Ya no quiero sostener lo que pesa,
ni fingir sonrisas que no nacen solas.
Quiero espacio, aire, ligereza,
volver a ser raíz y ola.
Vengo de donde todo era deber,
donde cada paso tenía que complacer,
donde el miedo guiaba mis gestos,
y la calma dormía bajo pretextos.
Hoy no culpo, no niego, no huyo,
solo elijo.
Elijo el silencio que abraza,
la risa que brota sin permiso,
el cuerpo que baila sin mirada ajena,
la voz que canta sin juicio.
Quiero leer despacio,
sentir sin calcular,
amar sin prometer eternidades,
reír sin disfraz.
No busco ruido, ni promesas al viento,
busco el gesto sincero, el instante atento.
La vida sin forzar,
el alma sin deber,
la libertad de ser sin tener que convencer.
Ahora vuelo,
no hacia alguien, sino hacia mí.
Y en esa calma,
hay algo eterno.
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