La mente, laberinto de muchos pensamientos torcidos y justos. Que confunden el vivir en el crecer de las etapas de la vida. Que se vive y sueña en el largo o tal vez corto existir.

Un razonar en el cavilar, que confunde esa alma llena de pensamientos y dominio de una voluntad. Donde el espíritu que mora en tu interior, siempre está en ese luchar. Para darte a entender el camino correcto de la verdad y la vida.

Son tantas vivencias o pasajes en las etapas de la vida del hombre o ser humano, que se confunde. Y lucha por entender con su corazón y mente. Y no con su espíritu que tiene la verdad de la vida.

El hombre, crece y muchos maduran o meditan y alcanzan una comprensión más allá que otros. Algunos piden conocimiento humano. Y otros Sabiduría de arriba, sin saber que al final no la querrán.

Ya que verán o percibirán cosas, que no aceptaran y reprocharan. Porque, sabrás o tendrás una parte de la verdad, que no todo mundo ve o entiende.

En Eclesiastés, se describe que al alcanzar mucha sabiduría, uno puede experimentar una mayor angustia y dolor, ya que se comprende mejor la complejidad y las limitaciones de la vida, incluyendo la inevitabilidad del sufrimiento y la muerte.

Cuando vamos al versículo de la palabra en Eclesiastés 1:18 dice: «Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor». Esto significa que aunque la sabiduría puede traer entendimiento y conocimiento, también puede llevar a una mayor conciencia de las dificultades y la vanidad de muchas cosas en la vida.

Por eso, Dios, es muy claro en su palabra y nos habla de las dos Sabidurías, la mundana y la de arriba. Y solo el Señor la dominará, y la entenderá a plenitud y espiritualmente.

El mundo de la gran sabiduría de arriba. O la sabiduría de Dios, tal como se revela en la Biblia, es profunda y va más allá de la compresión humana.

Se afirma que “El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1 Corintios 2: 14.)

Por eso Dios nos dice: “Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra! (Isaías 55: 9.). Y el hombre quiere saber y ver más allá de lo permitido.

Y cuando llegan a una parte o gran parte de ella. De esa sabiduría, comienza a ver y entender, ese dolor y sufrimiento que duele en lo más profundo del corazón alma y mente. Que lo confunde, en sus cortos caminos del vivir de la vida.

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