vendrá en unos días.

  • Entiendo.

  • Bueno, empecemos papá! Quiero saber cual es mi poder! – Decía Velma entre un tono de enojo infantil e inseguridad.

  • Hahaha, comencemos entonces!

Así fue como pasaron cerca de 90 días entrenando, tres lunas llenas. Los primeros 30 días, su padre le reveló los secretos de la energía. Él podía manipularla y así volver su cuerpo más fuerte de lo que un humanoide promedio haría. Comenzó a hacer movimientos con su brazos y luego, su cuerpo incorporo una aura brillante de color celeste a su alrededror.

  • WOOOOW – Decian las niñas

Luego de hacer eso, su padre comenzó a hacer un remolino en el lago y luego hizo que un chorro como el de un géiser se eleve por 6 metros de alto. Las niñas estaban atónitas. Velma estaba super emocionada y excitada, mientras que Lia estaba más calmada y hasta tenía un poco de miedo. Luego su padre la miró y les dijo:

  • Eso es lo que pueden lograr manipulando su energía. No solo la suya, sino la de este bosque también por ejemplo. Cada usuario de energía moldea su técnica de acuerdo a sus habilidades y creatividad. Cada alma tiene características diferentes que determina su afinidad con ciertas técnicas. Ha llegado el momento de que descubran las suyas.

Velma estaba por saltar al lago de la emoción, mientras que Lia se miraba las manos sin entender como ella quizás algún día, sea tan poderosa como lo que hizo su padre.

Así fue como fueron descubriendo cada una su afinidad. El primer paso fue lograr que ellas entiendan cómo activar su energía. Eso las dejaría ver cosas no solo de su ser, sino de su alrededor. Lia fue la primera en dominarlo y le llevó siete días, mientras que Velma lo consiguió al día siguiente. Cuando Lia activo su energía, un aura de entre celeste y verde brillante la rodearon. Mientras que a Velma, la rodeaban los colores rojo y violeta

Cuando ambas activaron su energía, su padre se quedó impactado. Podía ver a sus hijas quietas con los ojos cerrados, completamente concentradas haciendo fluir su poder por su cuerpo. Él podía ver sus auras y eso lo llevaba a pensar lo siguiente: “Aura doble… con que así son los Moon Childs. Es increíble. El potencial de estas niñas no tiene techo. Dominar una segunda afinidad puede tomar años. Su doble color en el aura a esta edad… es aterrador y fascinante al mismo tiempo”. Feynas dejaba caer unas lágrimas de sus ojos que las secaba rápido y volvió a su entrenamiento.

  • Myrin… Las reglas son las reglas y lo sabes – Decia un Elfo de pelo ceniza largo con túnicas de color blancas muy elegantes.

  • Su majestad, por favor, debe entender que… – Decía Myrin angustiada.

  • ¡No lo volveré a repetir! – interrumpía el rey de Galandel alzando la voz de manera elegante – Galandel antes que nadie.

Myrin se largaba a llorar y se tapaba la boca. Sentía que alguien le pisaba el corazón pero como el rey dijo, las reglas son las reglas. Ella había jurado proteger a su ciudad y su rey ante todo. No habia otra opción.

Ya habían pasado casi 90 días desde su llegada al bosque. Lia y Velma, solo crecían en poder y confianza. Velma paso la mayor parte del tiempo encontrando cual era su poder particular que no entendía. Pero así como es su personalidad, tarde o temprano, se iba a dar cuenta de que lo suyo era…

  • ¡SIIIIII! Viste eso papa? – Gritaba Velma tras hacer aparecer fuego en su mano – ¡Mi poder es mucho mejor que el de Li!

  • Ha ha ha, no digas eso Vel – Respondía su padre – Son diferentes. No te compares con tu hermana por quien es mejor. Céntrate en cómo puedes hacer para mejorar tu energía.

Feynas siempre hablaba con un tono muy calmo. Mientras Velma seguía haciendo aparecer fuego de sus manos, Lia correteaba con varios animales. Unos conejos le habían traído unas frutas del bosque para que ella comiera, mientras que un ciervo le agachaba la cabeza para que Lia lo acaricie.

Era el mediodía de un hermoso día de 25 grados. Feynas preparaba el almuerzo cuando vieron que una mujer hermosa se acercaba hacia ellos. Myrin, hacía su entrada y se reencontró con su familia luego de varias Lunas.

  • MAMÁ – Grito Velma mientras salía corriendo a treparse en sus brazos

Myrin sonreía y la alzaba mientras le besaba la cabeza. Lia se acercaba más calma con una sonrisa cálida y la abrazaba por la cintura. La mano de Myrin se posaba por la cabellera de su hija mientras que Feynas se acercaba para recibir a su pareja y darle un beso luego de tanto tiempo.

  • ¡Que rico lo que huelo! ¿Llegué justo para comer? – decía Myrin en un tono juguetón

  • Si Mamá, pero mira lo que puedo hacer – Velma se paraba y hacía aparecer fuego en sus manos luego de estar unos segundos concentrando – Viste? Viste?

Myrin lucía sorprendida para seguirle el juego a su hija.

  • Incredible mi amor!! Te felicito!

  • Así es. Estuvimos entrenando mucho estos días, ¿cierto chicas? – Decía Feynas mientras le servía un plato de fideos caseros a su pareja e hijas. Las niñas asentían mientras comían sus fideos.

  • Tengo buenas noticias para todos… el rey quiere verlas niñas!

Detrás de estas palabras, Myrin escondía algo. Estaba intentando seguir aparentando para no levantar sospechas. Sin embargo, su pareja sabía que algo no estaba bien. Velma saltaba y corría de emoción mientras que Lia sonreía y se peinaba con sus manos el pelo. Feynas la miró fijo a Myrin esperando alguna otra respuesta de ella. Pero nada más salió de su boca.

Tras terminar de comer, volvieron a Galandel para ver al rey. Las niñas lucían un nuevo vestido cada una. Velma posaba con un vestido rojo carmesí con destellos dorados en el y algunas pulseras de oro. Mientras que Lia, tenia un vestido de color Blanco con algunos tintes celeste muy suaves y un collar con un pequeño Zafiro. 

Myrin se peinaba en el baño cuando escuchó a alguien golpear la puerta.

  • Si…

  • Amor… ¿Está todo bien ? – Decía Feynas tranquilo

  • Si Fey, porque no lo estaría… El rey Orion quiere ver a nuestras niñas, no es maravilloso? – Con cierto tinte de excitación falsa

  • Si… pero a ti te noto distante. ¿Pasó algo además de eso?

Por un segundo, Myrin pensó y se quebró emocionalmente. Feynas lo notó y la comenzó a abrazar tratando de consolarla. Ella no emitía ninguna palabra igual, pero su marido decidió confiar en su pareja y que el tiempo la dejaría expresar lo que tenga que decir. Así que luego de besarla nuevamente, ambos salieron de la casa, agarraron a las niñas y caminaron hacia el flamante castillo de Galandel.

Un castillo con una arquitectura única, con grandes jardines en él y vegetación de todo tipo. El color del material, es de un blanco brillante y algunos de sus ornamentos, llevan oro, volviendo a este castillo, una verdadera maravilla arquitectónica de los Elfos. Sus picos altos y arcos, hacen que el castillo de Galandel hable por si solo. 

Esta familia fue llevada en una carroza hasta llegar al pie de una gran escalinata, donde soldados de armadura flamante, los ayudaron a bajar. El mismísimo rey Orion junto a sus asesores, aparecieron para darles la bienvenida. Durante todo el viaje, Myrin estuvo distante y solo le agarraba la mano a su marido. Al ver al Rey en frente de ella, ya supo todo…

  • Lia y … Velma – Decía el rey. Velma saltaba de emoción mientras que Lia estaba más tímida – He oido mucho sobre ustedes, que alegría que estén aquí, vengan les mostraré el castillo.

Velma salía como un cohete claro. Las dos niñas iban con el rey. Cuando Feynas quiso dar un paso adelante para seguirlos, dos guardias posaron sus lanzas en forma de cruz frente a él. Sin entender, no dijo mucho. Procedimientos reales, pensó. Él las saludaba a sus niñas con una sonrisa mientras veía como entraban al castillo y ya las perdía de vista.

Esa imagen fue lo último que vio Feynas. Los soldados lo asesinaban a sangre fría mientras Myrin se quebraba en llanto y tristeza. Se agarraba la cabeza preguntando nuevamente si hizo bien en obedecer lo que firmó hace tantos años. Las niñas por suerte, no saben nada de eso, pero caminan junto al rey hacia un destino completamente incierto.

¿Para qué querrán a estas niñas? Mismo Myrin se lo cuestiona ahora. Al final Urludyn, ¿ la bendijo o la maldijo? Myrin se tiraba en arriba del cuerpo de su esposo muerto llorando desconsoladamente mientras una elfa de pelo negro se posaba detrás de ella y le tocaba el hombro diciendo

  • Hiciste lo correcto Myrin. Galandel no lo olvidará…

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