«El Sexto»: Cuando la Prisión es Espejo de la Opresión, no de la Reforma
Diaz Ramírez Ana Xiomara
Izquierdo Huamán Yoshelin Lizbeht
Villanueva Gutiérrez Erica Anabela
«¿Qué ocurre cuando una cárcel deja de ser un espacio de rehabilitación y se convierte en un infierno institucionalizado?» Esta es la inquietante interrogante que plantea José María Arguedas en su novela «El Sexto» (1961). En su cuarta obra, Arguedas sumerge al lector en la brutal realidad de una prisión limeña, la cual funciona como un microcosmos de la sociedad peruana de la época. A través de la experiencia de su joven protagonista, el autor revela una cárcel dominada por jerarquías abusivas, violencia física y luchas ideológicas que solo perpetúan el sufrimiento y la degradación moral. Así, «El Sexto» no es solo un relato de confinamiento; es una profunda exploración de las dinámicas del poder, la discriminación racial y social, la violencia, la solidaridad y la lucha por la dignidad humana en un ambiente de extrema opresión. Lejos de fomentar la rehabilitación, el entorno carcelario descrito funciona como un testimonio brutal de un sistema social que condena sin comprender. Desde esta perspectiva, esta obra no solo interpela al lector, sino que se erige como un llamado urgente a los administradores carcelarios para reconocer los errores del pasado y reflexionar sobre las prácticas actuales en las prisiones del país.
Arguedas, se diferencia de otros escritores nacionales porque su obra está marcada de constante lucha social, su amor por el indígena está latente en todas sus obras, tal como lo está la lucha por los indefensos en otras esferas sociales. Al respecto se menciona:
El Sexto desarrolla tres ejes constitutivos, los cuales son la dimensión política de la cárcel, la encontramos a través de facciones políticas, bandos que se disputan el dominio de los tres pisos del presidio. El proceso de envilecimiento de los presos, la lucha del protagonista por mantener sus ideales y su conexión con la diversidad cultural del Perú. Mostrando los diversos registros políticos de lo carcelario, la desmoralización de los reos asimismo los ideales del protagonista a partir de un horizonte étnico compartido (Letras Mundo 2023).
Su contenido, se expone con crudeza la injusticia vivida en el contexto penitenciario, donde la sociedad se percibe como una prisión estructural. Con una narrativa directa, la novela revela las divisiones entre indígenas, mestizos y criollos, mostrando cómo estas desigualdades impactan la vida y la dignidad humana. La discriminación racial atraviesa tanto las instituciones como los vínculos personales, generando una presión social constante que excluye y hiere a quienes no encajan en las normas impuestas. El novelista convierte la novela en un retrato crudo y realista de la estructura sociopolítica peruana, nos sumerge en un mundo oscuro y opresivo, en lo cual la injusticia y la desigualdad son la constante vulneración de derechos. Además, retrata la vida en los penales peruanos, mostrando la dura realidad de aquellos que han sido condenados a vivir entre rejas. A través del personaje principal, Gabriel, un joven indígena que ha sido encarcelado injustamente, el autor nos muestra las condiciones inhumanas en las que viven los presos, así como la corrupción y la violencia que imperan en el sistema penitenciario. Pero El sexto va más allá de ser una simple denuncia de las injusticias sociales. Arguedas utiliza su pluma magistral para explorar temas más profundos, como la identidad y la discriminación racial. A lo largo de la novela, vemos cómo Gabriel lucha por mantener su dignidad y preservar su cultura indígena en un entorno hostil que constantemente lo menosprecia y lo margina. Mediante de los personajes secundarios, como los presos y los funcionarios, el autor evidencia las capas sociales y las tensiones entre ellas. Desde los presos más pobres y desamparados, hasta los ricos y poderosos que se aprovechan de su posición para mantener su impunidad, nos muestra un panorama completo del contexto social
peruano (Letras Mundo 2023). Bajo esa perspectiva, nos planteamos: ¿Puede la literatura, como la de Arguedas, ser un arma efectiva contra la opresión sistémica, o corre el riesgo de quedar como un grito en el vacío?
En esta novela menciona desde un panorama que el poder inadecuado llega a reflejar una conducta poca humana de beneficio propio, rebajando el valor de una persona e incluso de una cultura. En el siguiente fragmento se evidencia la rabia del personaje frente al racismo estructural que normaliza el sufrimiento indígena:
¿Cuál es la diferencia que hay entre estos señores y los cholos e indios para quienes toda la miseria es considerada legítima a su condición de indios y cholos? Son ellos los que mueren, como tú dijiste una vez. No se puede en este mundo mantener por siglos regímenes que martirizan a millones de hombres en beneficio de unos pocos y de unos pocos que han permanecido extranjeros durante siglos en el propio país en que nacieron. ¿Qué ideal, hermano Cámac, inspira a nuestros dominadores y tiranos que consideran a cholos e indios de la costa y de la sierra como a bestias, y miran y oyen, a veces, desde lejos y con asco, su música y sus danzas en las que nuestra patria se expresa tal cual es en su grandeza y su ternura? (Arguedas, 2012),
El fragmento contiene una crítica profunda contra las estructuras del poder que han continuado por mucho tiempo, denunciando la carga de su sufrimiento provocada por la élite privilegiada obteniendo accesos de poder superior ignorando igualdades sociales ¿Que acciones deberían tomarse para erradicar la discriminación del país?
Lejos de constituir un espacio de rehabilitación, la cárcel se convierte en una réplica agravada de las dinámicas de poder y violencia que imperan en la sociedad. El texto busca sensibilizar a los gestores penitenciarios sobre cómo el abuso físico y político en los centros de reclusión del Perú perpetúa una lógica jerárquica opresiva que impide cualquier avance hacia una verdadera reinserción social. Tal cual se manifiesta el narrador: Los más nuevos, los que llegaban a diario, se veían obligados a aceptar el orden impuesto.
La jerarquía era clara: los presos comunes, los ladrones, y los más violentos tenían el control. El grupo de los políticos estaba marginado, excluido de cualquier tipo de protección. Había algo en su mirada, en su tono, que les colocaba automáticamente en una posición de debilidad. Los policías, a su vez, también sabían cómo aplicar esa desigualdad. En una ocasión, uno de los guardianes se acercó a un grupo de reclusos que discutía en voz baja sobre la situación de los políticos en la cárcel. Los miró con desdén y les dijo: ‘¿Acaso creen que aquí la política tiene algo que ver? Aquí lo que manda es la fuerza, y los que tienen el poder son los que saben pelear, no los que tienen ideas (Arguedas, 2012).
En este sentido, a partir de ello Arguedas indica cómo la cárcel se convierte en una micro sociedad donde impera la violencia como forma de soberanía. Dentro de esta, los recién reclutados, “los nuevos”, reflejan una debilidad que compromete su integridad física, mientras que los policías refuerzan esta estructura al validar la supremacía de los más agresivos. La frase «Aquí lo que manda es la fuerza» ejemplifica el desprecio hacia cualquier régimen ideológico o político. En este contexto es éticamente preocupante que dentro del ambiente penitenciario se imponga una jerarquía basada en violencia, intimidación y fuerza bruta, mientras se excluye a los individuos más débiles, donde se percibe la desigualdad, dentro de esta lógica de poder es posible que se anule cualquier tipo de equidad de la cual refleja la pérdida de dignidad humana. Por lo tanto, esto nos lleva a reflexionar sobre cómo, en nuestra sociedad, se valora más el conocimiento técnico o el dominio del lenguaje refinado como símbolos de poder.
En definitiva, «El Sexto» se erige como una advertencia imperecedera sobre los peligros de un sistema que castiga sin propósito y reproduce la desigualdad. La vigencia de sus temas, la profunda caracterización de sus personajes y la inmersión en un ambiente que desafía la dignidad humana, convierten a esta novela en una lectura esencial y conmovedora. Arguedas nos urge a la reflexión sobre la responsabilidad de las instituciones y la sociedad en la construcción de entornos que verdaderamente promuevan la justicia y la humanidad. Es una obra que todo administrador carcelario y ciudadano debería leer no como un simple relato del pasado, sino como una advertencia urgente: mientras no se transforme la lógica punitiva por una verdaderamente humanizadora, las cárceles seguirán siendo espacios donde se castiga la dignidad en lugar de rehabilitar al ser humano.
Referencias:
Arguedas, J.M(2012). El Sexto. Primera edición. Editorial Trilce
Letras Mundo. (2023, 23 de julio). Análisis literario exhaustivo de El Sexto, la obra maestra de José María Arguedas. https://letrasmundo.com/analisis-literario-exhaustivo-de-el-sexto-la-obra-maestra-de-jose-maria-arguedas/
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