Ciudad de atardeceres de verano 

donde el sol quema nuestra piel 

al son de una suave brisa qué sopla en sus calles 

la alegría se desborda ante el paso del río Magdalena 

rodeada de cayenas , en sus árboles se ven iguanas y ardillas de mi arenosa bella la ciudad que un día me vió dar mis primeros pasos en la época de mi niñez y la adolescencia .

Nunca olvidaré cuando caminaba por el Paseo Bolívar y la Calle de las Vacas con mi tío, recuerdo que el sol me calentaba y sofocaba mi cuerpo de la villa de San Nicolás de Tolentino donde el carnaval es la revolución del pueblo y el danzar de sus mujeres es un ritual digno de admirar.

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