Aquel día no imploró una decisión eterna,
De tu semblanza intrigante te acercastes con cautela,
Yo no era nadie para inmolar mi verbena,
De la misma raíz, que tu tradujiste como ajena.
Difícil fue la situación de encontrarnos a solas,
No estaba previsto llevarlo ahora,
dígase los momentos que uno cuestiona,
ante tu realeza, tu belleza. ¡Señora!.
Magico fue el tiempo de sentarnos a una visión,
una visión que representaba una fría fortuna,
mi presencia , amena, deslumbrado a la situación,
del evento, en el que quizás, pudiera alcanzar la luna.
Retiro involuntario de nuestro acontecimiento,
Salida apresurada sin rumbo de este suceso,
fria noche en un tibio acercamiento,
¡Que no diré si todo concluyera con un beso!…..
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