25 de junio de 20••

25 de junio de 20••

Sosegado

31/10/2025

Ayer recibí su llamada, hablamos hasta las cuatro de la mañana. En nuestra conversación descubrí una cosa que ha estado en mi mente todo el día. Ella me dijo que si yo le hubiese propuesto matrimonio, su respuesta habría sido afirmativa. Un matrimonio sin ceremonia, simplemente ir, a donde sea que se tenga que ir, y firmar el acuerdo, ella sólo quería que se concretase la unión, saber la existencia de algo material que exprese en la realidad el amor que nos teníamos. No importaban los lujos, nunca le importaron.

Ahora me siento muy extraño, es raro saber que tuve la posibilidad de casarme con el amor de mi vida, que tuve la oportunidad de tenerla a mi lado el resto de mis días. Ahora me arrepiento, me arrepiento de todo, de todo lo que fuí, de todo lo que soy. Nunca antes me había sentido tan ajeno a mi, es la primera vez que siento tal decepción. No puedo más que sentir lástima por quien veo en el espejo.

Recuerdo haberle dicho que soy por naturaleza solitario, le mentí, por naturaleza soy suyo y como antes de su llegada, ella, no estaba en mi vida, pues no me quedaba de otra que ser solitario y ahora que la he perdido, no queda de otra que volver a serlo. Saber que lo que pude tener derivó en estas palabras es triste. La tristeza que siento es nueva para mi, es una tristeza sin lágrimas, una tristeza sin expresión, es una tristeza que satura tanto que me impide expresarla, no se puede exteriorizar, mi cuerpo no es capaz. No tengo espacio para nada, soy apatía derivada del vacío de esperanza.

Su pérdida fue muy díficil, pero intenté racionalizarla para hacerlo menos dolorosa, me intenté engañar afirmando que nuestra separación fue algo ineludible, que mi existencia en su vida carecía de sentido, que no era compatible con sus deseos, pero ayer sus palabras actuaron como un golpe seco que te arrebata del letargo, sus palabras fueron una bofetada insospechada, y ahí recién entendí que sus deseos eran yo, que deseaba mis abrazos, mis besos, mis cumplidos, mis te amo, mis buenos días, mis buenas noches, mis cómo te fue, mis sí, mis no, mis masajes, mis caricias, mi compañía, mi sexo. Lo que deseaba era a mi, pero yo la privé de sus deseos y le entregué sufrimiento. Supongo que ahora se invirtieron los papeles.

Etiquetas: diario

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