La resolución en El Peruano brilló bajo la lámpara de su escritorio. Julio Demartini, exministro, ahora era Asesor de Alta Dirección. La tinta oficial secaba su impunidad. Esa noche, en su nuevo despacho de la PCM, una carpeta manila aguardaba sobre el escritorio pulcro. No tenía remitente.
Al abrirla, encontró una sola hoja. Era la fotocopia de un informe de Qali Warma, con la firma de un auditor fallecido meses atrás en un extraño accidente. Alguien había subrayado en rojo una cifra clave y escrito a mano: “Ellos saben que tú sabes”. Un sudor frío recorrió su espina dorsal. No era una bienvenida, era una advertencia.
Demartini apagó la luz y se hundió en la sombra, comprendiendo que su ascenso no era un premio, sino la movida de alguien más poderoso para tenerlo cerca, vigilado. La justicia lo buscaba, pero un peligro mayor lo acababa de encontrar.
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