Igual que los demás

A donde todos huyen, huiré yo,

con los odios bajo el brazo,

igual que los demás.

Cuando muera mi cuerpo,

empezará por mis manos.

Saltará de mi ombligo,

la serpiente azul,

la del celeste brillo.

Eludirá el veneno de hiel,

dejará detrás mi seco vientre de eunuco,

y reptará hasta el árbol más cercano.

Mientras yo me despido,

con mi adiós infrecuente,

sin poder evitarlo,

me abandonarán seguro,

mis otros pedazos.

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