El nuevo LUJO: Tener tiempo para uno mismo

Durante años, el lujo se asoció con autos costosos, joyas, cenas exclusivas y viajes a destinos remotos. Sin embargo, algo ha cambiado. En un mundo acelerado, sobreconectado y lleno de ruido, el verdadero lujo ya no se mide en lo material, sino en lo invisible: el tiempo para uno mismo.

Hoy, tener una hora sin notificaciones, un desayuno sin prisas, un paseo sin destino, se ha vuelto casi un privilegio. Y no porque no tengamos tiempo —porque todos lo tenemos, aunque lo neguemos—, sino porque lo hemos hipotecado al deber, a la rutina, a la productividad constante. Nos cuesta desconectarnos del trabajo, de las redes, incluso de las expectativas que los demás han colocado sobre nosotros.

Pero cuando logramos frenar y estar presentes con nosotros mismos, ocurre algo poderoso. Volvemos a escucharnos. A preguntarnos cómo estamos de verdad, qué queremos, qué nos hace bien. Y es ahí donde nace el verdadero valor del tiempo personal: nos reconecta con nuestra esencia.

Este “nuevo lujo” no se trata de escapar del mundo, sino de volver a nosotros para enfrentar el mundo con más fuerza, más claridad, más paz. No es egoísmo, es autocuidado. No es pereza, es priorizar lo importante. Porque si no aprendemos a cuidarnos, a darnos espacio, a escucharnos… nadie más lo hará por nosotros.

En este 2025, quizás el regalo más valioso que podamos darnos no sea algo que se compre, sino algo que se decide: detenernos un momento cada día, para simplemente ser.

«Estad quietos, y conoced que yo soy Dios…»
— Salmos 46:10