gente habla de libertad sin saber lo que pesa una cadena. Que creen ser libres solo porque nadie los vigila, pero no se dan cuenta que viven atados a miedos, a rutinas, a la mirada de los demás. Yo ya entendí que no se trata de barrotes, se trata de la jaula que uno mismo se construye. La peor cárcel no es la que te cierran por fuera, es la que te armas en la cabeza. Y es jodido darte cuenta tarde, cuando ya perdiste tiempo creyendo que estabas viviendo. La libertad real no es hacer lo que quieres, es dejar de temer a lo que pase si lo haces. Ahora no me vendo a nadie, ni a la costumbre, ni a la opinión de los otros. Prefiero caminar solo y cargar con mis errores, antes que seguir encadenado a un guion que nunca escribí yo.Pero la ironía es que mientras me repetía todo eso, me di cuenta de algo peor: que hasta mi rebeldía estaba atrapada. Que incluso cuando creía romper cadenas, seguía dentro de otra jaula, más invisible y más cruel: la jaula de esperar un sentido a todo esto.
Y tal vez esa es la verdad que nadie quiere decir: no hay sentido. Nadie viene a salvarte, no hay destino escrito, no hay premio por aguantar. Solo existes, resistes y mueres. Punto. El resto son historias que nos contamos para no volvernos locos.
Y ahí está lo más cruel… yo ya no me las creo.
OPINIONES Y COMENTARIOS