En esta época de tanto estrés, de tanta gente con problemas, que piensan que éstos tienen difícil solución o ninguna, en fin para tantas personas que se sienten cansadas y agobiadas sin acabar de ver una salida a las dificultades personales, familiares, laborales, de salud, deciros que siempre hay esperanza y aunque nos parezca que todo se hunde no es así, hay muchas razones que no conocemos y que por tanto son difíciles de ver y creer, estamos acostumbrados a funcionar por lo que vemos, tocamos, aquello que podemos controlar.
Hay situaciones que se escapan de nuestro control y que hay que dejar en manos de quién pueda ayudarnos.
Soy una persona creyente que suele apoyarse cada día en Aquél que todo lo sabe, todo lo puede y que quiere lo mejor para nosotros aunque a veces no lo entendamos. Yo tampoco entiendo muchas cosas, pero busco siempre una explicación en Él y en la mayoría de los casos la encuentro, intento aceptarla y siempre recupero la paz y la serenidad, la confianza.
Tenemos un psicólogo muy bueno a nuestra alcance, gratis, al que no conocen muchas personas y que se llama Jesús, está disponible 24/365, con el que podemos hablar de lo que nos preocupa y agobia, contarle nuestros problemas sin cita previa, en el momento que deseemos, que nos da consejos muy buenos, eso sí, la mayoría difíciles de llevar a la práctica pero que, con su ayuda, se hacen fáciles. No tiene despacho ni horario, quien lo conoce sabe donde encontrarlo y cómo.
Siempre me han enseñado que es bueno compartir con los demás todo aquello que te ha servido para cambiar y puede ayudar a otras personas.
Quiero compartir con todos los que quieran, unos párrafos de un texto del Evangelio de Mateo 11,25-30 que nos pueden ayudar a descubrir otro camino distinto, otra manera de enfocar nuestra vida cuando ésta se nos complica que dice así:
«En aquel tiempo, exclamó Jesús: » Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las ha revelado a la gente sencilla…Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.. Cargar con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera»…
Comentario: Jesús sorprende con su invitación: «Ven conmigo». Puede ser que hagamos caso cuando lo que se nos promete es algo muy deseable, apetitoso, durante mucho tiempo esperado. ¡ Por fin se cumplieron mis sueños!. La sorpresa es que Jesús dice que vayan a él los cansados y agobiados.
Jesús invita a tantas personas que están cansadas de una vida vacía, llena de cicatrices por los golpes recibidos o que miran adelante y no ven claro por donde seguir.
Venid conmigo y os aliviaré. Palabras dirigidas a corazones heridos, a vidas ensombrecidas, a proyectos frustrados.
Si Jesús es el consuelo, el bálsamo, la caricia, la palabra veraz, ¿Cómo ocultarlo?
Si Jesús es la luz, la brisa, la sonrisa, la paz ¿Cómo no contarlo, compartirlo? Las palabras de Jesús no son «restos arqueológicos». Son para hoy y para ahora.
También en verano tiene consulta, siempre está disponible, no tiene despacho, solo tenemos que hacerle una llamada y responde.
Un abrazo a todos y felices vacaciones.
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