Palabras que brotan sin ser llamadas, explicaciones que nadie pidió, un flujo de pensamientos que se desbordan, y llenan el espacio con su presencia.

Como un río que se desborda, la explicación no pedida fluye, sin considerar el momento, ni el estado de ánimo del que escucha.

Es como un libro abierto, que se lee sin ser solicitado, un capítulo que se revela, sin que nadie haya preguntado.

Pero en esta explicación no pedida, hay una verdad que se esconde, una razón que se busca, y una justificación que se ofrece.

Quizás sea un intento de justicia, o una búsqueda de comprensión, un deseo de ser entendido, y no ser juzgado sin razón.

Así que las palabras siguen fluyendo, y la explicación sigue creciendo, hasta que el silencio la detiene, y la reflexión la hace callar.

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