Cuentan que el fénix es un ave mitológica que renace de sus propias cenizas, con mayor fuerza que cuando nació por primera vez. Pero qué torpeza la humana, un ave chamuscada, solo es un ave chamuscada.
Pasaba la mayor parte del tiempo acompañado por su nana, la señorita Anakrazia Luzftinza, una mujer de más de medio siglo de edad, pero de una muy conservada belleza, que la hacían lucir mucho más joven que cualquier otra mujer en la ciudad. Encargada de cuidarlo, enseñándole todo aquello que sus maestros no podrían enseñarle. Jack Kantur un niño introvertido, frío, la única relación que podríamos llamar distinta era la que tenía con su nana la señorita Anakrazia, los paseos por el campo dentro de la mansión en los cuales se le veía reír junto a ella, Jack parecía ser feliz, parecía disfrutarlo, parecía ser otro niño y así vivo durante casi toda su niñez.
Solo la voz de su nana lo extraía de esa soledad o tal vez de ese todo en que, se sumergía, —Es hora de su lección de teología cuántica joven Jack—,
pronuncio la anciana, pero aún hermosa mujer y parecía que por unos instantes Jack se detuvo a observar a la señorita Anakrazia y le invadió en el alma un sentimiento de pasión aún más profundo que el que sintiese por sus estudios y sus libros. Sus mejillas se enrojecieron y sonrió con malicia inocente.
Se dirigió a sus clases, donde el maestro le esperaba en el salón de laboratorio que estaba en la misma casa, un salón amplio que no tenía que envidiar a ningún otro laboratorio de escuela superior, tenía todos sus implementos necesarios, hasta contaba con un pequeño horno y un centrifugador muy necesario para las pruebas de descomposición de las moléculas de materiales.
No era necesario ponerles mucha atención a las explicaciones del tutor, el joven Jack ya había leído por sí solo las teorías y las comprendía a la perfección.
Llegó el año en que el joven Kantur cumplía trece años, lo suficiente para que abandonase la mansión e ingrese a estudiar a la academia de Teología Militar en la capital de la república
Fue por ese mismo año que prescindieron de los servicios de la señorita Anakrazia.
No existieron despedidas, no hubo un adiós que marcaran un antes, ni un simplemente. Al día siguiente del cumpleaños del joven Kantur la señorita Anakrazia ya no estaba desaparecida y nunca más supo de ella.
Ya en la academia militar las cosas fueron muy distintas para el joven Kantur que tuvo que competir con otros jóvenes prospectos tan prometedores como él. Aunqueél estaba en un nivel superior en conocimientos, había otros aspectos como el rendimiento físico en el cual tuvo que también sobresalir
Tímido retraído, de apenas trece años y aun así gozaba de un mérito académico sin precedentes, dominaba ocho idiomas perfectamente, además era un conocedor de la doctrina teológica, ciencias y literatura eso lo convertía en toda una promesa de su generación, se sabía que por ser un miembro de la familia Kantur, una aristócrata familia de vieja data, Jack tendría su lugar asegurado en las altas esferas del poder y gobierno.
Pero todo ese porvenir y futuro brillante parecieran tenerle sin cuidado al joven Jack Kantur, de una retraída apariencia,se perdía mirando la nada como un autista consciente.
El joven oficial cruz de honor Jack Kantur Vän Diller graduado como el primero entre los primeros, de su promoción fue acogido con beneplácito en el seno de la teología militar, después de cinco años de la más rigurosa educación teológica militar en las aulas de la Real Academia de Teología Militar de Saint Pruchett, en la capital de la república. Siempre había sido una de las mejores promesas de su promoción, desempeñó todas las tareas que se encargaron con excelencia y la mejor puntuación.
Un tipo capaz de dominar todas las teologías, con muchas virtudes como son lealtad al estado sin mácula alguna, en su foja de servicio como alférez del ejército regular pasó en pocos años a ingresar a la orden del fénix con el grado de Cernícalo, destacado al combatir en primera línea en la región del sur en contra de los Arelianos. Un pueblo enfrentado con el santo estado, blasfemo e indigno, planteaba ideas separatistas, herejes y violentas. En un conflicto que duró aproximadamente dos años el joven Kantur demostró su valía encargada de la labor de inteligencia e infiltración capturando a los principales líderes y obteniendo confesiones y documentos que demostraban la traición de este pueblo para con el orden establecido por Dios y el estado, su desempeño lo llevó ascender en los rangos.
Fue uno de los causantes de la desintegración del movimiento y la pronta ejecución de todos los líderes Arelianos.
El terreno era una desgracia, tierra suelta e inesperados derrumbes, solamente algo era fuerte y eso era la determinación del joven Jack Kantur capitán Halcón y su escuadrón de cernícalos era una comisión que había sido encargada por el mismo general de los halcones en persona, Jack kantur, y sus hombres batallaban esta vez contra la naturaleza misma, los fuertes vientos y tormentas de arena en aquel desierto llamado por los lugareños el tártaro o infierno porque era tan peligroso que ni los lugareños se arriesgaban a introducirse en él. El suelo bajo ellos parecía tener vida propia y se abría para devorar a un par de soldadosde su escuadrón, pero no había tiempo para quedarse a lamentarlo. La visibilidad era casi nula y empezaba anochecer, así que decidieron descansar en unas rocas más adelante.
Después de unas horas de caminata guiadas solamente por un mapa y una brújula que en instantes enloquecía. Llegaron a un oasis el cual no aparecía en el mapa, pero estaba allí frente a ellos como una realidad, era una masa de agua sulfurosa, humeante y de una apariencia nada agradable, el oasis estaba rodeado por una densa vegetación de palmeras y ruinas como de algún monasterio o edificio que parecía haber tenido alguna función ceremonial porque aún conservaba los bajos y altos relieves de figuras esculpidas en los muros, pero casi todas estas decapitadas y borrados los nombres e inscripciones que podrían dar pistas sobre los orígenes de estas.
La expedición se encontraba diezmada por el hostil desierto. Desierto que se sabía que se tragaba en vida a los que osaban adentrarse en él, pero como esas cosas no detendrían al joven y obediente Jack Kantur quien ordenó a sus hombres continuar por entre esas ruinas.
Era más que solamente un templo, eso asemejaba a todo un complejo, que se extendía por unos cientos de metros más. La estructura y la arquitectura de aquel complejo no parecían de origen Alelíano más bien parecían de una data más antigua. En una de las edificaciones. se encontraba una puerta custodiada por un arco. La puerta era de piedra blanca y el arco de piedra negra con inscripciones que se acercaban a la escritura Drúnika la más antigua conocida hasta ese entonces. Uno de sus subalternos le preguntó que clase de escritura era aquella y que decía, Jack no respondió ninguna palabra, seguidamente se acercó a la puerta sacando del bolsillo de su abrigo una pequeña lente de lupa y empezó analizar la escritura una a una fue copiando los iconos en una pequeña libreta con mucho detalle, después empujó la puerta, pero esta no se abrió, en un gesto de intriga, pero sereno, examinó la puerta y pudo ver una abertura en ella, introdujo la mano, jaló suavemente de lo que parecía una argolla y la puerta hizo un ruido seco y seguidamente se abrió.
Entró con mucha precaución, este era un templo como muchos de los antiguos, el piso cubierto por capaz de polvo, y raíces que agrietaban la roca, las paredes adornadas con figuras humanas las cuales habían sido mutiladas les faltaba las cabezas y los nombres y todo lo referente a la identidad de las figuras había sido removido de los muros Jack ordenó a uno de sus hombres que vaya delante del grupo y que estuviera muy atento porque en estas estructuras antiguas solían dejarse trampas, para impedir que sean profanadas por saqueadores y ladrones.
El recinto se hacía cada vez más amplio y dio paso a una serie de puertas que daban al mismo tiempo a pequeños salones. Era extraño desde fuera, esa estructura no parecía tan grande como vista desde dentro.
Jack seguía su camino como buscando alguna respuesta. Sushombres delante de él le miraban como queriendo saber qué buscaba, pero algo era cierto. El capitán de los cernícalos era todo un enigma, aun para sus hombres y más allegados, un hombre reservado, siempre hablando lo necesario.
Después de un rato Jack fijo la vista en uno de los muchos relieves que adornaban los muros de aquel lugar se llevó la mano dentro de su abrigo y sacó su pequeña libreta y tomó nota, luego giró la cabeza lentamente como marcando una trayectoria desde el relieve del muro hasta un muro en donde no había ningún relieve, pero había algo que le llamó mucha la atención, se trataba de una pequeña daga de unos quince centímetros de largo con empuñadura hecha en madera, Jack se acercó y la tomó en sus manos la hoja de esta daga estaba tan filosa que al mínimo contacto con la piel del capitán Kantur le causó una herida con sangrado profuso, en el rostro de Jack hubo un ligero signo de sorpresa lo que hizo que manipulara con mayor cuidado aquel instrumento, no pudo evitarlo y limpio la sangre de su mano sobre aquel muro y aplicó un torniquete en la palma de la mano de donde brotaba la sangre y prosiguió con el examen de aquel instrumento.
La exanimación se interrumpió cuando uno de sus hombres le hizo ver que en donde se había limpiado la sangre, había brotado de la pared algunas escrituras que antes de eso no estaban allí, Jack se sorprendió nuevamente y pronuncio la palabra
— Hemodrunika— Se trataba, nada menos que, un tipo de escritura muy antigua llamada así porque es uno de tipos aparentemente invisibles a los ojos de los extraños. Solamentese puede ver cuando sobre ella viertes sangre y no cualquier tipo de sangre tiene que ser del grupo específico. En este caso, el joven Jack era un grupo (AB2-) muy extraño, posiblemente por ese motivo le fue encomendada esta misión, pensó.
Sacó el torniquete de su mano y empezó a refregar la sangre que brotaba de la palma de su mano contra el muro en forma uniforme para hacer aparecer el mensaje completo una a una fue transcribiendo la escritura del muro y algunos dibujos que contaban algunos acontecimientos que parecían muy importantes para aquella cultura.
El capitán de los Cernícalos Jack Kantur después de hacer sus trabajos de recopilación de información y recolección de muestras, dio órdenes de destruir el lugar mandando a colocar fuertes cargas de explosivos. Orden que sus hombres cumplieran si mediar explicación alguna.
Después de esa extraña expedición es sabido que el capitán Jack Kantur fue destacado a la sección de seguridad del Estado, una sección dedicada exclusivamente a defender al estado y a la doctrina en contra de las herejías.
Por el contrario, la coexistencia de la clase teológica y la científica se hacía cada vez más insostenible porque ambas pecaban de una ortodoxia implacable, pero por motivos de controlar el poder se veían obligadas a ceder ambas.
En una de sus primeras misiones del joven oficial Kantur en el tiempo en que aún era un cernícalo le encomendaron espiar a uno de los principales líderesde la elite científica, porque se sospechaba de este en razón que podía crear un arma que pudiera desequilibrar la ecuación de poder entre ambas castas, Jack espió por 2 años seguidos al doctor Nícolas Kardesius uno a uno sus pasos, instalando instrumentos de escucha en su laboratorio y domicilio así como interviniendo su telégrafo y su radio de onda corta.
Jack Kantur estaba apoco tiempo de ser ascendido de rango y llegar a ser jefe de toda la sección de investigación.
Luego de ser ascendido, se le asignó todo un conjunto de laboratorios a su cargo con una serie de experimentos llevados por el estado hasta ese momento secretos.
Era común notar que este no asomaba la cara por días enteros a veces semanas, una noche sentado en uno de esos recintos Jack pareció perder la noción de donde realmente estaba y sintió haber regresado al tiempo cuando asistía a las clases de ciencias en la sala de experimentos en su propia mansión, pensó en su institutriz la señorita Anakrazia y en su duro rostro se dibujó una ligera sonrisa.
Una mañana Jack alistó una serie de artefactos e instrumentos, pareciera que se alistaba una expedición, mandó a llamar a los hombres asignados a él. Era un batallón de cien hombres muy bien armados y entrenados; a estos les ordenó preparar el transbordador. Se trataba nada mas y nada menos, de una gran máquina construida en su mayor parte de madera constaba de una serie de hélices y colas era como un gigantesco balón ovoide, de tamaño impresionante llegaba a los veinte metros de altura y otros ciento dos de largo con algunas ventanillas y esclusas a los costados. Armada con tubos de respiración que arrojaban bocanadas de vapores como un tren.
Del aparato volador descendió una escalinata a la cual subió el capitán Jack Kantür seguido de sus hombres.
Era una misión secreta de las cual él ya estaba acostumbrado llevar a cabo, pero esta vez tardaría mas que solo unos días.
El joven y prometedor oficial Cernícalo Jack Kantur fue notificado por escrito el compromiso y de matrimonio que su familia le había pactado con la hija de una de las más poderosas familias del estado, la señorita Narrieta Manbrukessën de la dinastía Manbrukessën poseedoras de las grandes empresas de fundición y fabricantes de armas y tecnología permitida por la teología.
De más está por contar que fue el evento del año. Se realizó el matrimonio en la catedral principal de Saint Pruchett a la cual fue invitada casi toda la teología militar en pleno y el clero, el mismo santísimo sacerdote, dirigió el matrimonio.
Fue ese mismo día en que el joven Kantur pudo conocer a quién sería su esposa, como era la norma legal de los matrimonios.
Un año después estuvo naciendo su primer hijo, un niño que fue llamado Wualán, pero como era común, Jack no estuvo ese día presente porque se encontraba lejos de casa sirviendo en alguna expedición o en algún experimento al servicio del santo estado.
La vida familiar de la familia Kantur era casi inexistente. Él nunca aparaba en el hogar, la mayoría de las noches la pasaba en el laboratorio. La educación de su hijo estaba a cargo de una institutriz.
Pasó el tiempo y su hijo Wualan ingresó a la academia teológica militar, aunque no con los reconocimientos de su padre, pero supo demostrar que tenía una inteligencia promedio suficiente para poder ser un buen oficial de carrera.
Wualán no quiso creer en primera instancia lo que le narró aquel prisionero condenado a morir, pensó que era solo una locura de aquel individuo provocada por su miedo a morir.
El joven oficial Wualan Kantür tenía ese pensamiento clavado en la mente como una espina pensó como era posible que existiera ese tipo de experimentos con niños que se les desangrara para obtener su sangre que seles ordeñara la sangre como al ganado y se recriminó que eso no era de dios como el santo estado podría permitir aquello y lo peor que fuera su propio padre el responsable de aquella locura.
Se decidió por fin hacer una visita a su padre, en las instalaciones de los laboratorios, pero el acceso no era permitido ni para él, porque solamente había pase libre para los oficiales de la orden del fénix, mas no para los del ejército regular de la república, a menos que hiciera un engorroso trámite para ingresar a las instalaciones que demorarían tal vez años y nunca recibiría una respuesta formal.
Wualán Kantur vestido con el uniforme de su padre se acercó la garita de control con la pretensión ingresar al complejo y de liberar a los niños del calabozo, pasó los controles restantes con el quepis hacía bajo aprovechando el gran parecido con su padre sin mirar a los costados pidió al guardián de la celda que la abriese y que acondicionara a los prisioneros para ser conducidos a otras instalaciones, el guardián de la celda le pidió que le diera santo y seña a lo cual Wualan no supo responder, el guardián sacó su arma y rastrillo, pero Wualan que era más rápido aún, se abalanzó con un fuerte y contundente golpe seco, desplomó al guardián sobre sí mismo haciéndole perder el conocimiento, tomó las llaves de la celda, los niños asustados esperaban lo peor, pero reconocieron que aquel no era el malvado Jack Kantur, se trataba de Wualan, tal vez habrá una salvación después de todo.— pónganse de pie, niñosy prepárense para correr lo más rápido que puedan, —Los siete niños abandonaron la celda asustados y en silencio, Wualan iba delante de ellos con el arma rastrillada, preparado para todo, el camino no era nada fácil había tres controles un pasadizo y un patio que cruzar y aun escapando nada le aseguraba que estarían a salvo de la furia de su padre.
Pero Wualán tenía un hijo quien había nacido muerto unos días y al cual no conoció
Él no pudo estar allí, porque en ese entonces jugaba a ser un militar como su padre. Pero hay cosas en las cuales no se puede ser indiferentes, pensaba dentro de sí y esta es una de esas, se decía así mismo mientras escudriñaba el camino delante de los niños. Después del primer control, estaba apostado el vehículo en el cual había ingresado a las instalaciones del laboratorio, los niños abordaron el vehículo, antes de eso les colocó los grilletes como es de procedimiento con los prisioneros, pero esta vez sin asegurar, para que no parezca nada fuera de lo normal. faltando un control antes de llegar al patio es detenido por el brigadier Tohüer quien se acercó a consultar unas órdenes, señor pido permiso para hablarle pronuncio el brigadier quien al ver de frente el rostro de Wualan notó la diferencia, ordenándole inmediatamente que se detenga, Wualan sabía que si se detenía sería el fin para el y los niños, Apretó el pie en el acelerador, el brigadier sacó su arma y disparó contra el vehículo, pero el blindaje de este impidió ser detenido, —¡deténganlo!— gritó el brigadier Tohüer -ese no es el fénix es un impostor, cierren la tranquera que no escape-. El brigadier sabía que se trataba del hijo del fénix, y aprovecharía esta ocasión para vengarse de su padre, por las muchas ofensas que le había aguantado en el transcurso de su carrera.
Empezó el intercambio de disparos el joven Wualan no permitiría que los niños sean asesinados presionó aún más el pie sobre el acelerador, pero los disparos de los custodios sobre el vehículo blindaron surtieron efecto algunos proyectiles traspasaron el blindaje impactaron sobre el joven Wualan, pero este siguió delante, el vehículo se conducía casi sin control luego de unos cuantos metros se estrelló contra el muro exterior del recinto militar, los neumáticos del vehículo estaban desechos ese parecía el final del viaje,a duras penas logró rescatar a los niños de dentro del vehículo, los condujo fuera del recinto y les indicó el camino para que huyan Wualan no se despidió solamente los miró y les dijo que corran si mirar hacia atrás rastrillo su arma y se enfrentó con los militares en una empresa sin oportunidad alguna, protegiendo la huida de los niños Wualan era muy buen tirador, pero a un así la superior numérica era de uno a cincuenta.
Parámetro detrás del vehículo, el joven sostuvo la mayor de las resistencias. Uno de los primeros en caer fue el brigadier Tohüer, quien recibió un disparo certero en la cabeza.
Luego de algunos minutos de enfrentamiento, el joven Wualán fue abatido por las balas de los militares.
Horas después del lamentable incidente se hizo presente el mismo fénix Jack Kantur,
quien recogió el cadáver de su hijo.
Me gustaría decirles que el fénix lloró amargamente la muerte de su único hijo, que gritó al cielo y despotricó contra Dios, pero eso sería faltar a la verdad, el rostro de Jack Kantur ni se inmutó, llevaba a cuestas el cadáver de su hijo, lo sentó en el asiento trasero y puso marcha, hacia un destino desconocido.
Al día siguiente día, el fénix regresó a las instalaciones y ordenó que limpiaran todo rastro del sucedido y ordenó desmontar el laboratorio. Se marcharían a otro lugar en donde se podrían realizar los experimentos sin más interrupciones.
Jack necesitaba de la sangre de los niños porque era un grupo tan especial como el suyo mismo. Era la única forma de poder leer las escrituras Hemodrunika, volver a capturar a aquellos niños sería fácil, solo cuestión de tiempo.
Jack y ordenó abrir la puerta del oscuro calabozo, dentro de este habitaba ya desde hace varios meses un personaje muy conocido para él. — ¿Y bien me dirás dónde lo escondiste? — no se escuchó respuesta alguna del personaje que habitaba la celda. La figura se acercó a Jack y le dijo: nunca sacarás nada de mí porque eres un ser tan ruin que no mereces seguir viviendo.
Jack solamente sonrió. Pocas horas después de algunas sesiones de tortura el prisionero el doctor Nícolas Kardesius confesó todos los referentes a sus descubrimientos confeso de cómo la casta científica tenía conocimientos de la escritura drúnika y de cómo en ellas se explicaba la existencia de una civilización antigua que convivió con dios y por ende la existencia de dios algo a lo que ellos siempre se había permanecido incrédulos, y le confesó como se había planificado el proyecto para la factorización de Dios, el cual él era uno de los principales creadores y organizadores.
El proyecto para la factorización de Dios era la realización de una cruzada científica en territorio de Dios. Se basaba en las escrituras que describían como dios. Después de haber creado la vida sobre el planeta, decidió migrar a lo que se llama el paraíso.
Un espacio entre este mundo y otra dimensión en la cual Dios se fue habitar y se encuentra allí.
Los científicos tenían la idea fija de someter y gobernar sobre quien le decían dios y no escatimarían esfuerzos para conseguirlo, claro estaba que toda la casta científica no pensaba así era idea de la parte mas radical dela clase científica llamada los trasmutados científicos que parecían haber perdido la razón y se sometían ellos mismos a experimentos que muchas veces terminaba por adulterar su esencia humana y transmutarlos en seres extraños y casi irreconocibles no sabían de escrúpulos ni moral, la ciencia era su única vida, desarrollaban experimentos y pruebas aún mas crueles que las que practicaba el oficial kantur o la teología militar. Mientras mantenía prisionero al doctor Nicolás Kardesius, dentro de las instalaciones de un nuevo laboratorio lejos de cualquier ciudad, en la capital se daban acontecimientos que cambiarían en forma negativa el equilibrio entre ambas clases.
A la desaparición del doctor Nícolas kardesius se creó un deseo de respuesta por parte de sus camaradas y de sus hijos, uno de ellos un radical miembro de los trasmutados quien decidió tomar cartas en el asunto iniciando el mismo, acciones armadas en contras del santo estado, enveneno las aguas de las principales fuentes de agua potable de la capital antes que las autoridades de sanidad se dieran cuenta ya habían muerto por envenenamiento cincuenta mil ciudadanos, el estado no contaba con antídoto alguno para el tipo de veneno que había desarrollado esta ala radical del cientificismo.
Se creó un caos de gobernabilidad, la capital, el Fénix, fue presionado a dimitir, y los acontecimientos estaban muy por arriba de su capacidad de respuesta. El mismo santo padre envióa llamar a quien fuera capaz de poder afrontar esta crisis.
Y en un conclave de urgencia surgieron varios nombres, entre ellos el del capitán halcón y jefe de los laboratorios del santo estado.
Fue así como después de varias deliberaciones y calificaciones, el nombre del halcón Jack Kantür fue elegido como el nuevo canciller y líder de la orden del Fénix.
Este ocuparía el mayor rango político del santo estado.
El secuestro o detención ilegal y clandestina del doctor Nicolás Kardesius había desencadenado reacciones de ambos lados, quienes ignoraban su paradero y situación, solo se escuchaban rumores y acusaciones de ambos lados.
Jack Kantur ahora el Fénix, pensó en un plan arriesgado para ponerle solución a este impase. Pasó una comunicación falsa, datos incorrectos sobre el paradero del científico, para que los radicales la intercepten y vallan en busca del doctor. El plan era reunirlos a todos y luego ejecutarlos.
Y fue así como los componentes del plan se fueron para esto las instalaciones habían sido evacuadas, en ellas solo permanecía el cadáver del doctor Kardesius y muchos kilos de explosivos cuidadosamente colocados para hacer volar la instalación y todo lo demás un kilómetro a la redonda, dadas las coordenadas indicadas, aparecieron las primeras naves voladoras tres en su totalidad descendieron suavemente sobre las instalaciones.
Fueron descendiendo de las naves por escotillas y escalerillas, más de un medio centenar de científicos armados hasta los dientes, no tuvieron mayor resistencia que algunos guardianes apostados en las torretas de vigilancia.
Pocos segundos después todo se interrumpió por un destello, seguido por una explosión que destruyó naves y personas por igual, solamente bastó unos segundos y todo quedó hecho polvo, no había ni cuerpos para reconocer.
Este incidente, lejos de acabar con el problema, exacerbó los ánimos de la clase científica, quien tomó represalia en las instalaciones del santo estado ubicadas a lo largo de los dos continentes, En una guerra no declarada, las hostilidades se extendían hasta el mismo borde del mundo.
Y cuando se necesitaba una mano dura que ponga orden en todo ese caos, el mismo Fénix Jack Kantur decidió urdir el último de sus retorcidos y torpes planes: el de pasarse por muerto y abandonarlo todo y a todos los que habían depositado alguna esperanza en su persona. Porque era algo cierto, el Fénix era uno con miedo a quemarse.
En el año 6054 de nuestro señor, el canciller Fénix Jack Kantur Vän Diller, fue hallado en su vehículo personal calcinado con visibles muestra de haber sido abaleado, se le atribuyó el asesinato a la facción radical de los nigromantes.
El acontecimiento aceleró el conflicto abierto entre ambos bandos. Una guerra civil inevitable estaría por sucederse.
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