Dime todo sobre ti, presiento que miradas diferentes son eternas. Fue lo último que pude percibir, pues odie su comentario inexplicable que solo me transportaba hacia mi mente en blanco, mientras nos recostábamos en mi cama, el me miró fijamente y me preguntó, ¿Qué es lo que buscas en mi?, volví a odiar su pregunta cuando el ignoro mi respuesta, mi mente escribió un libro y mi ser lo llevó al olvido.
Esa misma noche me olvide de él por completo, no soportaba su mente sobre la mía y libere a mi peor ser, la pesadilla se lo comió y su semblante se jodía de coraje y decepción, solo te digo la verdad le reclamé, su respuesta irreparable habló y dijo: «hubiese preferido vivir en la mentira como aquella vez que te vi». Su corazón se fragmentó en tan diminutos pedazos que ya no logré agrupar, no estábamos enamorados solo fue una visión que nos hizo ser como rosas muertas.
Estamos podridos, el llamo al florista y lo hizo todo el tiempo, envíala a la muerte, una docena de rosas muertas.
Ya no estaré ahí para darte lo que necesitas, no le respondí nada, el silencio lo arregló todo como si fuera fácil estar tranquila, lo acompañé hasta la salida, solo me dio la espalda a la vez que poco a poco lo sacaba de mi territorio que ahora estaba solo al igual que cualquier día. Te desearía lo mejor pero tú ya lo tuviste (mi mente señaló) dije shhh no puedo, mis recuerdos aún siguen manipulados por aquella persona, la culpa desaparecerá en poco. Me perdí en el sendero del que ahora ya olvide por completo.
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