El cielo es mi compañía, sonrisas en mi piel y las grietas que se esconden entre mi ser, otoño de papel y tu acento amaré, espero volverte a ver, espero te encuentres bien.

El paraíso en la Tierra, tu brisa entre mis venas, sentimientos resonantes envolviendo lo que haces, Septiembre agridulce, no te olvides de las luces, no te apagues sin querer, nunca dejes tu luchar, nunca dejes de remar.

Sueños al sureste que esperan nuestra suerte, en los ríos de tu alma se que encontraré mi calma, adornan mi rostro como cascadas cristalinas, ojalá pudiera volver a ser niña, ojalá pudiera regresar aquellos días.

Terapia en tus palabras, y me encuentro en las mañanas observando la ventana, los manglares de tu ser conquistaron mi querer, a respirar aprenderé y de mis pulmones cuidaré.

El café en mis recuerdos, pasajeros siendo eternos, lágrimas de miel impregnando mi llover, manos artesanas que construyen el soñar, y si decides regresar, ¿me podrías animar para ir al Madresal?

Mis ojos se engrandecen y mis miedos se adormecen, soy la chica de la lucha que busca tu reír, esa misma chamaca tan nostálgica y sonriente, aquella misma que lo siente.

Tonalá en tus acciones y Querétaro en mis reacciones, un velo a la distancia que otorga consuelo a quien lo alcanza, el Cañón del Sumidero muy presente en mis proyectos, entregaré mis libretos y viviré cada pequeño momento.

Querido chiapaneco, tus lecciones de vida aprendo, tus palabras tan sabias siempre recuerdo, eres grande y ejemplo, muchas gracias por estar, muchas gracias por llegar…

27/09/2024/.

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