Es difícil amar la vida
cuando el estómago duele de vacío.
Cuando no hay tiempo
ni para pensar en los grandes sueños.

Los pobres vivimos en un constante ojalá,
con los pies en el barro
y la cabeza en las nubes.

Los sueños nos sostienen,

sí…

pero se ven tan lejanos,

del otro lado del muro,

Muro que nunca quisimos construir.

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