ABRIR EL PECHO

A veces crecen rosas en otoño, como inesperados milagros, cuando nos envuelve la niebla y el frío.

En ocasiones, al abrir nuestro pecho, recibimos hermosos regalos de luz, cuando creemos estar perdidos.

A menudo la vida nos sorprende gratamente, y se muestra gentil, diáfana, y plena de cálidos latidos.

Escucha sereno el canto incesante del cosmos, en la inmensidad de las estrellas y dentro de ti mismo.

Sentirás la corriente de energía sin límites que navega entre tus células, repartiendo claridad y sentido.

Francisco Gallardo Perogil 

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