Yo no soy de esta época, ni de estos tiempos, ni de este siglo.
Estaba escrito en mi calendario el momento en el cual iba a recordar.
Hay canciones que detonan mis recuerdos de otras vidas, y por algunos instantes me teletransporto allí.
Mi cuerpo se ha alineado con la luna, con la naturaleza y el universo.
Ahora bailo, río y lloro cuando a la vida se le antoja.
Soy el canal por el cual se cuela una música que no todos escuchan.
Buscando los secretos del universo los he podido hallar.
Como un faro de luz en medio de una ciudad profundamente desconectada, pero para ellos, la loca soy yo.
He llorado mil lágrimas al darme cuenta cuanto tiempo me estuve traicionando.
Por otros, por las creencias autoimpuestas, por encajar en esta sociedad.
Lo cierto es que yo no vine a eso a la vida, pero tengo heridas de otras épocas que no logro aceptar.
Nací creyendo que debía esconderme, que mi sensibilidad iba a ser juzgada y reprendida.
Me anestesié de tantas maneras que ya ni tan siquiera las puedo recordar.
Lo que no se me olvida, es que por mucho tiempo fui alguien que no era.
Aunque siendo ese personaje hubieron muchas cualidades que logré potenciar.
Hasta que me di cuenta que solo estaba recordando, que todo estaba grabado en la huella de mi alma y que habían muchas cosas de mí que seguían enterradas en lo más profundo de mi ser.
Bienvenidos a mi nuevo yo, en el que no hay identidad sino alma con una infinidad de potencialidades.
Solo soy un fragmento del todo que recuerda que en algún momento nunca hubo separación.
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