El Olivo mágico.

El Olivo mágico.

Balam

13/07/2025

En una tarde en los comienzos del verano había decidido pasar algunos días en las playas del mediterráneo, acompañado de mi soledad, mis libros, mi bolígrafo, libreta y la naturaleza que me aguardaba. 

Deseaba alejarme del denso ambiente de la ciudad, del claxon de los carros, de las moderadas curiosas de los turistas, y su ansiedad por fotografiar cada detalle de la ciudad, quería simplemente estar en paz, sin el esfuerzo constante por mantener mi concentración a pesar de los gritos de los hijos de mis vecinos y sus esfuerzos en vano por controlar a sus crías. Fue así que decidí reservar una pequeña cabaña a orillas del mar, bordeada de enormes pinos y arbustos silvestres que bajaban sobre las faldas de las montañas escarpadas custodiando el jardín trasero, con enormes peñascos. Simplemente era como observar un óleo sobre un lienzo en blanco lleno de vida. Su jardín trasero estaba cubierto por una sombra espesa por un olivo que abarcaba todo el jardín, y al parecer tenía mil años de antigüedad, por lo menos eso describía el pie de foto. La cabaña con el frente de piedra y el resto pintada de blanco completamente con sus techos de teja. Sólo era de una planta con algunos desniveles en el interior, varios travesaños de madera, enormes que medían un brazada de un adulto, atravesaban la casa hasta salir al pórtico donde había un espacio para pasar una velada en el exterior cómodamente en una sala dispuesta con toda la intención para admirar el paisaje. Era de una sola habitación hecha para pasar un fin de semana de enamorados. Lo que más me llamó la atención y que me hizo reservarla,  pues a todo lo largo de la costa habían cabañas mucho más bonitas y a un costo más accesible, pero fueron los comentarios en la reseñas donde varias personas afirmaban que después de haber pasado algunos días ahí se sentían totalmente transformados en una persona diferente de manera positiva, pues escribían lo mucho que habían mejorado su vida; pensé » justo lo que necesito » .
Cuando llegué aquella tarde el sol se encontraba en el cenit del día, reflejando su luz en la superficie del mar, creando un espectáculo natural difícil de igualar ni por el mejor pintor del mundo. 

Me quedé absorto al contemplar los cristalino que era el agua de la costa pues a medida que se iba acercando a la orilla de la playa iba desvaneciéndose el color azul marino, en un azul claro, para pasar a un verde agua, luego al turquesa y finalmente el agua se volvía totalmente cristalina, todo esto acompañado por un suave oleaje provocado por la brisa que venía del sur combinado con el suave roce de las hojas del bosque de pinos que rodeaban la casa. Me quedé ahí parado fuera del auto, por unos instantes, contemplando aquella obra de arte,  con la maresia penetrando en mi nariz, y las luces titilantes del sol sobre el agua como brillantina. En ese momento dentro de mí comencé a sentir un profundo sentimiento de agradecimiento por el regalo tan magnificiente que me estaba dando la naturaleza; usualmente yo no era así.
Me acerqué a la orilla dejé que el agua empapara las plantas de mis pies, para mi sorpresa la temperatura del agua estaba cálida, a pesar de solo tener algunos días de haber entrado el verano. Sentí como la planta de mis pies me agradecían por ese momento pues la playa era una mezcla fina de arena combinada con piedras blancas, coloradas, verdes y de varias tonalidades diferentes esto hacía que recibiera un ligero masaje a medida que el suave oleaje iba enterrando mis.
Después de algún momento decidí entrar a la cabaña, para darme un chapuzón pues el viaje de un par de horas y el calor del camino me habían hecho sudar. Una vez listo, preparé mis cosas de playa, para irme a tomar el sol, meterme al mar el resto del día. Sin embargo algo dentro de mí me detuvo, era una sensación, la más rara que haya tenido, y no rara en el sentido que no me haya gustado sino que me sentí totalmente entregado a esa sensación, era como si dentro de mí hubiera un estado de serenidad, qué tanto había estado buscando, no sé por qué pero en ese momento recordé que no había ido a ver el jardín trasero, para conocer el olivo. En cuanto recorrí la puerta de cristal, fue que comencé a sentir como ese estado emocional de serenidad se expandía cada vez más en mi cuerpo. El grosor del tronco del olivo era de aproximadamente lo de cinco brazadas, parte de sus raíces por fuera de la tierra y algunas incluso comenzaban a subir por el tronco fusionándose con él dando la apariencia de una red en la mayor parte de la superficie del tronco, la copa del árbol estaba sostenida por cuatro grandes troncos principales que se abrían hacia el cielo, dirigiéndose aparentemente hacia un signo cardinal cada uno.
Curiosamente el centro del árbol no estaba tan frondoso como el resto de los cuatro troncos principales como si alguien intencionalmente lo hubiera podado de esa manera. Primeramente fue así desde esta manera racional y lógica fue que observé el olivo; para pasar a contemplarlo con el estado emocional en el cual me encontraba de serenidad, esta sensación se fue desvaneciendo y los pensamientos inmediatamente comenzaron a bombardearme nuevamente, así que tomé mis cosas para la playa, sin embargo algo en mí se había quedado de ese estado que experimente. 

Durante el tiempo que estuve tomando el sol sobre la playa permanecí cavilando acerca de lo que me había sucedido y no entendía por qué me había pasado y así estuve cavilando acerca de las posibles respuestas que pudiera estar encontrando en ese lugar, sin embargo ni siquiera realmente yo sabía cuales eran las preguntas que yo estaba haciendo; probablemente mi subconsciente me estuviera tratando de dar algunas soluciones para aquellas situaciones en donde yo me sentía estancado, el cual una de ellas y creo sería la más importante; es lo difícil que es para mí concluir mis proyectos especialmente aquellos de los cuales tienen que ver con recibir dinero.
Parte de estos proyectos es el de escribir un libro desde hacía ya algún tiempo, me había propuesto hacerlo, pues era lo que toda la vida yo había deseado hacer. Desde que tengo memoria me han fascinado los libros especialmente durante mi juventud, sentía una excitación muy peculiar al leer los libros de fantasía. Creo en parte esto era porque me adentraba tanto en la historia que finalmente yo me convertía en parte de la historia; dentro de mi mente yo era el protagonista, estaba viviendo esas historias, donde anhelaba tener esas cualidades y destrezas que los diferentes autores describían la personalidad de los personajes. Admiraba a estos autores que creaban esos mundos con sus criaturas y personajes, detallando con profundidad cada escenario y personalidad, que simplemente me reflejaban en mí algunos valores que probablemente yo deseaba tener, sin embargo no era capaz de cultivarlos o por lo menos no sabía cómo. Esta excitación me provocaba esa obsesión por seguir leyendo tanto que los terminaba demasiado pronto.  

En este cavilar llegó a mí esta pregunta:
¿Qué es lo que más anhelaba de esos libros?
Y por unos minutos no llegó nada a mí mente, pero después apareció la respuesta, «anhelaba la confianza de estos escritores en ellos mismos, para crear novelas tan fascinantes» y ahí estaba tanto la respuesta como la pregunta. La noche llegó,  regresé a la cabaña merende algo y me fui a la cama.
A la mañana siguiente desperté más temprano de lo usual, con una dosis extra de vitalidad que decidí ponerme mi traje de baño para ir a nadar al mar.
El sol comenzaba a asomarse por detrás de las montañas escarpadas, cuando me zambulli en el calmado oleaje del mar. A lo lejos vi otras cabañas muy similares a la que había reservado, algunas de dos pisos. Pero de ninguna se asomaba ningún olivo como el mío, curiosamente eso me hizo sentir bien. Aún no había personas en las playas vecinas, sólo un nadador solitario como yo, haya a lo lejos. Conforme el sol iba derramando su rayos por encima de la montaña y caía en la superficie del agua, las diferentes tonalidades del agua comenzaron a surgir, y con esto comencé a dar la primer brazada. Ya hacía algún tiempo no me sentía tan vivo, con tanta vitalidad, estuve tan presente durante toda mi natación, que era consciente el suave roce del agua con cada brazada, el movimiento elegante de mis piernas, y el rítmico movimiento de cabeza para salir a respirar cada tanto tiempo, esto me permitió superar mi tiempo récord de distancia, había nadado a lo largo de la costa y me había alejado una distancia considerable de mi cabaña.
Súbitamente comencé a sentir como todo mi cuerpo se relajaba, me dejé flotar en el agua y comencé a fusionarme con el vaivén de las olas, en ese instante nuevamente vino a mí ese estado de serenidad, simplemente me entregué a él, al igual que ayer comenzó a desvanecerse y mi mente nuevamente iba tomando el control de mis pensamientos y sensaciones.
Pensé inmediatamente regresar al olivo pues deseaba seguir sintiendo este estado. Nade lo más deprisa, me sequé y me dirigí al jardín trasero de la cabaña; cuando llegué, esperaba sentir lo mismo que el día anterior pero para mi sorpresa no sentía absolutamente nada así que ahora me invadía una frustración y enojo. Pues no había sucedido lo que yo esperaba. Decidí ya no invertir el tiempo en esto pues me sentía como un loco, por haber creído que el árbol me hablaría. Fue así que pase mis otros dos días en ese lugar paradisíaco, donde me entregué completamente a mi soledad, a mis libros y no tanto tiempo en escribir acerca de mi libro, pues no me había sentido inspirado, aparte que la experiencia de los primeros días me había perturbado de cierta manera, por lo que mucho de mi energía la gasté en pensar acerca del anhelo que estaba buscando de convertirme en ese escritor con la confianza para crear mundos y personajes tan fantásticos. La última noche ahí me fui a acostar tarde,  pues albergaba en mí esa sensación de insatisfacción por no haber encontrado lo que buscaba. Así que terminé de leer el último capítulo de mi libro que estaba leyendo y me fui a la cama.  Después de haber caído en un sueño profundo, lo que me aconteció después supera por mucho cualquier otra experiencia sobre natural que yo halla tenido o que alguien me halla contado. Lo primero que noté es que no podía mover mi cuerpo, pero aún seguía dormido, pero estaba consciente podía incluso escuchar el sonido de las cigarras, pero entre más tratada de moverme más pesado me iba sintiendo, como si el peso de una tonelada estuviera presionandome sobre mi cama, comencé a entrar en pánico, pero súbitamente penetró nuevamente en mí como una flecha en mi cuerpo la misma sensación que había experimentado los primeros dos días, pero en esta ocasión lo sentía como una suave calidez líquida que iba recorriendo cada parte de mi cuerpo de mis células de todo mi ser, el pánico se esfumó. Eso me hizo relajar todo mi cuerpo y soltarme, abandonar ese deseo de controlar la situación. Fue en ese momento que escuche una voz, que sonaba como un eco dentro de mi alma como si la conociera. Me sonaba familiar era una voz femenina sedosa y profunda, en alguna otra situación hubiera sentido miedo pero no en esta ocasión, pues me transmitía una seguridad interna que nunca había sentido:
– Amado mío, te he estado esperando desde que tu pensamiento llamó al mío.
-Lo siento no lo comprendo ¿quién eres tú?. Dije como si estuviera hablando, pero lo estaba haciendo con mi mente.
-No te preocupes, yo soy quien no se presentó; pero primero ¿ Te gustaría acompañarme aquí afuera a deleitarte con la bóveda celeste?
En ese momento deduje de quien se trataba, aunque no sé cómo era posible.
-Pero no me puedo mover, por más que lo intente no lo he logrado. Le contesté con la mente.
Escuché su risa y me dijo:
-Amado para conocernos no es necesario traer este cuerpo, solo me tienes que visualizar y en un instante estarás aquí conmigo, me quedé un poco confundido pues si no era con este cuerpo entonces como sería. Ella leyó mis pensamientos.
-No solo ustedes los humanos tienen un cuerpo, cuando han desarrollado cierto grado de conciencia es posible que comiences a percibir los demás cuerpos dentro de ti. Uno de ellos es el que les permite moverse en este plano. 

Seguía sin comprender claramente pero conecté aún más con esa serenidad y visualice el olivo, como me había sugerido hacer, y cuando abrí los ojos ahí estaba frente de mí, el árbol de olivo. Pero aunque sentía y sabía que era el mismo árbol de olivo, no lucía como tal, pues ahora alrededor de él había un halo de luz color blanca plateada. Su tronco y brazos principales irradiaban intensamente su color grisáceo y sus diferentes tonalidades muy nitidamente y a partir de su ramificaciones, se convertía en una espectáculo visual, porque eran sus hojas pero parecían formar parte de un caleidoscopio de geometrías que se contraían y expandían entre si mismos. 

– Esta soy yo, me puedes llamar Miamar…

-Es un placer conocerte, yo soy…

– No hace falta me digas tu nombre, ya lo sé. 

A pesar de lo extraño que pudiera sonar, porque estaba leyendo mis pensamientos, eso era un hecho, yo no estaba para nada asombrado. Más bien comenzaba a entrar en un éxtasis de energía donde todo lo que estaba experimentando era el energía misma del universo. Podía sentir todo su poder dentro de mí, una parte de mí simplemente quería expandir esta energía a todo mi mundo mental. 

– Mi propósito en esta visita ha sido esto, compartir contigo la benevolencia divina que puedes irradiar a todos tus procesos mentales para liberarte de las ataduras de tus propias restricciones autoimpuestas. Es tiempo ya, es ahora, es el momento, que se despierten en ti, las bondades y dones originarios de tu SER. Es tu prioridad, ya las tienes, debes usarlas para aquello que viniste a servir a este planeta, esa respuesta que tú mismo te diste el primer día es una de las restricciones que han hecho obstáculos en tu proceso para expresarte quién has venido a a SER. Todo tu mundo desintegrar debes, con el poder que has despertado en ti, esta benevolencia divina que estuvo en un letargo escondida dentro de ti esperando el momento oportuno para mostrarse ante ti…

-¿Porque ahora? ¿Porque no antes?. Volví a interrumpir. 

-Todo es pleno, perfecto y completo en el momento presente. Antes hubiera sido muy pronto, tu ego no estaba listo para comenzar con su proceso de liberación. Después, en el futuro demasiado tarde, el ego te hubiera consumido. 

– No entiendo ¿Cómo podría usar esta benevolencia? Para crear esta seguridad, esta confianza aún no terminaba de hacer mi pregunta. Y esa benevolencia de la que habíamos estado hablando y sintiendo, se expandió aún más como el filo de una espada samurai cortando la seda sutilmente, penetrando en mi memoria y como la espada misma que refleja el rostro de sus enemigos, así surgió en mí, el recuerdo no mío; de mis padres donde el tiempo los había hecho olvidar y nos volvíamos esclavos de nuestras propias creaciones, ahí estaban sentados frente a frente, mi madre estaba dándole la noticia de mi embarazo. Cuando mi padre recibió la noticia sonrió pero en un instante antes que la sonrisa se formará hubo una fugaz mirada de temor, cuando observé esto, inmediatamente todo se convirtió en esas figuras geométricas, contrayéndose y expandiéndose, hasta que todo el cuerpo de mi padre se desmoronaba como un juego de legos, hasta que pude observar su temor, manifestado como un orbe nebuloso, no sabía cómo pero esa emoción estaba representando el rechazo hacia mí concepción, era un temor aparentemente a perder su libertad pues en su percepción era una atadura que le impedía su propia expresión, aunque era solo una ilusión de lo que realmente era pues esta energía se desmaterializaba para abrirse nuevamente en ese caleidoscopio y mostrarme una cadena de eslabones que venía desde mis antepasados. 

Esto era realmente la herencia que se estaba perpetuando. El rechazo de lo que yo era en cada instante, y justamente era esa sensación de estar atado hacia ciertos patrones de personalidad de mi familia de mis amigos, de la humanidad actual, las expectativas que yo mismo creaba al no ser cumplidas, rechazaba mi propia forma de expresarme, al no cumplir las expectativas de los demás, de mi trabajo, me sentía insuficiente al no cumplir mis propósitos, mis metas. Me rechazaba por no poder cumplir mis propias expectativas como la de los demás y finalmente huía de las experiencias, de todo lo que me recordara lo incapaz que era de lograrlo. 

Ahora comprendía la falta de confianza en mí mismo para escribir mi libro fue entonces cuando ese sentimiento de benevolencia comenzó a derramarse en todo ese campo mental, desintegrando todos los eslabones incluyendo el mío. Fue algo liberador pues conforme los eslabones desaparecían me senté a cada vez más y más ligero como una pluma. Durante todo este proceso permanecía muy consciente de mi entorno de mi cuerpo y de todo lo que estaba a mi alrededor. No supe cuando termino, solo desperté a la mañana siguiente recordando absolutamente todo con lujo de detalle incluso aún permanecía en mí los rezagos de esa benevolencia que me liberó y me seguía sintiendo igual de ligero.

Me sentía tan conectado a mí, que lo único que pensé fue ponerme a escribir, y así fue. Escribí hasta que el tiempo que debía ser el check out de la cabaña. Logré escribir por lo menos las principales ideas y estructuras para darle la dirección correcta a mi primer libro de fantasía que estaba por escribir. Empaque mis cosas y solo quería irme a despedir de Melia, pero al llegar al jardín, me quedé estupefacto, no había ningún olivo.

Cómo es que se había movido de ahí, no había rastro del árbol, todo habia sido un sueño, la duda comenzó a invadirme y así como llegó, surgió en mí nuevamente esa benevolencia para comprender que todo había sido real, y logré percibir el pensamiento de Melia, todo es pleno, perfecto y completo así como es, a veces una flor, algunas otras una planta, a lo mejor un árbol a lo mejor solo una hoja, no importa como me represente lo que sea físicamente eso es secundario lo importante es lo que estoy haciendo, y eso también es para ti. Sin más guardo silencio y no escuché más nada. 

Lo tomé como una despedida y dejándome en ese éxtasis de benevolencia, moví mi cabeza en señal de agradecimiento por la sabiduría que me había compartido y la liberación que me había ayudado a tener. 
Tomé la carretera y me dispuse a comenzar mi vida como escritor. Mi vida nunca volvió a ser como antes, pues ahora era plena, perfecta y completa. 

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