«Extra de queso»
Volver de las vacaciones era como arrastrarse por el infierno, pero tenía que regresar con la pena abultada entre la ropa de mi maleta y la añoranza encogida en la típica bolsa de mano donde guardas los pequeños pero más intensos recuerdos de un prominente pasado.
Llegué..la casa aún olía a cerrado, y empecé a desmontar todas mis ilusiones que poco a poco daban vueltas en la lavadora. Aún me quedaba una semana para intentar poner orden pero cada vez que lo intentaba el sofa me secuestraba y mis letras me ataban al deseo.
Escribía como si esculpiera una imagen torneada perfecta y el calor incrementado subía con cada pensamiento pagano. Aparté un momento esa tentación, mire a mí alrededor, todo era caos, desolación, y calor mucho calor..justo estábamos en el epicentro de esas olas que precisamente no se surfean , se sudan intensamente y te arrebatan las pocas ganas de hacer…nada, incluso la cena se me hizo una carrera de obstáculos y solo tenía una idea en mente….
Se me antojó una bomba de hidratos de carbono que después de todo lo que ya llevaba encima solo me faltó ese pensamiento que se incrustó como el peor antojo psicológico de embarazada…pizza…pero no una cualquiera, ni de supermercado no, una extra de queso con el borde bien grueso, suculento y grasiento. Así que no me lo pensé y llamé para que me la trajeran como un pedido de Amazon prime.
45 minutos me separaban de mi bomba de hidratos y pensé que me daría tiempo de tomar una ducha bien fría para, quitarme el calor que iba en aumento. El agua caía suave en mi piel, como una caricia, mis manos recorrían mi cuerpo pensando en mis versos, tanto tiempo en saciar(me)…
darme un buen homenaje y ahora era el momento. Salí aun chorreando , me puse uno de esos vestidos cortitos que llevas para dormir, pero que los usas para estar por casa…este se pegó a mi piel aún mojada resurgiendo mis pezones y ese ansia por desahogar mi afilado veneno. Agarre el ventilador, me senté en el suelo y el aire comenzó a penetrar todos mis deseos. Me tumbe despacio abierta al abismo y esa brisa tan efectiva que tocaba tímidamente mi sexo ardiente y repleto de contingencias que debían explotar de mi infierno.
Me toqué …despacio…primero pasee mis dedos por mi garganta, descendí y acaricié mis pechos, los pellizqué con lujuria, mordiendo mis ganas, baje suavemente por el vientre, los muslos….No había música, solo el sonido del aire colándose por entre las rendijas de mi quimera. Mis dedos se deslizaron sin resistencia. Estaba empapada y ya no era el agua de la ducha era el néctar que sucumbía como una presa a punto de estallar.
Mi clítoris palpitaba como si supiera lo que venía, jugaba con él como si tuviera todo el tiempo del mundo. Y lo tenía.
O eso creía.
Ding dong.
El timbre fue un disparo en seco. Me quedé congelada, con los dedos aún húmedos.
Maldiciendo mi suerte me incorporé,con el corazón galopando desbocado.. bajé el vestido con una mano, intentando recuperar algo de decoro, pero mis pezones seguían erguidos, la cara encendida,y la entrepierna demasiado desobediente.
Fui a la puerta sin ropa interior y con la lascivia a flor de piel.
La abrí….y ahí estaba.
Veinte años más joven, quizás más.
Moreno, alto, sonrisa tímida, pero sus ojos… sus ojos me lo dijeron todo, al igual que los mios que parecían entender el mismo lenguaje. Le saludé balbuceando, dios sentia vergüenza ajena, le di el dinero .
Lo cogió sin prisa, sin apartar la mirada…sin querer su mano rozó la mía, y fue como un detonante , una bomba nuclear, la maldita guerra mundial…
Intenté ser cortés y me giré para buscar la propina, o quizas fingí.
Y entonces lo sentí tras de mi..
Su bulto, duro, caliente, apretando contra mis nalgas como los tornillos de un submarino. Sus manos se agarraron a mis pezones cerré mis ojos degustando el momento esas caricias mientras arqueaba mi trasero danzando sobre su miembro mas que erecto.
Deslizó sus manos agarrando mis caderas mientras me subía el vestido de un tirón y lo dejo fuera de combate como a mí desnuda ante tal abordaje … y sin más preludio, su envenenada lanza me buscó. Me abrió como quien abre una fruta madura,gemí al sentirla entrar, húmeda, firme, hambrienta, sin romanticismo solo puro sexo y magnetismo.
Me apoyé contra la pared, el cartón de la pizza cayó al suelo como un testigo inútil y ahí mismo me folló , sin contemplaciones, sin remilgos , sin ninguna oposición ni castigo . Me penetró con la fuerza de un tsunami apartando mis nalgas arañando mi carne. Sus embestidas fueron cambiando el ritmo mientras retorcía mis pezones y amasaba mis pechos como quien hace el pan con la misma masa madre. Gemía como una loca poseída, su miembro quedó acoplado dentro de mi trasero rompiéndome el grito que ya no sabia si era dolor o placer, pero sacudía con tal ímpetu que mis lágrimas comenzaron a caer, de alegría, de dolor, de lujuria, de no querer que acabase nunca. Sus manos dejaron de mortificar mis pezones y fueron en busca de mi clitoris, este le esperaba húmedo, todo aquel paraíso se había engrandecido y froto con dedicación toda mi zona vaginal. Me daba placer por ambos lados por detrás estaba rota de tanta embestida y por delante cargó su munición e introdujo sus dedos en mi centro mientras con la otra mano movía sin piedad mi clítoris.
Me sentí marioneta del placer mientras era empalada por todos los orificios sexuales, sintiendo el calor de sus suspiros en mi cuello, sus gritos en mi oído, sus palabras obscenas en mi delirio. De vez en cuando una pequeña ráfaga de aire fresco irrumpia en el incendio, era el ventilador que intentaba enfriar el ardor, el sudor, el gemido, pero no tenía la velocidad suficiente para compararse con el mismo infierno.
Me agarró cada vez más fuerte, me mordía el cuello,subía de tono sus obscenidades al oído que me hacían mojarme aún más.
-¿Querías masa? Pues traga(te) todo esto, preciosa, venga muévete más rápido, más, mas…
Y yo gemía, me retorcía, le hacía caso en todo lo que me pedía y como no, el squirt fue tremendo y me corrí primero con un gemido ahogado entre mis propios dedos. Él se vino segundos después, gruñendo, empapándome sus ardientes fluidos dentro de mi sintiendo como descendían entre mis nalgas..
Nos quedamos un instante jadeando, piel con piel, pecado con sudor. Después se aparto mientras recogía mi vestido aún temblorosa
Le invité a cenar lógicamente no pudo aceptar y con una sonrisa burlona le dije
-La pizza se ha enfriado , deberías traerme otra…
—La pizza… tambien está buena fría —dijo, sonriendo.
Me guiñó un ojo y se marchó.
Yo, con mi vulva palpitando y la cena aún en el suelo, me senté en el sofá.
Tomé una porción y me la llevé a la boca con las piernas aún abiertas…y pensando….
-Era justo lo que necesitaba….extra de queso
Erotica 5
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